lunes, 12 de diciembre de 2022

NOCHES DE LUNA ROTA

Hay un crimen. Hay una boda. Hay lunas rotas o apuñaladas, montes oscuros, armas escondidas y cuchicheos de mujeres maltratadas. Esta novela, construida exclusivamente con diálogos, tiene el aliento de las tragedias griegas y el sabor a sangre y a tierra de un drama de Lorca. Por ella desfilan hombres desterrados al monte por una ideología asesina que los persigue, y mujeres que clandestinamente los esperan. La guerra terminó, aunque no la sangre ni la sed de venganza. "Ya pasó una década desde que oficialmente se certificó la paz. Menuda paz si se sigue matando impunemente". 

Hay un crimen. Un crimen no resuelto, sangre derramada que exige justicia. Pero no la justicia de la ley, sino la justicia de los hombres. La justicia de las entrañas, del sueño y de la conciencia, capaz de bajar de las nieblas altas para exigir su tributo. "Vivo en el monte, ahí es donde vivo desde hace años, en los escondrijos del monte, escapado de los guardias que sirven a los fascistas, huyendo de otro cabrón que se creyó dueño de la patria al igual que usted se creyó dueño de madre, para excluirlas y sangrarlas, para anularlas, así que la patria y la madre vienen hoy a confundirse en este cuchillo que me está quemando la carne. Y con él vengo a matarlo, padre". 

Todo sucede en un pueblo de Asturias, un "pueblo al que ataron a la cama y le apagaron la luz". Ese pueblo, habitado por las voces de los hombres y las mujeres que lo sufren, en la prosa de Fulgencio Argüelles se convierte en un universo completo, cerrado y amenazador, como un mal padre. "No pensábamos que fuera usted un padre, sino un viento negro de los que arruinan la hierba, y oíamos ese viento escarbando en las paredes y apagándonos los ojos y el entendimiento". 

Pero también hay luz y amor, y una pasión desbocada por salir de esa cárcel y ser libre cerca del mar. Allí todo se siente de otra forma. Y los ruidos cambian. "Me gusta el ruido que haces cuando te mueves, y no me refiero al ruido de las pisadas, sino al del aire que vas apartando con las caderas y con los muslos y con las manos. Tú no lo notas, ya lo sé, pero es un ruido muy delgado que alborota los colores, y a mí me llega, me llega como ruido y como aire, y me llega como temblor y como palabra, y no me mires de esa manera porque te estoy hablando en serio, y esta que ahora eres cerca de mí tiene deslumbres nuevos y me hace respirar de otra manera". 

Noches de luna rota. Rota o apuñalada, según quién la mire o la recuerde. Pero a veces no hace falta más que una esquirla de luna para encontrar un camino hacia el mar. 





2 comentarios:

  1. Suena como una novela de esas de leer en la cama con una lucecita y los ojos vidriosos, hasta terminarla. No resulta difícil imaginar el escenario, en un pequeño pueblito asturiano, escondido entre montañas :)
    PS. ¿Entrará en los 10 de Benedetti de este año? Esperamos la lista con suspense...

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    1. Entrará, entrará. Esta va de cabeza. Ya estamos preparando el post. La semana que viene lo publicamos. ¡Mil gracias por estar pendiente!

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