lunes, 29 de agosto de 2022

SOBREVIVIENDO

Como un mecanismo de relojería, tic tac tic tac, preciso e infalible. Así avanza esta novela breve de Arantza Portabales, encajando pieza tras pieza con precisión milimétrica hasta que todo cuadra, hasta que pones la última pieza del puzle, te alejas sonriente para ver el dibujo completo y resulta que lo que parecía una montaña es un camello, el verde es más bien un azul furioso y las praderas apacibles se han convertido en un mar encrespado que lo devora todo. 

Leer a Arantza es un poco como viajar a casa. Viajar porque es Galicia y no tengo la suerte de vivir allí. Y a casa porque esa tierra la siento mucho más cerca de lo que soy y de lo que quiero que esta planicie seca y abarrotada en la que leo. Pero no solo es Galicia lo que me atrae de sus novelas. Es el ritmo. La forma de perfilar los personajes. Esa forma que tiene de enlazar los capítulos y profundizar poco a poco en la historia que es como meterse en una sonda e ir bajando a las profundidades del mar. Unas profundidades oscuras, inquietantes y llenas de vida. Como los fondos marinos. Como la vida secreta de cualquiera. 

La autora escribió esta novela en 2015, y ahora la ha reescrito para darle una nueva vida a su protagonista, una mujer de ambición arrolladora perseguida por un secreto de su adolescencia. Y no he dejado de pensar en qué pasaría si los secretos de nuestras adolescencias, esos en los que apenas nos atrevemos a pensar y que no contaríamos ni a nuestras mejores amigas, salieran un día a la luz y nos persiguieran con toda su desnudez y toda su violencia. Qué haríamos con ellos. Qué sería de nosotros si un buen día ya no pudiéramos seguir escondiéndonos bajo las máscaras del trabajo, la familia y esa gruesa pátina de buena educación con que nos protegemos del pasado. 

Dos días. No me ha durado más esta novela entre las manos. Y ya estoy deseando que Arantza se saque más historias de la manga y nos las sirva en bandeja fría, con su ritmo implacable y su mecanismo de relojería, tic tac tic tac. Por más Galicias y oscuros fondos del mar. 




jueves, 25 de agosto de 2022

LAS QUE FALTABAN

La portada de este libro me atrajo, es preciosa, imágenes de bordados con la palabra "mujer" en inglés, que parecen sobresalir del papel. El título era sugerente porque ¡cuántas mujeres han faltado en la historia, no se han contado, apenas han existido! Cuando fui al índice y analicé las elegidas (Cleopatra, Juana de Arco, Malinche, Sofonisba Anguissola, Mary Wollstonecraft, Jane Austen, Marie Curie, etc.), no me parecieron precisamente que fueran estas las mujeres que "faltaran" porque a mí me parecía que sí habían sido muy conocidas. Aun así, me sumergí en esta historia del mundo femenino y descubrí, poco a poco, que Cristina Oñoro efectivamente había escrito una historia diferente de cada una de ellas, más desenfadada, en algunas ocasiones divertida, y siempre muy sugerente. El orden es cronológico y el interés va aumentando a medida que nos vamos acercando a etapas más cercanas. Es una celebración del feminismo que va engarzando todos los personajes de una manera quizá poco ortodoxa, una mirada diferente a tantas como yo he leído en tantos años de acompañar a las distintas olas del feminismo, el mayor y más importante movimiento por los derechos humanos y la igualdad.

Una de las historias más relevantes, para mí, es la de Rosa Parks, a la que casi siempre nos hemos acercado con información escasa y circunscribiéndola al movimiento racial. Cristina ha profundizado en todo lo que rodeó a la famosa anécdota del autobús y ha enriquecido el perfil de esa tierna y dulce Rosa al tiempo que recreaba el entorno de aquel movimiento que, con toda su carga y su trascendencia, se olvidó del feminismo.

Otro personaje que me ha llevado a indagar mucho es Simone Weil, de la que nos ofrece datos muy interesantes, quizá tantas veces imaginados, hay mucha ficción en estos relatos, ficción declarada de forma explícita y sin tapujos por Cristina.

El objetivo que consigue es estimular la curiosidad por conocer un poco mejor la trayectoria de las cuatro olas que, desde sus inicios, ha recorrido ese feminismo cada día más necesario para dignificar la vida en este mundo marcado desgraciadamente por el machismo y el patriarcado. Un mundo que necesita ser más luminoso y al que necesitamos aportar ese plus que por derecho nos corresponde a las mujeres, más del 50% de la humanidad.

Isabel.




lunes, 22 de agosto de 2022

GRAND HOTEL EUROPA

"Europa se ahoga en su propia historia. En este continente hay tanto pasado que ya no hay sitio para el futuro". Y sin embargo, cómo vivir sin pasado. Quiénes somos sin los castillos, las iglesias, las murallas, las ruinas magníficas que desfilan orgullosas como divas en la película de cada una de nuestras vacaciones. Quiénes somos sin las tradiciones y las fiestas populares, sin las historias de las abuelas que sacan el hilo constante de sus palabras de los pozos de un pasado inagotable. Frente a la pujanza imparable de Asia en este siglo XXI desenfrenado, Europa es un continente que naufraga. Y este novelón le rinde un formidable homenaje, cual orquesta haciendo frente a las mareas de la historia.
 
Un escritor que se llama como el autor, se viste como el autor y tiene el mismo físico de vikingo elegante que el autor, pero en modo alguno puede ser el autor, se refugia en el Grand Hotel Europa para poner orden en su pasado reciente. Su plan es recluirse en su habitación para escribir sobre la dolorosa ruptura sentimental que acaba de sufrir y así poder pasar página y decidir qué rumbo va a darle a su vida. Rellenar la ausencia que ha dejado en su vida la turbulenta Clío parece tarea imposible, a pesar del ambiente exquisitamente decadente del hotel, que ensalza todos los valores de la vieja Europa que parecen ya más propios de un museo que de la vida real de nuestro siglo, y en los que el protagonista se siente tan a gusto. 

Grand Hotel Europa es una novela de ideas. Es un homenaje apasionado a un continente que ha aprendido a decaer con elegancia. Y un manifiesto virulento contra el triunfo del egoísmo y la misantropía. Contra la vulgaridad y la ramplonería de las nuevas clases dominantes que imponen su estética de bar de gasolinera en la comunicación política. Contra la falta de civismo y de respeto y de sostenibilidad del turismo de masas. Contra los que viajan no para disfrutar ni para aprender ni para escapar de una rutina sino ante todo para decir que han viajado, como quien va marcando tics en una lista mental de cosas por hacer. 

Es una novela política, también. Describe con pavor cómo la extrema derecha se nutre de una nostalgia por un mundo pasado sin decadencia que nunca existió, y cómo su afán por blindar fronteras y enfrentar ideologías nos aboca a un futuro agrio de odio y exclusión. Y uno de los temas centrales, ejemplificado en la ciudad de Venecia, es el turismo de masas y su capacidad para destruir la infraestructura social de nuestras ciudades y volverlas escaparates sin vida de un museo condenado a naufragar. 

Por supuesto, es una novela de viajes. Venecia, Génova, Cinque Terre, Malta y Skopie son lugares por los que transita el protagonista en busca de un pasado o de una esencia perdida, tratando de encontrar un equilibrio imposible entre la herencia cultural de la vieja Europa y la modernidad deshumanizada por el turismo de masas. Y en busca, también, de un cuadro perdido de Caravaggio junto a su idolatrada Clío, misterio que va marcando el ritmo de la historia con una sutil intriga artística. 


Ilja Leonard Pfeijffer



Clío, en su papel de musa de la historia, ilumina para el protagonista todos los lugares que visitan. "El amor en tiempos del turismo de masas" podría ser el título de su historia. Y me ha gustado especialmente el maravilloso paralelismo entre el viaje del botones Abdul desde su pueblo africano en llamas hasta la escalinata desde la que espera a los viajeros en el Grand Hotel Europa y el viaje de Eneas relatado por Virgilio desde la Troya en llamas hasta su nueva patria en Italia. 

Grand Hotel Europa es erudita y divertida. Derrocha una elegancia un puntito irreverente y su prosa es fluida e hipnótica, llena de meandros y de vueltas en torno a una historia de amor perdido y una nostalgia llena de vitalidad por una cultura que se hunde. Al terminar de leerla me ha quedado una sensación de paz y de vacío. Como después de la última nota de un concierto que deseabas que durara un poco más. Y las ganas de recorrer esa vieja Europa una y otra vez, esa vieja Europa que da tanto sentido a lo que somos y que no concibo ver cómo naufraga. 






jueves, 4 de agosto de 2022

EL COMPLEJO DE CAÍN

"Bala, veneno o juicio: a esto se enfrenta cualquier reportero independiente en la Rusia contemporánea". Una bala mató en 2006 a Anna Politkóvskaya, la periodista más crítica con la política de Putin en Chechenia; un mes después el veneno mató a Aleksandr Litvinenko y en 2020 casi hace lo propio con Alekséi Navalni; y hoy, en plena guerra de Ucrania, cualquiera que critique públicamente la política rusa se enfrenta a multas y cárcel. La palabra lleva dos décadas amenazada y secuestrada en Rusia. Y de eso trata este breve ensayo: de la difícil relación entre la libertad de las palabras y un estado autoritario que quiere que solo se oigan las suyas. 

Y también de la relación entre Rusia y Ucrania a través de su literatura. Chéjov y Némirovsky, Aleksiévich y Gógol, Grossman y Politkóvskaya puntean de citas y anécdotas estas páginas en las que Marta Rebón, escritora y traductora especializada en lenguas eslavas, analiza la difícil convivencia entre estos dos pueblos y señala las toneladas de mentiras que llevan años intoxicando la mente y el corazón de los rusos para deshumanizar a los ucranianos. Siempre con el mismo lema: nuestra causa es justa. El mismo lema que ya emplearon los soviéticos contra los nazis en la segunda guerra mundial. Si su causa es siempre justa, sea la causa que sea, los demás siempre estarán equivocados. Y el mundo queda reducido a nosotros contra ellos, los buenos contra los malos: nosotros los buenos, los justos, los esforzados, los valientes; contra ellos los malos, los traidores, los cobardes, los nazis. 

"Suele suceder que las guerras se desatan por un fracaso previo de la imaginación". Solo renunciando a la idea de la superioridad del carácter nacional se puede tratar con dignidad a otros países. Solo imaginando otros mundos tan válidos y fértiles como el nuestro, como tan bien hicieron los escritores rusos y ucranianos que tanto admiramos, podremos construir los puentes que la convivencia pacífica exige. 

"Con el fin de la Unión Soviética, Rusia no se enfrentó a su pasado y sigue enrocada en la negación, el victimismo y en esa idea tan dañina de creerse valedera de un destino propio, único, luminoso". Marta Rebón termina este libro con una emocionante carta a Vasili Grossman, el escritor ruso que mejor documentó los horrores de la segunda guerra mundial desde el lado soviético. Qué poco le gustaría saber de la guerra de Ucrania y de cómo la historia se repite en la tierra de su infancia, tan empapada, entonces y ahora, de vida y de sufrimiento. 




lunes, 1 de agosto de 2022

BASURA

Esta novela vibra, llora, ríe y sangra. Es emoción incómoda que elimina nudos en la garganta y pone otros nuevos. Es un dolor nuevo que sustituye a otro viejo, para renovar el desconcierto con el que uno mira al mundo. 

A través de las voces de tres mujeres, cuenta la frontera como herida. La desigualdad como herida. Los juguetes y libros que la criada se lleva a casa regalados por los dueños de las casas ricas que limpia: heridas. De otro tipo, estas. De las que hacen ilusión y ayudan a construir y se parecen a la solidaridad y a las manos tendidas. Pero heridas, también, a su manera. 

Mientras escribo esta reseña, con la mitad de mi atención en la frontera de Ciudad Juárez, veo a un niño que se ríe. Deja el libro que estaba ojeando y se ríe, no porque entienda la broma, sino porque su madre se está riendo. Se ríe como quien se funde en un abrazo que no espera, como quien se sorprende de haber ganado una carrera y pega un salto incrédulo de victoria. Su risa, no como algo que responde sino como algo que se suma, un leño a la hoguera, un acto de entrega. Su risa, un cheque en blanco a su madre que dice: haz lo que quieras pero ríete para que mi risa sea yo contigo, los dos un mismo ser, un mismo fuego. Un mismo latido.

Y de la simplicidad intrascendente de un niño que se ríe sale todo el párrafo anterior. Eso provoca esta novela. Un río de una gota. Una epopeya redonda de tres voces frágiles y duras que sobreviven en el filo de una frontera. Que sobreviven en los márgenes de la sociedad. En la basura. Un ecosistema cerrado. 

Lo que pasa en el basurero se queda en el basurero. Ay de quien se ponga a chismorrear sobre los cuerpos que caen en medio de la noche, que se quejan bajito y luego callan. Y a la mañana ya no están. Solo la ternura, la risa de un niño o una mano que desordena un pelo recién cortado pueden vencer a la muerte en un mundo de frontera. 

En un mundo donde los basureros son como ciudades. Con sus casas, sus calles, sus gentes, su ajetreo. Un hormiguero humano paralelo al otro hormiguero humano en el que vive la gente que puede pagarse su supervivencia. Paralelo, clandestino, salvaje, ilegal. Despiadado. Y pestilente. La boca de un monstruo cuyos vómitos alimentan a sus habitantes. 

Hurgar en la basura para sobrevivir te lleva al borde de un precipicio. Tú ya no eres tú, eres otra persona. Desnuda, vulnerable. Fiera. Has cruzado un umbral. Y quizá ya no puedas volver. 

Esta novela es una trenza de tres hilos, tres historias entrelazadas. Tres mujeres. Tres tonos distintos. Tres lenguajes. Es un libro para leer despacito, con cautela. Como quien se palpa una herida para amansarla y que cure rápido. Como quien susurra un hechizo para que no duela.