viernes, 29 de diciembre de 2023

PIRINEO NOIR

Hace poco, no sé si P. o yo pronunciamos la palabra ominoso y, como buenos filóloga y librero, nos pusimos a darle vueltas a sus posibles significados. ¿No os pasa que ciertas palabras difíciles de definir proyectan imágenes muy claras en vuestra cabeza, o colores, o incluso sonidos? A mí me pasa con ominoso. Azul oscuro sucio casi negro. Una calle oscura de madrugada y la sombra de tres hombres acercándose por tu misma acera. La chirriante y rítmica música de cuerda de Psicosis, que lo mismo semeja las puñaladas que los gritos. Eso es ominoso para mí. Cualquier cosa sombría que prometa más sombra. Y eso es esta novela. 

La protagonista y narradora es una mujer que viaja con su marido a resolver un crimen. A eso se dedican ambos. A los asesinos en serie. Ella los estudia y él los atrapa. Y resulta que ha aparecido un posible caso en el pueblo del Pirineo aragonés del que ella salió huyendo de adolescente. Su intención inicial es acompañar a su marido al pueblo de sus pesadillas y, mientras él resuelve el crimen con su eficacia habitual, contribuir a su trabajo desde la habitación del hotel, como una detective victoriana. Sin embargo, en el fondo siempre ha sabido que acabaría metiéndose de lleno en todos los problemas, "en el fango de la muerte", hasta aclarar el asunto por sí misma. 

Esta es la historia de una espiral de obsesión en la mente de la protagonista que va creciendo y creciendo hasta hacerla perder el contacto con la realidad, la prudencia, la sensatez e, incluso, el instinto de supervivencia. Me ha recordado mucho a las novelas de Gillian Flynn, Perdida y Heridas abiertas, con sus mentiras y manipulaciones psicológicas y secretos turbios del pasado que les explotan a los personajes cuando menos se lo esperan. Y esas madres narcisistas, por favor: ("eso lo aprendí cuando era muy pequeña: si le daba la razón a mi madre, lo único que conseguía con ello era hacerla cada vez más y más grande, y yo sabía que, si ella crecía un poco más, tarde o temprano me haría desaparecer del todo"). Tiene todos los ingredientes del buen thriller psicológico: es perverso, retorcido y te acelera el pulso. Una novela de agarrarse al sofá. 


 

martes, 26 de diciembre de 2023

PALESTINA. DE LOS ACUERDOS DE OSLO AL APARTHEID

Abro las noticias y aparece el espanto. Cadáveres entre las ruinas de un bloque de viviendas. Rostros ensangrentados. Niños muertos. Mujeres alzando las manos a un cielo ennegrecido por el humo de las bombas. Hombres rotos, doblados en dos de dolor. Abro las noticias y leo sobre la necesidad de defenderse de Israel. Sobre su legítima defensa. Y le doy vueltas a la palabra. Legítima defensa. Hasta dónde llega la legitimidad. ¿Hasta la ley del Talión? ¿Ojo por ojo, diente por diente? ¿En 2023? ¿Es eso legítimo? En los países civilizados no respondemos a la muerte con más muerte. Y no solo porque lo consideremos inmoral, sino porque la violencia nunca se soluciona con violencia. No sólo es perverso, es que agrava el problema en lugar de resolverlo. ¿Por qué, entonces? ¿Por qué este octubre negro? ¿Por qué? 

Este ensayo fluido, ameno, documentado, riguroso y actualizado a septiembre de 2023, trata de responder a esta pregunta. Desde su fundación en 1948, Israel ha transmitido con éxito la idea de que su supervivencia como nación está en peligro. En peligro permanente. Y por lo tanto, considera que es su deber protegerse contra cualquiera que cuestione su identidad. Una identidad basada en su condición de víctima histórica que merece reparación y compensación. Una piedra lanzada por un chaval palestino a un tanque israelí no es solo una piedra. Es un ultraje. Es una herida abierta que conecta con las cámaras de gas de los campos de concentración, con las estrellas amarillas y el terror nazi. Y, por lo tanto, merece una respuesta ejemplar. Dentro de la lógica de esta identidad victimizada, responder a una piedra con una bala se vuelve un acto legítimo y preventivo. La ley del talión quedó muy desfasada en Israel. Desde la primera intifada en 1988, han muerto seis palestinos por cada israelí. Quién sabe qué proporcionalidad se buscará a partir de ahora para salvaguardar la supervivencia de Israel. 

Estos días se habla mucho de nuestro papel como espectadores de esta barbarie, si nos sentimos o no cómplices de lo que está ocurriendo. Y este libro explica muy bien cómo la comunidad internacional hace mucho que abandonó sus esfuerzos para resolver el conflicto, especialmente tras la retirada de Israel de Gaza en 2005 y el triunfo de Hamás en 2007, con el consiguiente bloqueo israelí de la franja. Desde entonces, parece que Estados Unidos y la Unión Europea se han limitado a aceptar la situación, con sus picos de violencia en aumento, esperando que sus generosas aportaciones de ayuda humanitaria a los palestinos compensaran su inacción ante la creciente presión israelí sobre los territorios ocupados. Unas aportaciones que, en una lógica perversa, han terminado subvencionando la ocupación, al reconstruir las infraestructuras dañadas y aportar los recursos que Israel niega a los palestinos sin exigir rendición de cuentas, liberando a Israel de su responsabilidad con la población civil como potencia ocupante. 

Uno de los aspectos más perversos del conflicto es el uso de la religión, y en concreto de la Biblia, como inspiración y fuente última de legitimación del colonialismo, la limpieza étnica, el apartheid y el asesinato masivo. Y es que sin mitos que respalden la superioridad de un grupo sobre otro es imposible sostener políticas criminales a gran escala con un apoyo mayoritario de la población. El derecho divino a bombardear Palestina es un argumento cada vez más usado por la política de ultraderecha de un gobierno israelí cuyo objetivo real es expulsar a los palestinos de Israel de forma definitiva e instaurar finalmente un país basado en la idea de homogeneidad étnica. Un país de judíos hecho por y para los judíos. Los paralelismos con las políticas raciales del apartheid Sudafricano o del Tercer Reich son estremecedores. 

¿Qué va a pasar con Gaza cuando cesen los bombardeos? ¿Qué va a ser de los palestinos? ¿Hamas resistirá como grupo terrorista? ¿Y como ideología política? ¿Cómo se podrá encaminar la convivencia pacífica después de setenta y cinco años de violencia planeada y de este estallido de atentados y asesinatos masivos?

Pongámonos en el mejor de los casos soñados: imaginemos un alto al fuego, unas nuevas conversaciones de paz, la creación de un estado palestino reconocido por Israel con su soberanía y sus fronteras, Gaza y Cisjordania conectadas libremente, con gobiernos democráticos y sin injerencias israelíes, una renuncia explícita a la violencia por ambas partes y Jerusalén como capital compartida, y todo lo necesario para una convivencia pacífica. Bien, aunque es una idea utópica hoy en día, si se alcanzara nuestra civilización daría un paso adelante de gigante. Pero me resulta inevitable preguntarme: ¿qué pasaría con el odio al otro en ese paraíso? ¿Cómo encajan los decenas de miles de heridos con sus secuelas de por vida? ¿Cómo se reparan setenta y cinco años de exilio y desarraigo, de humillaciones y bombardeos, de desprecio y expropiación? ¿Cómo se convence a la militarizada población israelí de que reconocer la humanidad de los palestinos y convivir en paz con ellos es la única manera de asegurar para siempre su supervivencia como nación? ¿Qué se hace con el odio al otro en ese paraíso si para unos es la única forma de mirar a sus ocupantes y para otros es la armadura con la que protegen su identidad colectiva? ¿Qué se hace con las secuelas de cuatro o cinco generaciones que han ido acumulando trauma sobre trauma y que no saben lo que significa vivir en paz?

Los israelíes viven atrapados por gobiernos que defienden una espiral de odio y violencia supremacista que solo conduce a más violencia. Y los palestinos ya no aspiran a que el mundo les reconozca su humanidad, es la humanidad del resto del mundo la que cuestionan. En el mejor de los casos posibles, el trabajo de reparación de la convivencia va a ser ingente. Cuanto antes nos pongamos a ello, israelíes, palestinos y el resto de la comunidad internacional, antes podremos volver a mirarnos en el espejo de nuestra humanidad y reconocernos como iguales. 




miércoles, 20 de diciembre de 2023

NUESTROS DIEZ FAVORITOS 2023

Siempre nos han atraído especialmente las literaturas de otros países y por eso nuestras recomendaciones tienden a ser de escritoras y escritores extranjeros. Este año, seis traducciones y cuatro originalmente en español, con un especial enfoque en la calidad literaria y en el compromiso social para denunciar injusticias y proponer alternativas constructivas. Hay novelas, un libro de viajes, un ensayo social, un libro testimonio de no ficción y una novela juvenil que no puede ser más universal. De nuestro país viajamos a los Estados Unidos de los años cincuenta, a la Toscana de los Medici, a la India colonial, a los Pirineos durante las guerras de los años treinta y cuarenta, a la Argentina de la dictadura, al Congo actual a través de su río, sin olvidarnos de explorar el Madrid periférico de los años ochenta y noventa.

Lo decimos siempre, pero no está de más recordarlo: pensamos que jerarquizar el gusto es un despropósito. Así que nuestra lista de favoritos, año tras otro, no sólo no es jerárquica (tan bueno es el primero como el décimo) sino que ha estado cambiando hasta el último momento y seguirá cambiando a partir de enero, a medida que vayamos enamorándonos de nuevas lecturas.

Aquí están, por méritos propios, nuestros diez favoritos de 2023. 
¡Cosecha Benedetti!



1. El retrato de casada, de Maggie O'Farrell (Libros del Asteroide, 23,95€).

Estamos a mediados del siglo XVI y Lucrezia de Médicis es una niña noble de imaginación desbordante. Frenética, hiperactiva. Desbocada, llena de temores extraños. Ve tesoros en cualquier detalle y significados ocultos en cualquier historia. Como en Hamnet, la anterior novela de O'Farrell, esta historia rezuma la viveza, inmediatez y cercanía en la descripción de la vida cotidiana, de las mujeres en la cocina, del roce de los vestidos de las señoritas bajando por las escaleras hacia su clase de historia y de latín. Y vives cada instante con una intensidad que pone la piel de gallina. El retrato de casada es un libro como una cajita valiosa donde se guardan palabras secretas, palabras que nos hablan a nosotros, en voz baja, y nos dicen cosas que no sabíamos, que ni siquiera sospechábamos, con imágenes engarzadas de una belleza que nuestros ojos nunca habían visto. 


2. Lecciones de química, de Bonnie Garmus (Salamandra, 21,00€).

Estamos en los años cincuenta en California y la vida no es fácil para las mujeres. Especialmente, para las mujeres científicas que quieren estudiar en la universidad y trabajar en laboratorios, igual que sus colegas hombres. 
Este es un libro feliz. Y, como todo buen libro feliz, está lleno de desgracias. Porque ¿qué es la felicidad sino el contraste con lo que duele, la luz que emerge del dibujo y solo se ve porque a su lado hay un color oscuro que la hace aparecer? Está lleno de desgracias, pero contadas todas ellas con estoicismo y un punto de ternura, con ironía y rabia, con ganas de cambiarlas, incluso las más inamovibles. Porque, como Elizabeth Zott sabe muy bien, la química es transformación y la vida es química.



3. El pacto del agua, de Abraham Verghese (Salamandra, 24,00€).

Esta es una novela para detener el tiempo, sentarse tranquilamente, una tarde de frío, en el lugar más cómodo de la casa, y dejarse llevar tranquilamente por su corriente imparable. Comienza en Kerala, en la costa de las especias, al sur de la India, a principios del siglo XX. Y cuenta la evolución de la India colonial desde el punto de vista de un aspirante a cirujano inglés y de una matriarca india inolvidables. 
Al igual que Hijos del ancho mundo, la anterior novela de Abraham Verghese, El pacto del agua es delicado, evocador y jocoso. Y, como aquel, uno de sus temas centrales es la práctica de la medicina, y los vínculos profundos y duraderos que se establecen entre las personas cuya vida depende de la suerte y de la genética, y aquellas médicas y médicos que ofrecen sus manos y su conocimiento para dignificar sus vidas y aplacar su dolor. 



4. La mala costumbre, de Alana Portero (Seix Barral, 19,00€).

Hay una niña que juega a enredar alrededor de su índice los mechones ensortijados de la mujer sentada delante de ella en el transporte público. Es una niña que tiene miedo de que sus padres dejen de quererla si descubren el secreto que esconde. Es una niña que no es enteramente ella, que sufre cuando su madre la abraza y la llama "mi machote" con orgullo. Que baila canciones de Madonna como si estuviera emitiendo señales luminosas en la oscuridad, "sacudidas de libertad que lanza al cielo esperando, asustada y esperanzada que alguien sepa descifrarlas". Una niña que sueña con fundirse en ese reino de las mujeres en el que siempre encuentra un lugar seguro. Este libro me ha acogido como un lugar seguro. Es una hermosura con sabor a revolución. De esas que producen gratitud y brazos abiertos y curan cosas que uno ni siquiera sabía que dolían.



5. Menos es más, de Jason Hickel (Capitán Swing, 23,00€). 

No crecer. No tratar de vender cada día más libros como sea. No aspirar a acumular cada año más dinero. No ampliar la empresa. No invertir en publicidad. No "optimizar" mejor los estantes para poner más libros de cara y menos de canto y, reduciendo el stock, vender más bestsellers. No anteponer nunca el beneficio al contenido del producto que lo produce. No ponerse objetivos de ventas. No crecer. Qué disparate, ¿verdad? Papá capitalismo se llevaría las manos a la cabeza. Papá capitalismo quiere que crezcamos sin parar. Nos ha inculcado un apetito voraz. Nos ha enseñado que ese apetito es saludable. Necesario. ¡Imprescindible para la prosperidad del mundo entero! Pero es un apetito que nos va a matar. Y la única forma de sobrevivir es acabando con la bestia. 
El ensayo del año. Y de los que vienen. Acabar con el crecimiento a ultranza es uno de los retos más transversales y decisivos que tenemos por delante. Y no nos queda otra que asumirlo, porque nos va la vida en ello. 



6. Tu nombre no es tu nombre, de Federico Bianchini (Libros del K.O., 18,90€).

¿Qué sentirías si te dijeran que tu nombre no es tu nombre, que tus padres no son tus verdaderos padres, que tu origen es una mentira, que tu fecha de nacimiento es falsa, que esa mujer y ese hombre a los que llamas papás, esos que te cuidaron, te educaron y te amaron, y te siguen queriendo hoy como desde el primer día, fueron cómplices del secuestro y del asesinato de tus verdaderos padres y te adoptaron robándote tu identidad?
Esto es lo que le dijo un juez en el año 2000 a una chica de veinte años llamada Mercedes Landa. Y, reconstruyendo este caso particular, Federico Bianchini ha escrito un libro sobre los crímenes de la dictadura argentina y sobre cómo el terrorismo de estado no solo mata sino que hiere la memoria y la identidad de las personas. 
 


7. Maddi y las fronteras, de Edurne Portela (Taurus, 20,90€). 

Durante la primera guerra mundial, la frontera vasca vio cómo hombres franceses la cruzaban de noche para huir del reclutamiento obligatorio. Apenas veinte años después, la migración iría en sentido contrario y serían los españoles los que se refugiarían en Francia de las bombas y la represión franquista. Y de nuevo, inmediatamente, la dirección volvería a cambiar y las bordas españolas volverían a ser refugio (refugio precario y peligrosísimo por la sintonía entre España y la Alemania nazi) de miembros de la resistencia y combatientes aliados tras la ocupación. Y Maddi siempre estaba ahí. Desde el mostrador de su hotel, ofreciendo cobijo a resistentes y pasando a clandestinos por una frontera cada vez menos porosa.
Esta novela reconstruye la historia real de una mujer asombrosa con un lenguaje cautivador que te atrapa y no te suelta. 


8. Quijote en el Congo, de Xavier Aldekoa (Península, 19,90€). 

Navegar el Congo es como salir a luchar contra gigantes. Morder el polvo y volver a levantarse. Y volverse a caer en un mundo que parece detenido por una belleza salvaje salida de otro mundo, de una canción. O de una gesta de caballería. Navegar el Congo es detener el tiempo, o acelerarlo si la muerte asoma el hocico. Porque la muerte siempre está rondando, ya sea en carreteras impracticables, en selvas controladas por grupos rebeldes o en corrientes asesinas del río que te atacan como serpientes. Y los gigantes nunca vuelven a su forma de molinos, aunque sí que se pueden amansar muchas fieras si uno sabe cómo. Y Xavier Aldekoa suele saber cómo. Con un ejemplar de El Quijote a cuestas (grandes viajes requieren grandes libros), el autor se propuso navegar todo el río Congo, desde su nacimiento en el centro de África hasta su desembocadura, 4.700 kilómetros, algo así como de Lisboa a Moscú.
Y esta es su historia. 


9. Octubre, Octubre, de Katya Balen (Errata Naturae, 20,00€). 

Llorando a lágrima viva. Así he terminado las últimas páginas de esta preciosidad de novela, todo un descubrimiento y un sorpresón y la mejor de las noticias posibles para este buscador de tesoros literarios que llevo dentro. Y de eso va la historia, de buscar tesoros. En las orillas de Támesis y en lo profundo de los bosques. En la mirada de una lechuza y en el olor de la nieve antes de caer. De eso, y de la vida salvaje y de cómo duele domesticar cada instinto, impulso y sensibilidad que llevamos dentro. 
Cuando terminé el primer capítulo cerré el libro y pensé: un solo capítulo leído, uno solo, y madre mía, por favor ¿pero qué maravilla es esta? Entre las hojas latía un corazón y crujía el hielo y una lechuza me miraba con ojos de descubrir tesoros y dejarte sin respiración. Esta novela es poética, intensa, de una sencillez preciosísima.


10. El abismo del olvido, de Paco Roca y Rodrigo Terrasa (Astiberri, 25€).

Decía Mario Benedetti que "el olvido está lleno de memoria", y este cómic de Paco Roca y Rodrigo Terrasa viene a corroborarlo: por más que se intente enterrar la violencia y la infamia con mentiras y olvido, la verdad siempre pugna por salir a la luz. Los seres humanos vivimos porque recordamos, nuestra memoria es nuestra identidad. Y este cómic cuenta la historia de una mujer y su búsqueda por restaurar la dignidad de su padre, asesinado en 1940 y enterrado en una fosa común, destino que compartió con decenas de miles de republicanos represaliados en los inicios de la dictadura. Como todo lo que hace Paco Roca, este cómic es un derroche de humanidad y compromiso. Una joya. 









lunes, 18 de diciembre de 2023

NUESTROS DIEZ FAVORITOS INFANTILES 2023

Niñas y niños, aquí llegan nuestros diez favoritos infantiles. Diez nuevas aventuras publicadas este año que nos regalan momentos muy locos, muy bonitos y muy especiales para empezar el 2024 con toda la ilusión del mundo.
 

En nuestros diez favoritos desfilan abuelas piratas y abuelas dinosaurios, colores que quieren liberarse de las emociones que les adjudican, un niño mariposa y un pingüino disléxico y una niña aventurera y un pelín indecisa y dos gaviotas inseparables que encuentran una nueva bandada inesperada,  ¡y mucho, mucho más!

Niñas y niños, preparaos, porque este año os volvemos a llevar de viaje por los mundos de fantasía y realidad que pueblan nuestros diez favoritos infantiles.

¡Cosecha Benedetti!


1. Barbabuela, de El Hematocrítico y Eugenia Ábalos (Nórdica, 17,95€). 

Quizá, joven grumetillo, estés preparado para mirar sin temblar el barco pirata más temido de todos los mares. Quizá, intrépida marinera, puedas entrar en El Temido y ver a toda la aterradora tripulación sin que te tiemblen las rodillas y sin que los dientes se te pongan a tocar las castañuelas dentro de la boca. Pero de lo que estoy casi casi seguro es que nada en el mundo os ha preparado para enfrentaros a la visita imprevista que un funesto día recibe el fiero, el terrible, el malvadísimo capitán Barba Mala: ¡su abuela!
Este cuento del Hematocrítico es una delicia de inventiva y humor, como todo lo que hacía el autor.
Con este cuento como bandera, y su irreductible humor como barco, nuestra intención es formar una alianza de abuelas piratas para celebrar su legado.  


2. El rojo no está enfadado, el azul no está triste, de Alicia Acosta, Luis Amavisca y Anuska Allepuz (Nubeocho, 15,90€). 

Pues no, claro que no. El rojo no está enfadado ni el azul está triste. Los colores expresan emociones de una forma libre, y cada uno los puede entender a su manera. Y ellos mismos, los propios colores, pueden explicar mejor su libertad que cualquiera. 
Un día, Osa, Ciervo y Ardilla están disfrutando de una tranquila tarde en el bosque cuando aparece su amigo Zorro. Ay, pobrecito, le dicen, qué te pasa, seguro que hablando te encuentras mejor, cuéntanos. Pero ¿qué ocurre? ¿Por qué me decís esas cosas? -pregunta Zorro extrañado. Porque estás vestido de azul. ¡Llevas el color de la tristeza!
El color de la tristeza. ¿Qué color es ese? 
Un álbum muy muy divertido para entender que los colores pueden expresar muchas emociones distintas. Tantas como queramos.  


3. La gran ballena, de Benji Davies (Andana, 15,90€).

Hablemos de cosas bonitas. De historias bonitas. 
Hablemos de ballenas y niñas que las miran. De una casa al borde del mar y una abuela que cuenta historias. 
Hablemos de un día lejano, hace mucho mucho tiempo, en el que una niña conoció a una ballena y se hicieron amigas. La niña tocaba la flauta y la ballena cantaba. Y hubo una tormenta muy grande muy grande y la niña tuvo que marcharse en un barco muy grande muy grande rojo y azul que podía con todo.
Hablemos de abuelas que cuentan una historia y de repente todo mejora.
Hablemos de historias, de historias bonitas. 
Historias como esta. 


4. El aleteo de la mariposa
, de Mariona Cabassa y Soledad Romero Mariño (Zahorí, 17,50€).

Este bellísimo álbum ilustrado muestra el antes y el después de muchos procesos naturales. Enseña que todo lo que existe en el universo es consecuencia de algo que ocurrió antes. Las cosas están conectadas a su pasado y a su futuro, como lo están la semilla al árbol, la herida a la cicatriz y la muerte a la vida. El aleteo de la mariposa se puede sentir al otro lado del mundo. Todo está unido por un hilo invisible que viaja a través del tiempo y nos moldea como somos. 

El aleteo de la mariposa es un canto a la naturaleza, un homenaje a todo lo que vive y muere y nos rodea. Y una belleza de libro cuyas ilustraciones invitan a soñar despiertos. 



5. Abuelasaurio, de David Walliams (Beascoa, 16,95€).
¿Quién quiere irse a la cama? ¡Es lo más aburrido del mundo! Las luces se apagan, los colores se van, el mundo se queda callado y quieto y la diversión se aleja como un tren en la noche. ¡No mola nada irse a dormir! 
A menos, claro está, que quien te lo proponga sea tu abuela. Y diga: ¡Soy tan mayor y tan grande como los dinosaurios, soy una abuelasaurio! ¡Así que más vale que te vayas corriendo a la cama! ¡Grrr! Y ahí sí que nos ponemos a correr, ¿verdad? Subimos las escaleras de tres en tres, nos zambullimos en el pijama, nos arrebujamos bajo las mantas y nos quedamos atentos con los ojos como platos a los rugidos que suben del piso de abajo: "La abuelasaurio se muere de hambre. ¿Hay por aquí algún niño tierno y jugoso que esté todavía despierto?".


6. Siempre inseparables, de Caron Levis y Charles Santoso (Muákala, 23,70€).

Clepetán y Malena son dos cigüeñas que siempre van juntas. Cada otoño migran desde Europa hasta Sudáfrica con su bandada para pasar la siguiente estación en un lugar soleado y cálido. Y se preparan repasando la ruta y practicando cómo mantener el rumbo durante las tormentas. Son exploradoras valientes. Y siempre inseparables. 
Hasta que un día Malena resulta herida, sin que se explique muy bien por qué. Y todos sus planes de migración saltan por los aires. ¿Cómo volverá a su nido para descansar y reponerse? ¿Cómo volará de vuelta al cálido verano del hemisferio sur cuando el otoño dore las hojas y enfríe la tierra? 


7. Güinpin, de Barbara van den Speulhof y Henrike Wilson (Lóguez, 16,00€).

Muy, pero que muy lejos de aquí, un día vino al mundo un bebé pingüino que era distinto al resto. "Yo también sé limarme las paletas", dijo el pequeño pingüino al ver que los demás se limpiaban las aletas. "Y también visto de banco y negro", añadió.
"¿Y a ese que le pasa?", exclamaron los otros pingüinos muertos de risa. El bebé pingüino se puso cada vez más triste. ¿Qué podía hacer para que no se burlaran?
Hasta que por fin tuvo una idea: "¡Me varcho de miaje!", anunció, pero no creyeron que pudiera irse de viaje él solo.
¡Pero vaya si lo hizo!
Un álbum ilustrado sobre el cariño y la diferencia, sobre la curiosidad y la sorpresa.


8. Mariposa, de Marc Majewski (Ekaré, 16,95€).

Esta es la historia de un niño mariposa. Un niño que vuela. Cuando abre sus alas, brinca y gira. Salta y revolotea. 
Algunos no lo entienden. Algunos se ríen. Otros le pegan. Destruyen sus alas. Se ríen. Señalan. 
El niño mariposa vuelve a casa. A su habitación. Allí se siente seguro. No necesita a nadie. Allí solo está él. Allí puede ser él. 
Entonces...
Entonces entra su papá. Y recoge sus alas rotas. Dice vamos a empezar. Y la magia renace. 
Qué cantidad de cosas se pueden decir con tan pocas palabras. Este cuento lleno de flores y alegría habla de la importancia de ser uno mismo y el regalo que es tener padres que te alienten. 


9. Trébol, de Nadine Robert y Qin Leng (Corimbo, 19,50€).

Alrededor de la granja de Trébol hay muchas cosas que hacer, desde recoger arándanos en el bosque hasta caracoles en el río. Pero tomar decisiones, incluso elegir algo que hacer, es una gran fuente de duda para la joven Trébol. Un día, la cabrita Peonía se aleja demasiado de la granja y Trébol tendrá que aprender a actuar con rapidez y decisión.
Este es un cuento largo dividido en capítulos que cuentan las aventuras de Trébol por el bosque. Con una ilustración encantadora que parece sacada de otra época, Trébol nos enseña que si seguimos a nuestro corazón, encontraremos de un modo u otro el camino correcto. 



10. Escucha la música, de Mary richards y Caroline Bonne Müller (Edebé, 23,00€).

Y, para terminar, el cuento más interactivo de nuestra cosecha. Un álbum preciosamente ilustrado que invita a viajar en el tiempo con tus oídos por la historia de la música. Nos enseñar a disfrutar de las melodías de ensueño de Mozart, de los bailes en el carnaval de Río y a contagiarnos del ritmo del ragtime de Scott Joplin. Pulsando en las notas de cada página, escucharás obras increíbles y descubrirás qué músicos e instrumentos hay detrás.









viernes, 15 de diciembre de 2023

SIEMPRE INSEPARABLES

Este es uno de los álbumes infantiles más bonitos y conmovedores que he leído este año. Debo reconocer que siento una fascinación y un cariño especiales por las aves migratorias. Desde que vi el documental Nómadas del viento, hace como veinte años, se me quedó grabada esa imagen de esfuerzo, constancia y energía inagotables de las aves que cruzan todo el planeta de norte a sur y vuelta buscando esquivar la dureza de las estaciones y subsistir en hábitats más amables. Y tengo la suerte, cada otoño, de escuchar y ver bandadas de aves volar en uve contra el viento y graznar sin pausa por encima de mi casa, algo que siempre me hace sacar la cabeza por la ventana y decirle a P. ¡mira, mira! y sonreír como un niño ante una maravilla asombrosa de la naturaleza. 

Clepetán y Malena son dos cigüeñas que siempre van juntas. Cada otoño migran desde Europa hasta Sudáfrica con su bandada para pasar la siguiente estación en un lugar soleado y cálido. Y se preparan repasando la ruta y practicando cómo mantener el rumbo durante las tormentas. Son exploradoras valientes. Y siempre inseparables. 

Hasta que un día Malena resulta herida, sin que se explique muy bien por qué. Y todos sus planes de migración saltan por los aires. ¿Cómo volverá a su nido para descansar y reponerse? ¿Cómo volará de vuelta al cálido verano del hemisferio sur cuando el otoño dore las hojas y enfríe la tierra? 

Esta es una historia sobre las familias que uno se encuentra por la vida y que, a menudo, son tan importantes como la de nacimiento. Sobre la generosidad y la ayuda en tiempos de dificultad. Sobre bandadas que adoptan en su seno a especies particulares que no saben volar. Y sobre el vínculo irrompible que sostiene las alas malitas de Malena y mediante el que comparte con Clepetán plumas, chistes, nubes y cuentos a través de las estrellas. 






miércoles, 13 de diciembre de 2023

EL PACTO DEL AGUA

Esta es una novela para detener el tiempo, sentarse tranquilamente, una tarde de frío, en el lugar más cómodo de la casa, y dejarse llevar tranquilamente por su corriente imparable. Comienza en Kerala, en la costa de las especias, al sur de la India, a principios del siglo XX. Cuenta la historia de una niña a la que casan con doce años. Pero aquí no se trata de la tragedia típica, del sometimiento habitual de las mujeres que nos lleva tanto tiempo indignando que a menudo ya ni nos escandaliza. Aquí se trata de otra cosa. de un hombre que calla y espera, porque sabe reconocer la diferencia entre una niña y una mujer. Aquí se trata de encontrar preguntas por debajo de las respuestas habituales, de escuchar el rumor del agua, que lo envuelve todo, y de mirar alrededor siempre con ojos de asombro. 

Al igual que Hijos del ancho mundo, la anterior novela de Abraham Verghese y uno de mis libros favoritos de todos los tiempos, El pacto del agua es delicado, evocador, jocoso. Y, como aquel, uno de sus temas centrales es la práctica de la medicina. Y los vínculos profundos y duraderos que se establecen entre las personas cuya vida depende de la suerte y de la genética, y aquellas médicas y médicos que ofrecen sus manos y su conocimiento para dignificar sus vidas y aplacar su dolor. 

Esta es una historia poderosa que avanza aparentemente mansa, pero implacable. Tiene un ritmo profundo, a tierra y a vida y a naturaleza irrefrenable, un ritmo interno que solo se percibe cuando uno le dedica el tiempo necesario, la atención y la tranquilidad necesarias, para poder percibirlo. Si uno lee a trozos cortos, se pierde la verdadera melodía de esta novela, que se despliega sutilmente, por debajo de todas las peripecias que cuenta. La melodía del agua, de su rumor y su violencia, de la vida que regala y que arrebata, del don que trae y la maldición que a veces esconde. 





lunes, 11 de diciembre de 2023

MUJER, VIDA, LIBERTAD

Todo movimiento revolucionario merece el homenaje de un gran libro, y la revolución del velo en Irán ya tiene el suyo. Marjane Satrapi, la célebre autora de Persépolis, uno de los más grandes cómics de la historia de la literatura, ha reunido en este volumen a diecisiete de las mejores autoras y autores de cómic, junto con tres especialistas en la sociedad iraní, para retratar de forma magistral la terrible situación de opresión que viven las mujeres en Irán y su lucha constante por la libertad. Una lucha que es la de todos. 

La historia de la revolución del velo comienza el 16 de septiembre de 2022. La policía de la moral arrestó a una joven de veintidós años llamada Mahsa Amini por llevar, según dijeron, el velo mal puesto. La pegaron y pegaron en la cabeza, el lugar del delito, hasta dejarla en coma. Murió a los tres días. Su muerte desató una oleada de protestas en todo el país nunca vista en las últimas décadas que se transformó en una revolución feminista que hasta los hombres empezaron a apoyar. Había hartazgo, había ira, había una historia de casi medio siglo de sometimiento que las mujeres querían desterrar al olvido de la infamia. 

Este libro explica lo que ha pasado en el último año largo en Irán: la chispa de la revuelta, las manifestaciones en las que a menudo las mujeres y los hombres se juegan la vida, el infierno de las cárceles, la esperanza de los jóvenes, las confesiones bajo tortura, la guerra de bulos del gobierno, la resistencia pese a todo. Pero también nos lleva a la historia más reciente, porque la violencia contra las mujeres llevan siendo estructural desde finales de los años setenta en Irán. Y es un canto de esperanza por un futuro de mayor y mayor resistencia, de revolución triunfante que ojalá logre acabar con ese régimen criminal que niega los derechos más básicos a la mitad de la población mientras que sojuzga a la otra media con una dictadura sostenida mediante mentiras descaradas. 

Este cómic es el homenaje colectivo a una lucha colectiva. Porque esto no trata solo de los derechos de las mujeres. Aquí luchamos por los derechos de todas las personas. "En Irán, como en todas partes, las mujeres luchan no solo para liberarse a sí mismas, sino también para ayudar a los hombres a escapar de la casa-cárcel levantada por su chovinismo". El día en que la mayoría de los hombres y mujeres entiendan que el feminismo nos dignifica como personas, nos salva de la violencia y nos permite vivir en paz, ese día recogeremos los frutos de esta lucha diaria y diremos: ha merecido la pena. Hasta entonces, puño en alto y a seguir en la trinchera. 





lunes, 4 de diciembre de 2023

UNA ESTELA SALVAJE

El amor y la pérdida. 
El asombro y la pena. 
La alegría y el desgarro. 
Dos impactos, uno de luz y otro de oscuridad, llegan a la vida de la autora con su ímpetu y su carácter de eternidad para quedarse y para, increíblemente, mezclarse como colores en una paleta y fundirse en uno nuevo, cambiante, voluble, complejo, hecho de una hermosísima e irreductible vulnerabilidad. 

Kathryn Schulz conoció a su pareja pocos meses antes de que muriera su padre. Y este libro cuenta la historia de cómo el enamoramiento y el duelo se mezclaron en su vida de formas imprevisibles. La primera parte me ha parecido una preciosa carta de amor a un padre maravilloso. Un judío benévolo y políglota, sencillo y fascinante. Un planeta medio que atrae a su órbita a todo con el que se cruza. Un hombre que encarnaba a la perfección el personaje del profesor distraído: memoria prodigiosa, curiosidad insaciable, escaso sentido de la orientación y del tiempo y una "sublime despreocupación por el mundo físico cotidiano". Kathryn Schulz tuvo un padre excepcional. Y este libro es su homenaje, una vela que ni siquiera tiene que encender porque él solo con su recuerdo ya la mantiene iluminada. 

Y también es un homenaje al amor como descubrimiento. Como hallazgo inesperado que llena la vida de asombro y la ensancha hasta límites inimaginados. El amor como la alegría infantil de descubrir cada día un pedacito del mundo y apropiárselo, la alegría loca de sentirse parte de algo tan maravilloso que casi duele, de romper todas las reglas, hasta aquellas que ni siquiera imaginaba que existieran, que se está saliendo de todos los márgenes, de todas las tradiciones y supuestos y corsés de las educaciones tradicionales. 

El enamoramiento y el duelo parecen opuestos. Pero a veces pueden compartir ciertas características. Por ejemplo: ambos se suelen percibir como una especie de paréntesis, una pausa en el orden normal de las cosas. Los enamorados y los dolientes viven en una burbuja de tiempo detenido, hipersensibles a los estímulos, concentradísimos en los volubles movimientos de una sola persona que, físicamente o en el recuerdo, ocupa todo el espacio de su atención. El enamoramiento y el duelo son dos misterios, dos impactos que con el tiempo se mitigan, pero cuyas ondas concéntricas a menudo nunca llegan a desaparecer del todo, alterando para siempre la superficie de nuestra vida. Dotándola de algo preciso y precioso que antes no tenía, y de la que ya nunca imaginaremos querer prescindir. 

Hace poco escuché a una mujer decir, complacida, que su marido y ella estaban siempre de acuerdo en todo y que opinaban igual. Qué cosa más triste, pensé. Uno está pensando por los dos y no se dan cuenta. Y luego, qué aburrimiento, ¿no? Qué falta de estímulo, de hallazgo, de motivación para hablar de lo que sea. ¿Cómo se sostiene una simple conversación si no hay una mínima divergencia en los puntos de vista? ¿Cómo se aprende algo? ¿Cómo se preserva la identidad, la cordura incluso, si no hay nada en tu pareja que pueda sorprenderte?

Sobre la vida como aprendizaje en el asombro trata también este libro, sobre mirar la vida y el amor y el duelo como los niños miran las estrellas fugaces, esas estelas salvajes de luz que van de la oscuridad a la oscuridad, del misterio al misterio, prometiendo una luz donde no la hay. Trata sobre las cosas que perdemos, la cantidad asombrosa de cosas que perdemos a lo largo de toda una vida. Y sobre las cosas que encontramos, a veces, cuando menos nos lo esperamos. 

Hay ciertas pérdidas que son muy impactantes, pero no porque desafíen la realidad, sino porque la desvelan. Nos confrontan con algo que nunca habríamos esperado, con una avalancha de emociones nuevas, con una nueva forma de mirar, a través de una carencia, lo que siempre habíamos mirado. Nadie vuelve a la misma casa después de despedir para siempre a un ser querido. Tu casa es otra. El mundo es otro. Algo ha cambiado. Una parte de la realidad, de nuestra condición mortal, se ha desvelado por fin. Y nuestra mirada se ha ensanchado. 

Al igual que cuenta Delphine Horvilleur en Vivir con nuestros muertos, lo que queda de las personas que hemos perdido vive en nosotros. Y cuando ya no quede nadie que los recuerde, desaparecerán del todo para siempre. Es inevitable. Sabemos que va a pasar. Y por eso aterra pensarlo. Y por eso es tan importante cuidar su memoria. Nuestros recuerdos son su alimento. Contar anécdotas graciosas de nuestra vida compartida. Batallitas de hace mil años. Cuidar la memoria como quien saca brillo a un jarrón de porcelana, como quien afina un clave, clavija a clavija. Somos artesanos de una memoria íntima, colectiva, hecha de amor que confía en nosotros para no desaparecer. 




viernes, 1 de diciembre de 2023

BARBABUELA

Quizá, joven grumetillo, estés preparado para mirar sin temblar el barco pirata más temido de todos los mares. Quizá, intrépida marinera, puedas entrar en El Temido y ver a toda la aterradora tripulación sin que te tiemblen las rodillas y sin que los dientes se te pongan a tocar las castañuelas dentro de la boca. Pero de lo que estoy casi casi seguro es que nada en el mundo os ha preparado para enfrentaros a la visita imprevista que un funesto día recibe el fiero, el terrible, el malvadísimo capitán Barba Mala: ¡su abuela!

Bestia Parda, Mano Pocha, Jack Salvaje y el mismísimo Barba Mala no salen de su asombro. ¿Será real? ¿Será verdad que en esa barquita la que viene es la abuela del capitán? 

¡Hola, Luisito!, saluda ella tan contenta. ¿Cómo es que te llaman Barba Mala? Aunque la verdad es que no me extraña. "Qué cosa más extraña y peluda... ¡Con la carita bonita de bebé guapo que tiene mi Luisito!"

Y vaya guerras las que les esperan a los piratas con tamaña compañía. La primera, contra la risa, porque la abuela es despiadada y no avisa cuando ataca con toda su batería de ñoñerías y bromas. La segunda, contra la decoración, porque los barcos piratas ya se sabe que son muy sosos y parece que están pidiendo a gritos una plantita por aquí, un tapetito por allí, unos gatitos de porcelana en la repisa de allá... Y la tercera... ¡La tercera es contra el mismísimo kraken!

Y es que la abuela de Luisito, digo, de Barba Mala, no es una abuela cualquiera, claro que no. ¡Es Barbabuela!

Este cuento del Hematocrítico es una delicia de inventiva y humor, como todo lo que hacía el autor. Se publicó en mayo de este año y lo vamos a cuidar a partir de ahora como las cosas bonitas y felices que nos regalaron las personas que ya no están con nosotros para compartirlas. El Hematocrítico, AKA Miguel López, murió repentinamente esta semana provocando una ola de ternura que solo dejan las personas extraordinarias en su generosidad y sencillez. Con este cuento como bandera, y su irreductible humor como barco, nuestra intención es formar una alianza de abuelas piratas para celebrar su legado.  




miércoles, 29 de noviembre de 2023

NATURALEZA, CULTURA Y DESIGUALDADES

Los que más tienen, más deben aportar. No sé cuándo aprendí esto, pero se me quedó grabado hace mil años, junto a las cosas básicas de las conductas humanas como saludar y despedirse y tratar a las personas como iguales. Parece una perogrullada, pero no siempre lo es. Un ejemplo: vamos a comprar un regalo entre dos que cuesta 12€ y yo tengo el triple de recursos que la otra persona, por lo tanto, según mi lógica, yo pondré 9€ y la otra persona pondrá 3€. Esa es mi idea de equidad, y procuro practicarla siempre que puedo y que considero que va a ser bien aceptada. Es lo que considero justo. A mí me parece de cajón. Pero no todo el mundo piensa lo mismo. 

He pensado en estas formas de aplicar la equidad a la vida cotidiana al leer este pequeño ensayo de bolsillo de Thomas Piketty. Es verdad que proponer la equidad en lugar de la igualdad requiere a veces desafiar enseñanzas incrustadas muy profundamente en nuestras conductas, desafiar lo que consideramos que es correcto. Pero sin esos desafíos lo más probable es que siempre acabemos volviendo a los mismos patrones de desigualdad de siempre. Y acabemos pensando que es lo natural. Si nuestros abuelos y nuestros padres han tenido matrimonios desigualitarios, si vivimos en una sociedad desigualitaria, si hay sometimiento y dominación en prácticamente todos los aspectos de las relaciones humanas, ¿no será que la desigualdad es lo natural y pretender la igualdad una quimera?

Pues no, sostiene Piketty. No existen desigualdades naturales. La desigualdad es la consecuencia de decisiones políticas, del monopolio de las fuerzas dominantes que tienden a presentarla como inevitable. Los judíos no conciben que los palestinos puedan ser sus iguales, la sola idea les resulta escandalosa y terriblemente ofensiva. Lo mismo pasa con los españoles blancos en relación a los españoles negros (aquello de que un negro pueda ser de Huesca, dios mío, qué invento más extravagante, ¿no?), con los nacionalistas españoles en relación a cualquier árabe pobre, tenga la nacionalidad que tenga, y con la población en general en relación a las personas gitanas, siempre distintas, siempre las otras, las inasimilables. 

En los últimos dos siglos, desde el fin del Antiguo Régimen en Europa, defiende Thomas Piketty en este breve ensayo, estamos asistiendo a una tendencia hacia una mayor igualdad, "un proceso vacilante y caótico en el que el conflicto social desempeña un papel determinante". Pero en este incipiente siglo XXI nos enfrentamos a un desafío de proporciones mayúsculas que ya está poniendo a prueba nuestra capacidad para mantener la justicia social: la emergencia climática. Paradójicamente, cuando más falta hace la cohesión social y la lucha conjunta para frenar el calentamiento global y la destrucción del planeta, más polarizadas están las sociedades industrializadas y más apoyos suscitan los movimientos de extrema derecha que no solo torpedean las tímidas medidas adoptadas, sino que niegan el cambio climático y la posibilidad de una mayor igualdad para hacerle frente. Y es que "no habrá salida al calentamiento global, no habrá reconciliación posible entre el ser humano y la naturaleza, sin una reducción drástica de las desigualdades y sin un nuevo sistema económico, radicalmente diferente al capitalismo actual", que ponga freno a la desenfrenada contaminación y extracción de recursos de las élites económicas mundiales, que nos llevan al colapso con el único afán de seguir enriqueciéndose. 

Este texto conecta con Menos es más, de Jason Hickel, al defender que el PIB no es un indicador que mida el bienestar de las personas, sino el bienestar del capitalismo, que a menudo suele ser enemigo del primero. Y también me ha hecho pensar en La doble jornada, de Arlie Hochschild, al incidir en el hecho de que la lucha por la igualdad de género es una revolución estancada por la feroz resistencia de un sistema patriarcal para el que la igualdad real entre hombres y mujeres, en la práctica, es una herejía inconcebible. Pero no solo la lucha por la igualdad de género está estancada, también lo están la inversión en educación, la justicia social y la progresividad fiscal. Siempre me impacta ver esos gráficos que muestran que las rentas altas en Estados Unidos estaban gravadas con hasta el 80% y el 90%. Cuesta imaginarlo, ¿verdad? Pero se hizo durante casi medio siglo, desde 1930 hasta 1980. Y fue la época de mayor esplendor económico de Estados Unidos, y del despegue de la clase media, que luego copiaríamos en Europa. 

La concentración extrema del capital en manos de muy pocos enferma las sociedades y las violenta. Cierto es que a lo largo del último siglo ha habido una tendencia igualitaria del reparto de la renta, especialmente en Europa, pero no del reparto de la riqueza. Hace un siglo, en Francia, el 50% de la población poseía el 2% de la riqueza global. Hoy posee el 4%. Un progreso, sí. Pero tan diminuto que apenas se le puede llamar así. Sin embargo, lo llamamos así. Y no solo eso: nos creemos que hemos cambiado, y que hemos avanzado tanto que todos en realidad ya somos clase media. Es el triunfo de un relato aspiracional que nos han vendido para hacernos creer que podemos aspirar a cosas a las que en realidad no tenemos acceso, a menos que nos endeudemos (y a menudo ni así). Este relato es enormemente útil para las clases económicas dominantes porque apacigua la lucha de clases, hace creer a la población más pobre que ya ha alcanzado un nivel económico de seguridad porque puede adquirir bienes de consumo, y neutraliza las reivindicaciones sociales. El naufragio del sindicalismo en los últimos cuarenta años es una buena prueba de esta deriva desigualitaria. 

Yo siempre me pregunto lo mismo cuando veo a tanta gente defender la desigualdad: ¿Queremos de verdad vivir en una sociedad con una concentración así del poder económico? ¿No estamos ya cansados de los interminables conflictos que genera?  ¿No es más justo y razonable aportar según los medios que cada uno tenga y no todos lo mismo, ya sea para comprar un regalo o para pagar una multa? ¿No nos hace más humanos y mejores la equidad que la igualdad?





lunes, 27 de noviembre de 2023

TU NOMBRE NO ES TU NOMBRE

¿Qué sentirías si te dijeran que tu nombre no es tu nombre, que tus padres no son tus verdaderos padres, que tu origen es una mentira, que tu fecha de nacimiento es falsa, que esa mujer y ese hombre a los que llamas papás, esos que te cuidaron, te educaron y te amaron, y te siguen queriendo hoy como desde el primer día, fueron cómplices del secuestro y del asesinato de tus verdaderos padres y te adoptaron robándote tu identidad?

Esto es lo que le dijo un juez en el año 2000 a una chica de veinte años llamada Mercedes Landa. Que no se llamaba Mercedes Landa, sino Claudia Poblete Hlaczik, que los que habían sido sus padres estaban en esos mismos momentos de camino a la cárcel por secuestro y robo de identidad, y que la familia de sus padres biológicos, asesinados en los vuelos de la muerte, una familia que llevaba veinte años buscándola, la esperaba fuera del juzgado, por si deseaba conocerla. 

¿Cómo se conjuga el recuerdo de una infancia feliz con la noticia de que fue propiciada por un crimen? ¿Cómo se reconstruye una identidad cuando te enteras de que los recuerdos y todo el afecto sobre los que se sustenta son una impostura criminal?

Este libro relata el caso concreto de una mujer a la que robaron su identidad cuando era un bebé. Pero es un libro también sobre los crímenes de la dictadura argentina y sobre cómo el terrorismo de estado no solo mata sino que hiere la memoria y la identidad de las personas. Hasta hace muy poco, existía cierto consenso en el repudio de la dictadura de Videla en Argentina. Los juicios continuados y una voluntad política de mantener la dignidad de la memoria histórica hacían que fuese muy difícil justificar lo injustificable. Pero las cosas están cambiando. En noviembre de 2023 llegó al poder un presidente en Argentina que se atreve a poner en duda los crímenes de la dictadura, que dice en público que no fueron 30.000 los muertos y desaparecidos, como el propio Videla llegó a admitir, y reproduce el lenguaje de los propios militares condenados al hablar de "excesos" y "errores" para referirse a los secuestros, violaciones, torturas y asesinatos cometidos de forma sistemática y planificada. 

Como dice Juan Gabriel Vásquez en un artículo de El País: "La lección, si es que se puede sacar una lección de todo esto, es que nunca se cierra nada: la violencia no solo engendra más violencia, según el lugar común que es implacablemente cierto, sino que envenena nuestra relación con el pasado. O, por mejor decirlo, la violencia tiene un talento misterioso para no quedarse nunca en el pasado: para volver siempre, convertida en otra cosa, encarnando en otros monstruos".

Y para combatir esos monstruos es imprescindible volver la mirada hacia aquellas personas que los combatieron antes que nosotros. Que los combatieron cuando esos monstruos tenían poder para violentarlas y perseguirlas y asesinarlas. Que los siguieron combatiendo públicamente, de frente y sin arredrarse, incluso cuando esos monstruos las golpeaban, las secuestraban y las desaparecían. Personas como las madres y abuelas de la Plaza de Mayo, un ejemplo asombroso de sororidad, quizá el más poderoso de la historia reciente en todo el mundo, que conmueve y admira hasta las lágrimas. Mujeres valientes hasta lo increíble en una sociedad donde la norma era no preguntar, no querer saber por puro miedo de verse envuelto en algún tipo de complicidad, una sociedad sometida a la paranoia de la culpabilidad colectiva, una sociedad en la que todo el mundo conocía a alguien que había desaparecido y nadie sabe bien por qué. 

Me ha parecido magnífica la descripción de cómo Mercedes Landa empezó a ser Claudia Poblete Hlaczik, se atrevió a ser Claudia Poblete Hlaczik. Porque la transformación no era fácil. Requería dejar su única identidad conocida, la educación que le enseñó que los militares habían librado una guerra de baja intensidad contra unos terroristas que querían acabar con la patria y que asesinaban a niños. Requería dejar esa identidad para aprender a entender de otra manera la palabra víctima y la palabra libertad, para abrazar una herida, un dolor innombrable que, además, era un dolor colectivo y sangrante que no desaparecía nunca de las noticias y de la memoria del país. Requería conocer a su familia biológica, tías, tíos, primas, abuela, una familia que, al conocerla a ella, supieron definitivamente que sus padres habían muerto y tuvieron que conjugar la felicidad del reencuentro con el duelo de la pérdida. Requería un esfuerzo doloroso y difícil, pero al final el lenguaje de la verdad se impuso. No se puede vivir toda una vida en la mentira. Aunque la verdad duele, Claudia Poblete Hlaczik decidió abrazarla. Con sus aristas y tiranteces, con la herida abierta de sus padres asesinados con la complicidad de sus padres adoptivos. 

Ese cambio de nombre, esa restitución de la memoria, esa aceptación de la herida y de la pérdida, esa condena de cárcel para los milicos que se apropiaron de aquel bebé y le arrebataron su historia y la educaron en el odio a sus orígenes, es una gran victoria. Es el triunfo, un triunfo turbio y doloroso, pero triunfo, al fin y al cabo, de la justicia sobre el crimen, de la verdad sobre la crueldad. De la memoria sobre la cultura de la muerte. 





jueves, 23 de noviembre de 2023

VENTISCA

Con el corazón en un puño y casi muerto de frío por dentro. En una veraniega y apacible tarde de octubre, así leí esta novela breve y dura que me llevó al centro de una terrible ventisca en Alaska. 

Una mujer pierde de vista a un niño y, un instante después, ya no está. El viento ocupa su lugar. El frío. Ella lo busca. Lo busca por todos lados. Pero no está. Se ha esfumado. Ha desaparecido. 

Dos hombres también lo buscan. Cada uno con sus motivos. Lo buscan helados de frío, temiendo lo peor. Cada minuto cuenta. Cada segundo. No es tierra para hombres. Es una locura estar fuera con esta ventisca. No es tierra para hombres. Menos para niños. 

Cuatro personajes cuentan esta búsqueda incesante hacia la nada. Hacia el frío y el vacío. Hacia el pasado. En capítulos cortos, como jadeos de esfuerzo, cuentan también su historia. Qué les ha llevado hasta ese lugar perdido, salvaje. Van desvelando sus secretos capa a capa, como si se fueran quitando capa a capa sus múltiples abrigos, gorros, guantes, jerseys. Todos esos secretos que, como ropa protectora, les han mantenido a salvo. A salvo de quién. A salvo de sí mismos. 

Duro. Cortante. Violento. Así es el clima de Alaska. Así es también esta novela. Un diamante que, sin embargo, esconde una delicadeza especial. Una humanidad conmovedora. Luz. Fuego de chimenea. Un refugio cuando cae la noche. Cierta redención. Porque todas las ventiscas, en algún momento, terminan. 




lunes, 20 de noviembre de 2023

EL LIRIO BLANCO

Hacía ya bastante tiempo que leer los nuevos Astérix se había convertido en una rutina un poco desencantada. Me gustaban. Siempre me gustan los Astérix. Hay algo en las viñetas que creó Uderzo que son un viaje en el tiempo instantáneo, el sofá siempre se convierte en un delorean que me lleva directo a la infancia más feliz. Pero una parte de mí ya no volvía. Me parecía que las historias tenían un puntito de impostura, de decorado. Alguna vez pensé que era mi mirada envejecida la que ponía el filtro del desencanto. Pero, curiosamente, el filtro desaparecía cuando volvía a los originales. Prejuicios, prejuicios, quién sabe. Lo cierto es que hacía años, muchos años, que no disfrutaba de una nueva historia de Astérix como he disfrutado esta. ¡Qué maravilla de viaje, Doc!

Y es que ya solo la primera página promete maravillas. Juegos de palabras, ironías, guiños a la historia de Roma, a los idus de marzo, todo con esa sutileza infantil de varias capas de significado que tanto me seducía en los guiones de Goscinny. Y al pasar a la segunda página: ¡tachán! Aparece el verdadero protagonista de la historia, para mí. Y no, no es Astérix ni Obélix ni ningún galo majete. Es el gran Viciovirtus, médico en jefe de los ejércitos de César, y un iluminado de la psicología positiva que ha encontrado la fórmula perfecta y definitiva para doblegar de una vez por todas a la aldea gala rebelde más famosa del imperio: contagiarles la felicidad universal. 

La gran mofa del pensamiento positivo, cuyas trampas descubrí en el imprescindible Sonríe o muere, de Barbara Ehrenreich y que tan en boga está en nuestra sociedad neoliberal, incluye todos los buenos ingredientes de los Astérix de siempre, esta vez transformados por los ingredientes de la felicidad universal: los jabalíes se han vuelto mansos y cariñosos, los legionarios reciben los golpes con alegría estoica, el pescado de Ordenalfabétix ya no huele a podrido, las peleas y los piques se han esfumado y, terror de los terrores, incluso los recitales de Asurancetúrix ya no provocan batallas campales: ¡socorrooooo!

Por supuesto, todo este desaguisado tan feliz no puede durar, por el bien de la salud mental de nuestros queridos amigos, así que el astuto Astérix idea un plan para combatir esa insensatez capaz de volvernos locos a todos. En definitiva, me lo he pasado en grande, me he reído a carcajadas con los intentos de Obélix de subirse a un patinete para evitar los atascos de Lutecia y he vuelto a la infancia con los personajes que más felicidad verdadera, pero verdadera de la buena y no la obligatoria e impostada de Viciovirtus, me regalan. 





viernes, 17 de noviembre de 2023

EL ROJO NO ESTÁ ENFADADO, EL AZUL NO ESTÁ TRISTE

Pues no, claro que no. El rojo no está enfadado ni el azul está triste. Los colores expresan emociones de una forma libre, y cada uno los puede entender a su manera. Y ellos mismos, los propios colores, pueden explicar mejor su libertad que cualquiera. 

Un día, Osa, Ciervo y Ardilla están disfrutando de una tranquila tarde en el bosque cuando aparece su amigo Zorro. Ay, pobrecito, le dicen, qué te pasa, seguro que hablando te encuentras mejor, cuéntanos. Pero ¿qué ocurre? ¿Por qué me decís esas cosas? -pregunta Zorro extrañado. Porque estás vestido de azul. ¡Llevas el color de la tristeza!

El color de la tristeza. Parece una metáfora, una de esas frases que dicen los adultos cuando se las quieren dar de interesantes y te miran de reojo y no hay quien los entienda. Porque, en serio, ¿quién entiende eso del color de la tristeza? ¿Qué color es ese? Para entender que estamos tristes no necesitamos ponernos de un color. Podemos vestirnos de amarillo aunque no tengamos un buen día. Y el rojo puede ser nuestro color favorito por más que seamos personitas muy muy tranquilas. 

¿Os imagináis tener que esperar a estar enfadados para poder poneros vuestro abrigo rojo? ¿O tener que sufrir una constante disonancia, con la alegría y la tristeza de un lado para otro como en un partido de tenis, al poneros vuestro jersey favorito que mezcla el azul y el amarillo?

Y mucho cuidado, Osa, Ciervo, Ardilla y Zorro, que ese pajarito con la cara rara, vestido de muchos colores, a lo mejor no está ni triste ni enfadado ni alegre ni tranquilo. Quizá le pasa algo que no podéis ni imaginar. ¿Os atrevéis a descubrirlo?