viernes, 30 de diciembre de 2022

EPISODIOS NACIONALES, TERCERA SERIE

Y terminamos este año de reseñas con los Episodios Nacionales de Galdós, como ya viene siendo costumbre. Empecé a leerlos en 2020, al inicio del confinamiento, y me propuse leer una serie cada año, más o menos un libro al mes. Y aquí estoy, acudiendo a esta cita con don Benito, que para mí tiene ya un aire festivo como el panetone o el roscón, para rendir cuentas de mi lectura de la tercera serie de Episodios Nacionales, que describen la convulsa etapa de la minoría de edad de Isabel II, entre 1833 y 1846, marcada por la primera guerra carlista y la tensión constante y creciente entre liberales y reaccionarios, enfrentados por una idea de país cuyos ecos resuenan todavía hoy, tristemente renovados, en los medios y en el Congreso. 

En Mendizábal, uno de mis episodios favoritos de esta serie, dedicado al famoso desamortizador que expropió multitud de bienes de la Iglesia, me ha encantado la descripción de los abismos del amor enfermizo y de la calentura romántica, tan de moda en esa década. Eran los años del romanticismo, de las pasiones exaltadas, de las vidas vividas como novelas y de los suicidios escandalosos, como el de Larra, que en Madrid se vivió muy intensamente y cuya descripción mueve hasta las lágrimas. Pero Galdós no sabe dejar la ironía mucho tiempo callada, y no se corta en cargar las burlas contra esta generación insensata, cuya "poética calienta las ilusiones de los jóvenes de la misma forma que los libros de caballerías enajenaron las del pobre Don Quijote". Es la tiranía del alma soñadora, egoísmo incivil desmesurado, del amor "abrasador, exclusivo, con tendencias lloronas y funerarias, sabores de amargura y relámpagos de lirismo". El desvarío de rescatar para el presente hechos medio inventados de pasados remotos que a nadie importan. En la disputa entre realistas y románticos, Galdós lo tenía claro y no se cansa de decir que "la realidad tiene más talento que los poetas, y más inspiración". 

Y en "La estafeta romántica", otro episodio fabuloso, montado de forma epistolar, sigue ahondando en la influencia del romanticismo en el arte y la literatura españolas y en la vida cotidiana, y la tendencia de "proyectar en la vida real una sombra de las figuras poéticas, reduciendo a hechos los sentimientos hinchados y artificiosos que son la armadura de tragedias y dramas. Esas cosas se leen, se admiran, pero no se imitan, porque acabaríamos por volvernos locos. Una cosa es declamar y otra es vivir". El romanticismo es la ideología de las "ideas tétricas, de las complicaciones diabólicas". La trampa de ver belleza en la enfermedad y gloria en el dolor. Trastorna a las personas y las vuelve contra los demás y, sobre todo, contra ellas mismas. Nunca un movimiento artístico provocó tanta enfermedad y tanta muerte. Ay, si hubiera tenido a un Galdós al inicio de mi adolescencia, ¡qué de penas y de ridiculeces me habría ahorrado en mi vida!

Y, como en las anteriores series, tampoco la clase política sale aquí muy bien parada. Liberado el país del lastre de Fernando VII, parecía que una nueva época más libre comenzaba, pero las intrigas políticas y las rivalidades feroces siguen impidiendo a los políticos llevar a término sus proyectos. Y la corrupción, omnipresente en todos los estratos de la vida pública, se come el progreso tan eficazmente como los afanes del clero y los reaccionarios: "estos señores no ven en el Estado más que una vaca muy gorda y muy lechera, a cuyas ubres es ley que se agarren todos los ambiciosos, todos los glotones, todos los hambrientos". 

Galdós no dejó nunca de apuntar al futuro, de universalizar hechos circunstanciales de una forma asombrosamente clarividente. Le preocupaba mucho la influencia política, la capacidad de convencer a una mayoría para sacar proyectos adelante. Y se preguntaba: "¿Cómo se forma el sentimiento popular, casi siempre irresistible? ¿Quién enseña a las multitudes a querer ardientemente una cosa sin saber decir por qué la quieren? ¿Cómo es que la sinrazón popular, cuando es persistente y honda, tiene siempre razón?". El gran enigma de la política, el sueño de cualquier político es influir en multitudes, pero cómo se hace. Cómo se convence de algo a la mayoría. No con argumentos. No con ideas, pues las mayorías convencidas de algo casi nunca saben argumentar realmente su convencimiento. Se convence con emociones. Con lo que nos ruge en las entrañas. Con la parte visceral, irracional e intolerante que todos llevamos dentro. Y esa es la gran tragedia de la vida política. Lo que muchas veces produce más convencimiento es aquello que ni se puede defender con la razón ni se puede compartir para construir algo entre todos. 

Aunque en esta serie hay pocos personajes femeninos, en La estafeta romántica, hay una carta maravillosa de Pilar a su amiga Valvanera en la que despotrica de su marido Felipe, "suspicaz y fiscalizador", y se queja amargamente de un matrimonio sin amor ni respeto, regido por el fanatismo de la rutina social de un caballero de pocas luces que no soporta la inteligencia y las indecorosas ansias de libertad de su mujer pero que se moriría si no pudiera sospechar de ella a cada instante y ocupar todo su tiempo en vigilarla. Un alegato modernísimo en favor de la libertad de las mujeres y en contra del matrimonio como institución que las esclaviza. Ni una lectura de Galdós sin su militancia feminista, claro que sí.

Y militancia antibelicista, también. Inevitable, además, pensando que aquella primera guerra civil, la primera guerra carlista, marcó la infancia de Isabel II, y fue precursora de la de 1936, dividiendo a los españoles por motivos parecidos y destruyendo lo mejor de cada generación en seis años de matanzas indiscriminadas. Esa guerra, síntoma explosivo de un enfrentamiento sin solución, es la enfermedad endémica que lastraba la convivencia en España en 1836. Y que explica muchos de los problemas de convivencia que aún hoy arrastramos en pleno siglo XXI.  

Decía Galdós que lo privado ilumina lo público, y lo público, para que tenga interés histórico, se nutre de lo privado y lo refleja. Toda su obra está construida bajo esta premisa. Y cuánto aprendo, y cuánto disfruto, con esta forma de entender la literatura. 





martes, 27 de diciembre de 2022

DOLOR

Los libros se hablan entre sí. Se reconocen en el eco que provocan en nuestra memoria lectora, a menudo de una forma sutil que ni siquiera somos capaces de reconocer. Que yo sepa, este libro ha conversado en mi memoria lectora con Qué hacer con estos pedazos de Piedad Bonnett sobre la intensidad, la desesperanza y la voz interior atormentada de una mujer desesperada por encontrar un sentido a su vida. Y también ha mantenido sus charlas con Estado del malestar de Nina Lykke, en este caso sobre la incertidumbre de si tratar de recuperar un amor de juventud puede salvarte de tu decadencia o hundirte todavía más en ella. Me encanta hermanar literaturas tan diversas, desde Colombia a Israel pasando por Noruega, en vidas de mujeres marcadas por anhelos y fisuras tan parecidas. 

Zeruya Shalev, una de las escritoras actuales más importantes de Israel, escribe en esta novela sobre la insatisfacción crónica de una mujer en la cuarentena cuya vida ha quedado marcada por dos traumas: fue víctima de un atentado terrorista que le dejó secuelas físicas graves, y sufrió una ruptura amorosa en su adolescencia que la dejó postrada en cama durante semanas y de la que nunca logró recuperarse del todo. Su dolor físico crónico hace de reflejo de un dolor más profundo e indefinido. Un dolor que arrebata los cimientos de su personalidad y la deja a la deriva, flotando sin rumbo en una vida en la que no consigue encajar. 

Es una novela sobre el campo de minas que es a menudo la relación entre madres e hijos, en especial cuando estos ya están entrando en la vida adulta y reclaman con fiereza su independencia sin querer renunciar a sus caprichos de niños. Describe con una lucidez dolorosa los cuerpos de los hijos que se esconden de sus padres, que se tensan en los abrazos y se retiran demasiado pronto,  que se vuelven esquivos, indomesticados por sabe dios qué desconfianza. Cuerpos que se avergüenzan de un pasado en el que eran vulnerables y corrían ansiosos a los brazos cálidos que ahora rehúyen. 

Con prosa lírica, cotidiana y simbólica, Shalev se interna en los laberintos de un matrimonio que ha perdido la costumbre de tratarse con cariño. Ambos han descuidado año tras año el hilo de palabras que intercambian a diario y este se ha vuelto áspero, capaz de cortarles la piel de las manos cada vez que lo tocan. Se han vuelto tirantes, susceptibles. Sus diálogos son impacientes, se apremian con naderías, se crispan y anticipan problemas antes de que ocurran. Llevan tanto tiempo maltratando las palabras que intercambian que ya no saben cómo curarlas, como envolverlas de la suavidad necesaria para que no duelan. 

Me ha gustado mucho la prosa envolvente, circular, de frases largas que se enredan en madejas y van tejiendo la historia alrededor del cuerpo dolorido de una mujer que ansía por encima de todo paz y felicidad. Es una novela turbadora. Apasionada. También me ha recordado (otro diálogo inconsciente) a Feliz final de Isaac Rosa, por la descripción de un amor como un volcán en erupción, un fuego que da vida y alza hasta las nubes su gloria para después acabar con todo en una marea imparable de desolación. 

¿Qué hacemos con los traumas de los que no podemos hablar?
¿Qué hacemos con todo el dolor de los demás que cargamos a cuestas y que no nos deja espacio ni tiempo para atender al nuestro? 
Una mujer con dolor crónico físico y espiritual. Un médico especialista en cuidados paliativos. Una historia de amor truncada cuando estaba floreciendo. Y la voluntad loca y desesperada por coger esa flor rota y plantarla para que viva y florezca de nuevo. 




miércoles, 21 de diciembre de 2022

NUESTROS DIEZ FAVORITOS INFANTILES 2022

Niñas y niños, aquí llegan nuestros diez favoritos infantiles. Diez nuevas aventuras publicadas este año que nos regalan momentos muy locos, muy bonitos y muy especiales para empezar el 2023 con toda la ilusión del mundo.
 

En nuestros diez favoritos desfilan mamás capaces de viajar a la luna en busca de una miel mágica, doce estaciones del año en el bosque de un ratón, una niña y un niño aventureros en busca de un pájaro arcoíris, animales esperando el amanecer, una abuela muy sabia tejiendo un calcetín infinito, ¡y mucho, mucho más!

Niñas y niños, preparaos, porque este año os volvemos a llevar de viaje por los mundos de fantasía y realidad que pueblan nuestros diez favoritos infantiles.

¡Cosecha Benedetti!



1. Un año en el bosque de Ratón, de Alice Melvin (Edelvives, 17,90€). 

A Ratón le encanta dar paseos por el bosque, descubrir sus tesoros escondidos, visitar a sus amigos Zorro, Ardilla Roja, Nutria, Tejón. Compartir con ellos los cambios que les regala la naturaleza: el olor de las flores en primavera, el sabor de los frutos en verano, el esplendor de los colores en otoño y el calor del hogar en la quietud blanca del invierno. 
Si observas con atención, descubrirás la diversidad de animales y plantas que habitan el bosque mes a mes. Y bajo las solapas podrás asomarte al interior de las casas de los amigos de Ratón y aprender cómo viven y qué hacen en cada época del año. 
Un álbum ilustrado delicioso para peques a partir de tres años. Después de leerlo ya solo falta salir al bosque más cercano para buscar en la realidad lo que este libro ha hecho germinar en nuestra imaginación. 



2. Miel de luna, de Kenneth Kraegel (Blackie Books, 17,90€). 

Mamá Musaraña es una mamá especial. O quizá no, es una mamá y punto. Especial como todas las mamás. Su hijo Hugo está enfermo, no sabe lo que le pasa. Tiene los pies ardiendo, la frente helada y no para de dormir. El único remedio conocido es la miel de luna, así que se prepara para un pequeño viaje. Cuando Hugo se despierta y le pregunta ¿adónde vas, mamá?, ella le responde: a la luna, pero no te preocupes, será un viaje rápido. 
Miel de luna es un cuento precioso para leer con niñas y niños a partir de cinco años, de los que hacen del mundo un lugar mejor, más amable y bondadoso. Invita a soñar y a liberar los caprichos más disparatados de la imaginación. Y es dulce y mágico, como los ojos de una madre y una cucharadita de miel.  



3. El río, de Tom Percival (Andana, 15,90€).

Este cuento nos cautivó por la ilustración. Esa agua que salpica los pies del niño parece que nos está salpicando y refrescando también a nosotros. Y es que el río, verdadero protagonista de esta historia, no solo está lleno de vida, sino que está cambiando constantemente. A veces bajaba tranquilo y en calma, a veces se revolvía alegre y juguetón. Incluso podía rugir con furia salvaje, aunque el enfado no solía durarle demasiado. Tom Percival ha escrito una historia preciosa sobre las emociones humanas reflejadas en la belleza de un río. Siempre vivas, siempre cambiando.  



4. La expedición arcoíris, de Nora Brech (Juventud, 19,00€).

Este cuento es un flechazo. Digo es, y no fue, porque lo sigue siendo cada vez que toco la portada y los pájaros de todos los colores responden a la caricia y salen volando como locos fuera del cuento. Este cuento cuenta la historia de Carl y Kim y de una ornitóloga desconsolada porque le falta un pájaro especial. Es la historia de un viaje. Qué digo un viaje: ¡de una expedición! La expedición que llevará a Kim y Carl a cruzar el bosque acuático de los pájaros caseros y el reino lluvioso de los pájaros paragua, que les hará conocer a los divertidos pájaros matrioshka, y a los increíblemente bonitos pájaros subacuáticos, en busca de un pájaro mítico y precioso que no se deja ver. 


5. Semilla y huevo, de Alex Latimer y David Litchfield (Blume, 12,90€).



Semilla y Huevo son como dos gotas de agua. Su amistad crece cada día, pero ellas también. Para Semilla, crecer significa echar raíces. Para Huevo, sin embargo, crecer significa volar. Y aunque la vida las lleva por caminos contrarios, los verdaderos amigos siempre encuentran el modo de reunirse de nuevo. Y no existen dos amigos más auténticos que Semilla y Huevo. 
Si alguien pensaba que no se puede llorar de emoción con un cuento infantil, se equivoca. Semilla y huevo es la historia más condenadamente bonita y emocionante de nuestra lista de este año. Y las ilustraciones de David Litchfield, un año más, siempre en nuestro corazón. 
6. Un calcetín infinito, de Pedro Mañas y Eleni Papachristou (Nórdica, 17,95€).

En verano o Navidad, Soledad estaba sola. Ni un regalo recibía en su media de lana remendada. Tampoco es que pidiera gran cosa: con unas canicas o un pastel, incluso con un simple piano de cola se conformaba. Pero nada. Así que se preguntó si el problema no sería que su media de lana remendada era demasiado pequeña. Y manos a la obra, "con su arte en la labor (que no era poca), se puso a tricotar como una loca. Mientras su media tejía, destejía horas el tiempo, e iban pasando los días..., y las páginas del cuento". 
Qué cosa más bonita de cuento, por favor. Pedro Mañas es un mago de la rima y de la cadencia. Y las ilustraciones de Eleni Papachristou tienen el sueño y el colorido de un Chagall aventurero. 



7. La casita del ratón, de Jonathan Stutzman y Isabelle Arsenault (Ekaré, 18,90€).

"Vicente era un ratón con botas en los pies, un sombrero en la cabeza y una casa en la espalda". Una frase y Vicente ya está enterito todo él en nuestra imaginación. ¡Qué maravilla este Vicente! Enterito con su casa que, por fuerza, tendrá que ser pequeña, si va cargando con ella a la espalda. Pero Vicente no cree que sea pequeña. Y les ofrece descansar en ella a todos los animales con los que se va encontrando. Una rana, un gato que se lo quiere comer, una familia entera de erizos, un zorro, dos tejones, y hasta un rebaño de ciervos le dicen que de ninguna manera, ¡cómo van a caber todos en su casa si es diminuta! Pero sí caben, siempre caben, porque es Vicente quien les invita. 
Un cuento precioso sobre el valor de la hospitalidad. 



8. ¿Y si me come una ballena?, de Susanna Isern y Rocío Bonilla (Flamboyant, 17,90€).

Martín tiene una imaginación desbordante que a veces le juega malas pasadas. Se imagina que ocurrirán cosas catastróficas y, de lo mucho que se preocupa, tirita como un flan. ¿Y si explotan todos los globos en la fiesta? ¿Y si se pierde en la excursión con su clase? ¿Y si le cae una piña en la cabeza? ¿Y si me come una ballena? ¿Y si la ballena se convierte en un aspersor y salgo disparado a propulsión? 
A medida que avanza el cuento, los miedos de Martín se convirtiendo en posibilidades increíbles de pasárselo bomba, gracias a la imaginación de una madre capaz de darle la vuelta a cualquier miedo para convertirlo en la mejor aventura. 


9. Esperando el amanecer, de Fabiola Anchorena (Kalandraka, 16,00€).

Este cuento, Premio Compostela 2022, va de la oscuridad hacia la luz y es un grito para alertar de los incendios en los pulmones de nuestro planeta. De la Amazonía hasta Australia, los incendios forestales afectan a millones de animales, plantas y seres humanos. A veces son efectos de la emergencia climática, pero otras son provocados por la falta de previsión de las administraciones o, directamente, por la mala intención de todo tipo de personas y empresas. Este cuento es un canto de amor a la naturaleza y un grito de protesta. Cuidemos nuestros bosques. Respiramos a través de ellos. Son nuestros pulmones. Son nuestro futuro. 



10. Blu, de Sylvia Vivanco (Sylvia Vivanco, 13,00€).

Blu es un elefante azul que vive en un mundo azul. Todo a su alrededor es de color azul: sus amigos, las casas, el bosque...
Un día, Blu encuentra un sombrero, pero no es un sombrero como los que está acostumbrado a ver,
el sombrero... ¡NO ES AZUL!
¿Qué dirán los demás si le ven con un sombrero rojo?
Un cuento encantador escrito con letras mayúsculas sobre las diferencias, el miedo al qué dirán y la valentía necesaria para ser uno mismo sin complejos. 





lunes, 19 de diciembre de 2022

NUESTROS DIEZ FAVORITOS 2022

Siempre nos han atraído especialmente las literaturas de otros países y por eso nuestras recomendaciones tienden a ser de escritoras y escritores extranjeros. Pero este año se nos han cruzado en el camino libros españoles tan especiales que la mitad de nuestros diez favoritos son de cosecha nacional. Hay novelas, memorias, ensayos, libros de no ficción que se leen como policiacas, un thriller, un cómic y un clásico. De nuestro país viajamos a los Estados Unidos de los años cincuenta, al Berlín recién partido en dos por el muro, a la Corea ocupada por los japoneses durante la segunda guerra mundial, sin olvidarnos de descansar un poco de tanto drama en el rodaje de una peli de Hollywood en una idílica isla griega. 

Siempre lo decimos, pero no está de más recordarlo: pensamos que jerarquizar el gusto es un despropósito. Así que nuestra lista de favoritos, año tras otro, no sólo no es jerárquica (tan bueno es el primero como el décimo) sino que ha estado cambiando hasta el último momento y seguirá cambiando a partir de enero, a medida que vayamos enamorándonos de nuevas lecturas.

Aquí están, por méritos propios, nuestros diez favoritos de 2022. 
¡Cosecha Benedetti!



1. El túnel 29, de Helena Merriman (Salamandra, 22,00€).

Esta historia es un hechizo. Pasas páginas a toda velocidad, cavas túneles a cuatro metros bajo tierra, cruzas fronteras criminales bajo nombres inventados, memorizas códigos secretos, deambulas por las ruinas de un Berlín devastado, aprietas los dientes en los interrogatorios infames de la Stasi y vives al límite con misiones que en cualquier novela de espías resultarían del todo inverosímiles. Porque todo lo que cuenta El túnel 29 es verdad. Y hay ciertas verdades que siempre estarán por encima de cualquier ficción. 
Este es un librazo de no ficción que se lee como una novela de espías. Nunca el muro de Berlín había estado tan presente. Y los que lucharon para derribarlo, más vivos. 

2. Esto no se dice, de Alejandro Palomas (Destino, 19,90€).

Hay libros que salvan. A quienes los leemos y también a quienes los escriben. El nuevo libro de Alejandro Palomas no solo es de los que salvan, sino también de los que abrazan y ayudan a levantarse. Esta es una historia de abusos, de una infancia rota cuyos pedazos el autor ha tratado de ir recomponiendo durante toda su vida. Es también una maravillosa historia de amor hacia su madre, un homenaje que asombra y calienta el corazón. Un libro para leer despacio, delicadamente, y salir de la lectura cambiados. 


3. El señor Wilder y yo, de Jonathan Coe (Anagrama, 19,90€).

Para aplacar las emociones vertiginosas, nada mejor que un libro de Jonathan Coe. Es un escritor que nos encanta. Siempre elegante, siempre irónico, siempre capaz de encontrar el tono exacto para que leamos sus libros con una sonrisa. En esta ocasión, el protagonista es el gran Billy Wilder, el director de cine clásico de Hollywood, al que seguimos de rodaje en rodaje durante el ocaso de su carrera. El cine y la música son los temas fundamentales, y también la iniciación al amor y a la cultura de una joven ambiciosa a finales de los años setenta, con ganas de comerse el mundo y extasiada ante el mito del gran Wilder. Una delicia tranquila. 


4. Cruzar el agua, de Luisa Etxenike (Nocturna, 16,00€).

Abrimos esta novela al azar sin esperar nada. Y el aluvión de delicadeza, poesía y optimismo fue abrumador. Aluvión de ternura y bondad. De tantas cosas buenas que no sabemos ni siquiera cómo empezar a contarlas. Pero lo que tenemos claro es que vamos a traer a estos tres personajes inolvidables, a Manuela, a Irene y a Juan, a nuestra pequeña librería porque sus historias merecen nuevos espacios donde expandirse. Nuevos lectores en los que sembrar su sensibilidad y calidez, tan imprescindibles para combatir la aspereza de estos tiempos. 




5. El regreso del soldado, De Rebecca West (Seix Barral, 19,90€). 

Rebecca West publicó esta novela en 1918 con apenas veintiséis años, y es asombroso cómo consigue combinar una prosa bellísima que corta el aliento con un análisis psicológico tan profundo, especialmente si tenemos en cuenta que el tema de la neurosis de guerra era totalmente novedoso e inexplorado para la sociedad de la época. Esta es la historia de un paraíso perdido, de una belleza rota en mil pedazos. Una vida, como tantos millones de vidas, destruida para siempre por los horrores de la guerra. Con ecos del monumental Testamento de juventud, de Vera Brittain, describe el día a día de dos mujeres que esperan el regreso de un soldado, tratando de conservar intacta la perfección estética de una existencia hecha para ser acariciada y admirada. Un clásico exquisito. 



6. Purgatorio, de Jon Sistiaga (Plaza & Janés, 20,90€).

Esta es una de esas historias que a la vez te dejan helado y te reconcilian con el mundo. Uno se pregunta cómo es posible que alguien justifique un asesinato por una idea, y también cómo es posible que un asesino decida intentar restañar la herida de su crimen, caiga quien caiga. Cuando la mayoría de los terroristas que nunca fueron localizados se esconden en sus vidas normales y callan lo que hicieron, lo valiente, lo increíblemente humano es dar un paso y decir fui yo. Yo maté en nombre de una idea. Podría seguir con mi vida porque nadie lo sabe. Podría ignorar los gritos de mi conciencia y dejar pasar el tiempo. Pero he decidido hablar porque no puedo más. Maté en nombre de una idea. Fui yo. Y me arrepiento. 



7. Las que faltaban, de Cristina Oñoro (Taurus, 20,90€). 

Igual que El túnel 29, aunque en las antípodas en cuanto a temática, este libro de no ficción es de una fluidez maravillosa. Cristina Oñoro ha elegido trece mujeres que a lo largo de la historia han cambiado y mejorado su época, desde Juana de Arco hasta Victoria Kent, pasando por Sofonisba Anguissola o Mary Wollstonecraft, dejándonos un legado que a menudo se ha visto ensombrecido o directamente ninguneado por el simple hecho de ser mujeres. Cada capítulo es interesantísimo por sí mismo, pero lo mejor es cómo hila las vidas de mujeres tan dispares formando un tejido uniforme, un tapiz precioso y emocionante del que aprender y disfrutar todos los días. 




8. La autopista Lincoln, de Amor Towles (Salamandra, 24,00€). 

Era difícil, muy difícil, escribir una novela a la altura de Un caballero en Moscú. ¿Cómo igualar el carisma del conde Rostov, encerrado durante tres décadas en el Hotel Metropol? ¿Cómo encontrar un personaje así, un espíritu tan libre, ingenioso, elegante, imaginativo, bondadoso y audaz? Nuestras expectativas con La autopista Lincoln estaban por las nubes, y leer con unas expectativas así es caminar constantemente por el filo de la decepción. Todo lo que no rozara la perfección iba a resultarnos un chasco. Y no sabemos cómo, porque esta historia nada tiene que ver con la anterior, pero hemos llegado a la última página de este nuevo viaje con la misma sensación de plenitud que ya tuvimos con el anterior. La misma maravilla, el mismo deslumbramiento, las mismas ganas de irnos a vivir con estos personajes, en este caso a su ansiada California, para ayudarles a construir sus sueños. 



9. Hierba, de Keum Suk Gendry-Kim (Reservoir Books, 23,90€). 

Impresiona constatar cómo los soldados de diferentes ejércitos, arrollados por la sinrazón de su trabajo, no contentos con matarse salvajemente unos a otros se han cebado siempre con las mujeres. Sobre ellas han descargado su furia, su terror, su frustración y sus instintos más animales y sádicos. "Mujeres de consuelo", las llamaban los soldados japoneses destinados a la Corea ocupada durante la segunda guerra mundial. Consuelo para ellos, infierno para ellas. Este cómic estremecedor cuenta la historia de una de ellas. Las mujeres de esta historia son como la hierba. Hierba resistente al pisoteo de los hombres. Hierba que siempre renace en primavera. Que resiste al viento y a la nieve, que crece en los huecos, en los márgenes de la vida, y allí permanece, ocupando el espacio que puede, el espacio que la vida le otorga y que le pertenece. Hierba que se levanta tras cada golpe y que reclama calor, paz, dignidad y alegría. 



10. Noches de luna rota, de Fulgencio Argüelles (Acantilado, 18,00€).

Hay un crimen. Hay una boda. Hay lunas rotas o apuñaladas, montes oscuros, armas escondidas y cuchicheos de mujeres maltratadas. Esta novela, construida exclusivamente con diálogos, tiene el aliento de las tragedias griegas y el sabor a sangre y a tierra de un drama de Lorca. Por ella desfilan hombres desterrados al monte por una ideología asesina que los persigue, y mujeres que clandestinamente los esperan. La guerra terminó, aunque no la sangre ni la sed de venganza. "Ya pasó una década desde que oficialmente se certificó la paz. Menuda paz si se sigue matando impunemente". 
Noches de luna rota. Rota o apuñalada, según quién la mire o la recuerde. Pero a veces no hace falta más que una esquirla de luna para encontrar un camino hacia el mar. 





viernes, 16 de diciembre de 2022

LA CASITA DEL RATÓN

"Vicente era un ratón con botas en los pies, un sombrero en la cabeza y una casa en la espalda". Una frase y Vicente ya está enterito todo él en mi imaginación. ¡Qué maravilla este Vicente! Enterito con su casa que, por fuerza, tendrá que ser pequeña, si va cargando con ella a la espalda. Pero Vicente no cree que sea pequeña. Y le ofrece descansar en ella a todos los animales con los que se va encontrando. Una rana, un gato que se lo quiere comer, una familia entera de erizos, un zorro, dos tejones, y hasta un rebaño de ciervos le dicen que de ninguna manera, ¡cómo van a caber todos en su casa si es diminuta! Pero sí caben, siempre caben porque es Vicente quien les invita. 

Y allá va toda la tropa, sentaditos todos en la gran mesa del comedor de la casita de Vicente, que, a medida que crece el número de invitados, va creciendo también de tamaño para acogerlos a todos. 

Con un troquelado sencillísimo y muy ingenioso, la casita de Vicente se ve en cada página desde los dos lados: desde afuera, mirando con los ojos del animalillo cansado que no cree que vaya a caber, y desde dentro, cuyo salón acogedor se va volviendo más y más grande. Porque en la casa de Vicente siempre hay sitio. Incluso para un oso perdido en la noche. 

"Un ratón con botas en los pies, un sombrero en la cabeza y una casa en la espalda". Una casa en la que caben todos. 




miércoles, 14 de diciembre de 2022

YO VOY, TÚ VAS, ÉL VA (firma invitada)

Refugiado/a: Persona que, a consecuencia de guerras, revoluciones o persecuciones políticas, se ve obligada a buscar refugio fuera de su país.
Refugiar: Acoger o amparar a alguien, sirviéndole de resguardo y asilo. 

Es curioso, durante años, cuando era pequeña, asociaba el asilo a personas mayores, incluso a personas con problemas mentales. El asilo no era para mí una ayuda, sino más bien una maldición, un lugar para dementes, para viejos, para personas desarraigadas, para quienes ya habían perdido toda esperanza en la vida.

Con esta novela de Erpenbeck, aquella acepción errónea que tenía de asilo ha vuelto a echar raíces. Los refugiados de Yo voy, tú vas, él va son hombres desahuciados. Desde luego, perdieron su hogar. Muchos de ellos perdieron a sus familias. Y en el proceso de huir a Europa perdieron, muchos de ellos, su dignidad. O quizás no perdieron nada, sino que se lo robaron todo.

En Yo voy, tú vas, él va, Richard, el catedrático emérito de lenguas clásicas y recién jubilado que, casi por casualidad, topa con un grupo de refugiados manifestantes, también se convierte en uno de ellos. Conocer la historia de cada uno de los africanos de países diferentes con los que entabla relación e incluso amistad, le hace retroceder a su propia historia de desarraigo. Las guerras en Libia o Ghana, cuyas consecuencias han vivido algunos de sus nuevos amigos, le llevan a recordar la historia de su país, su guerra. Y, después, su vida en la RDA. Y, después, su vida en una Alemania reunificada a la que todavía hoy, más de treinta años después, no ha llegado a adaptarse.

Los refugiados de esta novela lo son porque finalmente se encuentran con ciudadanos individuales que los resguardan, que crean una comunidad cercana con quienes vivir algo parecido a lo que una vez fue su vida. Sin embargo, las instituciones y la sociedad, así, en abstracto, los rechaza. Lo dicen los comentarios en los foros de los diarios virtuales. Lo dicen los retrasos administrativos a la hora de ofrecer una vida digna a cada uno de ellos. Lo dice el discurso del odio extendido y generalizado entre la población alemana. Lo dice, en definitiva, la propia vida. Las otras vidas que sí son dignas, que sí merecen cuidados, un hogar y un trabajo.

En esta novela he descubierto algunos de los entresijos y de la palabrería legal a la que se acogen los países para dar o rechazar asilo a las personas refugiadas que huyen de sus lugares de origen. He descubierto la odisea que es la emigración, los trámites al pasar de un país a otro, casi como moneda de cambio, perdiendo toda esperanza. He descubierto la cantidad de prejuicios que se nos van formando en las mentes occidentales y el esfuerzo titánico que hemos de hacer por derribarlos.

Esta ha sido, desde luego, una lectura muy iluminadora. Perfecta como continuación de lo último que leí, una joyita diminuta e irresistible de Carole Zalberg sobre la huida y el rearraigo nunca realmente conseguido, Fuego por fuego, editado impecablemente por Armaenia.





lunes, 12 de diciembre de 2022

NOCHES DE LUNA ROTA

Hay un crimen. Hay una boda. Hay lunas rotas o apuñaladas, montes oscuros, armas escondidas y cuchicheos de mujeres maltratadas. Esta novela, construida exclusivamente con diálogos, tiene el aliento de las tragedias griegas y el sabor a sangre y a tierra de un drama de Lorca. Por ella desfilan hombres desterrados al monte por una ideología asesina que los persigue, y mujeres que clandestinamente los esperan. La guerra terminó, aunque no la sangre ni la sed de venganza. "Ya pasó una década desde que oficialmente se certificó la paz. Menuda paz si se sigue matando impunemente". 

Hay un crimen. Un crimen no resuelto, sangre derramada que exige justicia. Pero no la justicia de la ley, sino la justicia de los hombres. La justicia de las entrañas, del sueño y de la conciencia, capaz de bajar de las nieblas altas para exigir su tributo. "Vivo en el monte, ahí es donde vivo desde hace años, en los escondrijos del monte, escapado de los guardias que sirven a los fascistas, huyendo de otro cabrón que se creyó dueño de la patria al igual que usted se creyó dueño de madre, para excluirlas y sangrarlas, para anularlas, así que la patria y la madre vienen hoy a confundirse en este cuchillo que me está quemando la carne. Y con él vengo a matarlo, padre". 

Todo sucede en un pueblo de Asturias, un "pueblo al que ataron a la cama y le apagaron la luz". Ese pueblo, habitado por las voces de los hombres y las mujeres que lo sufren, en la prosa de Fulgencio Argüelles se convierte en un universo completo, cerrado y amenazador, como un mal padre. "No pensábamos que fuera usted un padre, sino un viento negro de los que arruinan la hierba, y oíamos ese viento escarbando en las paredes y apagándonos los ojos y el entendimiento". 

Pero también hay luz y amor, y una pasión desbocada por salir de esa cárcel y ser libre cerca del mar. Allí todo se siente de otra forma. Y los ruidos cambian. "Me gusta el ruido que haces cuando te mueves, y no me refiero al ruido de las pisadas, sino al del aire que vas apartando con las caderas y con los muslos y con las manos. Tú no lo notas, ya lo sé, pero es un ruido muy delgado que alborota los colores, y a mí me llega, me llega como ruido y como aire, y me llega como temblor y como palabra, y no me mires de esa manera porque te estoy hablando en serio, y esta que ahora eres cerca de mí tiene deslumbres nuevos y me hace respirar de otra manera". 

Noches de luna rota. Rota o apuñalada, según quién la mire o la recuerde. Pero a veces no hace falta más que una esquirla de luna para encontrar un camino hacia el mar. 





viernes, 2 de diciembre de 2022

ESPERANDO EL AMANECER

Oscuro. 
Todo está oscuro. 
Los animales no ven nada. 
No ven amanecer. 
No ven la luna ni las estrellas. 
La lluvia se ha ido. 
El sol se ha ido. 
¿Dónde se esconde?

"Unos caminan, otros vuelan,
en busca de la luz de la mañana". 

Los animales buscan. 
¿Dónde termina esta noche tan larga?
¿Qué hay que hacer para que vuelva,
para volver a chapotear 
en "el amarillo del sol,
el rojo de los guacamayos,
el azul de las mariposas 
y el verde de nuestro hogar"?

Este cuento, Premio Compostela 2022, va de la oscuridad hacia la luz y es un grito para alertar de los incendios en los pulmones de nuestro planeta. De la Amazonía hasta Australia, los incendios forestales afectan a millones de animales, plantas y seres humanos. A veces son efectos de la emergencia climática, pero otras son provocados por la falta de previsión de las administraciones o, directamente, por la mala intención de todo tipo de personas y empresas. Este cuento es un canto de amor a la naturaleza y un grito de protesta. Cuidemos nuestros bosques. Respiramos a través de ellos. Son nuestros pulmones. Son nuestro futuro.