jueves, 30 de diciembre de 2021

EPISODIOS NACIONALES, SEGUNDA SERIE

Empecé en enero del año pasado. Me dije: es el año de Galdós, vamos a empezar por el principio. Y como Galdós es demasiado bueno para tener un principio, decidí que había que ser valientes y empezar a hincarle el diente a su obra más grande. Uno al mes, con dos meses de comodín para descansar, y en poco más de cuatro años me liquido sus episodios nacionales. Y aquí estoy, a un día de terminar este 2021 para rendir cuentas de cómo Galdós me ha llevado mes a mes por todo el infausto reinado del más infausto rey que ha tenido este país y cómo he disfrutado, un año más, cada minuto de lectura en su compañía. 

Tras la vuelta de Fernando VII a España tras el fin de la Guerra de la Independencia, empiezan las tensiones entre absolutistas y liberales, entre los que abogan por el poder de la Iglesia, la realeza y la Inquisición para salvar el país de la anarquía, y los que apuestan por el ideal ilustrado aprendido de los franceses para sacar a España del atraso y de la ruina. 

Y, por encima de cualquier ideología, la omnipresente corrupción, que Galdós describe con tan agudo deleite que parece que esté saboreando un banquete: "Gastar lo propio y lo ajeno, vivir a lo príncipe, y después encastillarse en la grandeza y dignidad de los títulos nobiliarios para rechazar el pago de las deudas como una ignominia... ¡Oh, qué delicioso país y qué incomparable gente!"

Y el humor, el humor, el humor siempre. Es algo que me fascina en estos diez libros. Aun en los capítulos más terribles asoma siempre la luz de la ironía y de la hilaridad, el placer al describir los momentos absurdos que sazonan la vida. Por ejemplo, la ironía torrencial de Memorias de un cortesano de 1815. Todo el episodio es una parodia perfectamente creíble de la forma de pensar y actuar de los funcionarios trepas y corruptos de la corte de Fernando VII, que amasan fortunas en nombre de la "monarquía absoluta, de la religión santísima y del sagrado mangoneo". Una sátira gigantesca sobre la forma de pensar de esa camarilla ambiciosa y reaccionaria que tiró por tierra la Constitución de Cádiz y que consideraban la democracia y la libertad como ideas diabólicas cuyo fin era la destrucción definitiva del mundo católico. Galdós siempre me ha parecido un maestro en pintar lo trágico a través de la burla y el esperpento, anticipándose en varias décadas a Valle-Inclán. 

Describe maravillosamente bien cómo ni un bando ni otro pensaba que pudiera haber alguna forma de diálogo o de consenso entre sus posturas enfrentadas: "Aquí se han de romper a hachazos las puertas de la tiranía para destruirlas, porque, si las abrimos con ganzúa o con su propia llave, quedarán en pie y volverán a cerrarse". La historia les enseñaría que ni siquiera con las puertas rotas la tiranía absolutista se rendiría y que correría rauda a construirse unas nuevas con las que dejar fuera durante otros muchos años las ansias liberales. 



Y, como en la primera serie, lo mejor a menudo son los personajes femeninos. La Jenara de Los Cien Mil Hijos de San Luis y, sobre todo, la Solita de toda la serie, conmovedor retrato de la abnegación y el sacrificio y la dulzura, un carácter más flexible, paciente y resistente que cualquiera de sus compañeros varones. 

La historia de esta segunda serie es la de un conflicto permanente alimentado por el odio entre los que creían en una política constitucional de garantías liberales y los que se aferraban al absolutismo del Antiguo Régimen. Una cultura de la persecución política y de la muerte, promovida por Fernando VII y su "programa de sangre y exterminio", con el lema "vale más ser verdugo que víctima, o ellos o nosotros. ¡Viva el Rey Absoluto! ¡Vivan las caenas! ¡Muera la nación!". Una lucha violenta y fraticida entre tradición y progreso que, jalonada por guerras, revoluciones y dictaduras, sigue dictando la vida política dos siglos después. 





lunes, 27 de diciembre de 2021

LA OCTAVA VIDA (PARA BRILKA)

Tienes que leerla, tienes que leerla, me repetía mi madre este verano, cuando, después de acabar esta novela monumental no podía dejar de pensar en ella. Y yo veía sus 1003 páginas y decía sí, sí, claro, y nunca me decidía a empezarla. Me asomaba a ella. Leía la contraportada y la biografía de la autora. Agarraba el volumen con las dos manos (con una sola casi te haces daño) y me decía: el mes que viene. La veía como un río turbulento de agua helada. Y no me equivocaba. Lo que no podía intuir era que una vez dentro no me iba a apetecer nada volver a la orilla. A ninguna orilla. Y que dejarme arrastrar por esta corriente (quién sabe adónde) ha sido una de las mejores decisiones lectoras que he tomado este año. 

Esta es una novela hecha de intuiciones, no de certezas. La historia arranca en el año 1900 y le sigue el rastro a seis generaciones de una familia a lo largo de un siglo escalofriante: un siglo rojo, violento y despiadado. Georgia, ese país caucásico que a muchos nos cuesta ubicar en un mapa, es el telón de fondo, y a la vez el protagonista indiscutible de esta historia. Minúsculo vecino de la todopoderosa Rusia, soleado y acogedor, amable y corrupto, siempre víctima del imperio de los zares, y luego de los bolcheviques, zarandeado y enjaulado tras el telón de acero, siempre soñando con otros continentes más abiertos al otro lado de su idílico Mar Negro. 

Con una fuerza y un aliento herederos de la mejor tradición literaria rusa, el tema central de La octava vida es la familia. Una familia herida por las guerras y los secretos. Herida de un amor que es como "un veneno lento e insidioso, pérfido y embustero, un velo arrojado sobe la miseria del mundo". Un amor que nos lleva al Moscú de las purgas estalinistas, al Leningrado sitiado por los nazis, a la Primavera de Praga, al Londres de los espías. Un amor que sobrevive a torturas y silencios, a exilios y muerte. Un amor alimentado por la memoria tenaz de unas mujeres para las que las historias familiares son el legado más íntimo y valioso que traspasar a sus descendientes. Un amor bendecido por una receta secreta de chocolate caliente transmitida de generación en generación, capaz de otorgar una dicha abrumadora y única a la vez que de condenar a una oscura maldición a quien se entrega a su placer. 

Estamos hechos de historias. De historias que hemos vivido, pero también de las historias de nuestros padres, tíos, abuelos. Y, sobre todo, de las de nuestras madres, tías y abuelas, que siempre han velado por ellas con más mimo y han sabido valorarlas mejor que sus compañeros varones. Historias contadas en voz baja en cocinas apagadas, en forma de cuentos para antes de dormir, en viejos cuadernos llenos hasta los márgenes de letra redonda y temblorosa. Todas las historias de nuestras familias conforman las nuestras, les sirven de molde, acogen su volumen. Esa tradición oral depositada en nosotros nos atraviesa e ilumina los gestos, las expectativas, las sensibilidades, los miedos. Nos da un hogar común y un lugar único en el mundo. Un hogar que no tiene por qué ser siempre un lugar físico. A veces no es más que un estado de ánimo. El tacto de la arena mojada de la playa cuando hundes mucho las manos. Una risa en la que te reconoces. El estribillo de una canción. La novela lo cuenta: "la infancia se guarda en las propias costillas, en la raíz del pelo, detrás de las orejas y en la risa". 

La octava vida es un intento de explicar una familia a través de sus historias secretas. Quizá porque, en palabras de la narradora, "Georgia es un país que siempre se ha mirado a sí mismo con ojos ajenos", la autora ha querido encontrar unos ojos propios con que mirarse. Y vaya si los ha encontrado. 





miércoles, 22 de diciembre de 2021

NUESTROS DIEZ FAVORITOS INFANTILES 2021

Niños y niñas, aquí llegan nuestros diez favoritos infantiles. Diez aventuras muy locas, muy bonitas y muy especiales para empezar el 2022 llenos de ilusión. 

Por nuestros diez favoritos desfilan animales desconocidos que no por ello tendrían que ser intrusos, cocodrilos playeros, ratones escolares, perros violinistas, niñas soñadoras. También hay un niño al que le cuesta pronunciar palabras, excepto cuando está cerca de un río. Y estaciones que se van a dormir cuando llega la siguiente. Y mucho, mucho más. 

Niños y niñas, preparaos, porque este año os volvemos a llevar de viaje por los mundos de fantasía y realidad que pueblan nuestros diez favoritos infantiles.

¡Cosecha Benedetti!



1. Los intrusos, de Susanna Isern y Sonja Wimmer (Tierra de Mu, 16,50€). 

Una mañana, los animales del bosque se despertaron sobresaltados: ¡unos intrusos habían entrado en su tierra! Eran grandes y sus pieles eran de colores raros. Tenían que haber llegado de muy lejos porque nadie los había visto jamás. Eran extranjeros. ¡Intrusos! Y algo tendrían que hacer. 
"Deberíamos hablar con ellos y pedirles que se vayan. ¡Aquí no hay sitios para todos! -concluyó Rana. Y así lo hicieron". 
Susanna Isern y Sonja Wimmer unen palabras e ilustraciones para contar una historia universal que siempre se repite: cuando expulsamos a los que vienen de fuera con la excusa de que en nuestra tierra no hay sitio para todos, olvidamos que antes o después los intrusos podremos ser nosotros. Y siempre saldremos perdiendo. 
A partir de 5 años. 


2. Un día en la playa, de Eva Montanari (Juventud, 13€). 

Un día en la playa no está completo si no empieza con el sol diciendo ¡buenos días! Y si no sigue con unas tostadas haciendo crunch y el timbre de una bici haciendo ring ring y la camiseta ziuu y la crema solar fresquita cayendo chof ¡y una ola grande grande haciendo chaaf! Y los brazos de papá cocodrilo haciendo aúpaaa...
Un libro de hojas de cartón para que los más pequeños vivan un día en la playa lleno de emociones y onomatopeyas de la mano de un mini cocodrilo encantador. 



3. Ratones en la escuela, de Oli y Natalia Colombo (Kalandraka, 13,00€).

Ya el año pasado nos enamoraron estos ratones en un viaje espectacular (Ratones de viaje). Y este año han vuelto con ganas de armar jaleo y pasárselo rebién en su primer día de cole. Igual que el anterior, es un cuento para muy peques, y no sólo porque los encantadores ratoncitos que lo protagonizan son diminutos, sino porque está escrito con una rima que no te suelta y no hay que hacer nada para que por sí solo pueda transformarse en canción. Aviso para madres y padres: estos ratones pueden dar más de una idea loca muy loca pero loquísima de verdad para convertir la escuela en un mundo de fantasía. 


4. El oso, el piano, el perro y el violín, de David Litchfield (Blume, 12,90€).

Un perro enamorado de un violín. Un oso pianista increíblemente famoso. Un viejo músico que ha perdido su sueño. Y una gira mundial para unirlos a los tres en la distancia, a través de la música, de la amistad y de un sueño hecho realidad. En este luminoso álbum ilustrado, David Litchfield recupera los personajes de El oso y el piano para llevarlos hacia nuevos caminos gracias a la magia de la música. Con una ilustración llena de luz y de imaginación, esta historia pone a prueba la amistad entre dos seres entrañables, unidos por un viejo violín y por la fuerza de la música para llenar la vida de energía y para unir a las personas cuando más lo necesitan. "Y es que la buena amistad, como la buena música, dura para siempre". 
A partir de 4 años. 



5. Un año de buenas noches, de Lisa Aisato y Haddy Njie (Destino, 13,95€).

Cada estación del año tiene su personalidad. Cada una esconde una promesa, regala un tesoro y se guarda una semilla en la palma de la mano. Con ella, volverá a visitarnos cuando transcurra un año y acabe su largo sueño. 
Cada estación del año se despierta cuando las otras tres duermen. Y se duerme cuando la siguiente recoge su relevo. Siempre es así, se van siguiendo en este juego de despertares y sueños. Como tú, que mientras escuchas esta historia estás despierto, pero pronto, muy pronto, estarás durmiendo. 
Un cuento espectacular de una de nuestras ilustradoras favoritas: Lisa Aisato. 
A partir de 3 años. 


6. Flores salvajes, de Liniers (Impedimenta, 20€).

¡Tres niñas han sufrido un terrible accidente de avión! ¡Y han ido a parar a una isla desierta! 
¿Desierta? Eso habrá que comprobarlo. Las tres empiezan a investigar. ¿Habrá mariposas en la selva? ¿Y si también viajaban en el avión y se han estrellado como ellas? No, las mariposas no viajan en avión. Lo que sí encuentran es un gorila que vive en una cabaña diminuta en el tronco de un árbol. 
Y un dragón terrible terrible terrible cuya comida favorita son las flores salvajes. 
Y nieve que sabe a palomitas. 
Y una tristeza rara como de echar de menos a alguien sin saber a quién. 
Y es que la selva, y las flores salvajes, y las islas desiertas siempre te hacen sentir cosas especiales, aunque no las entiendas. 
A partir de 5 años. 



7. Freedom!, de Jennifer Dalrymper y Justine Brax (Edelvives, 21,90€).

Freedom! tiene un formato grande de libro ilustrado, está pensado para niños y niñas a partir de unos ocho años, y cuenta la vida de Harriet Tubman y la red de liberación de esclavos. Tubman nació en el sur de Estados Unidos en 1820, o quizá en 1822, hija y nieta de esclavos, y gracias a la red del Ferrocarril Subterráneo consiguió escapar hacia los estados del norte. Una vez a salvo, decidió dedicar su vida a salvar a todos los que pudiera del infierno que ella había vivido. "He escuchado la ira y los lamentos de los esclavos, y he visto sus lágrimas. Daré hasta la última gota de mi sangre para liberarlos". 
Un libro impresionante. 



8. Hablo como el río, de Jordan Scott y Sydney Smith (Libros del Zorro Rojo, 13,90€).

¿Qué ocurre cuando las palabras se quedan atascadas y echan raíces dentro de tu boca cada vez que intentas hablar? Quizá sea necesario un cambio de perspectiva para que las palabras fluyan. Esto es lo que vive el protagonista de Hablo como el río. «Me despierto cada mañana con los sonidos de las palabras a mi alrededor. Y no puedo pronunciarlas todas». El poeta canadiense Jordan Scott ha escrito, desde su propia experiencia, un libro poderoso que destila autenticidad para describir lo que siente cualquier niño que se sienta solo o incapaz de encajar. Las acuarelas de Sydney Smith envuelven al lector en un crisol de emociones: desde la ansiedad claustrofóbica de un aula, en la que se convierte en el centro de atención sin desearlo, hasta la belleza sobrecogedora de los destellos naturales sobre el agua.
A partir de 6 años. 



9. ¡Hola, faro!, de Sophie Blackall (Lata de sal, 15,50€).

Este libro es una belleza. Por la ilustración y por el formato alargado y vertical que se estira hacia arriba como un faro. Cuenta la historia de un farero y su familia, de ese trabajo que parece salido de otra época y que enciende la imaginación de tempestades, barcos y todo tipo de fantásticas aventuras submarinas. La luz del faro ilumina icebergs y ballenas, naufragios y auroras boreales. Centinela de las noches más oscuras, la luz del faro alerta de todos los peligros, guiando a los barcos en la oscuridad. Y de todo queda constancia en el cuaderno de bitácora del farero. 
Todos hemos visto algún faro por fuera. Pero, ¿cómo son por dentro? ¿Qué hacen los fareros que los habitan? ¿Están solos o con sus familias? ¿Se pasan el día subiendo escaleras? 
Este cuento cuenta una historia preciosa de otro tiempo. Una historia de amor y cuidados. De vigilancia y belleza para imaginar nuestro tiempo. 
A partir de 5 años. 


10. Bajo tu sombra, de Teresa Franquesa y Sigrid Martínez (Combel, 15,90€).

Cuando miras un árbol, ves en él el hogar de animales, el alimento de muchos seres vivos, la sombra bajo la que descansamos, un productor de frutos y semillas... ¡Puede ser todo esto y mucho más! Y para ti, ¿qué es un árbol? Levanta la solapa gigante y... ¡sorpresa! Una invitación para observar el entorno con escenas repletas de vida.
A partir de 3 años. 




lunes, 20 de diciembre de 2021

NUESTROS DIEZ FAVORITOS 2021

La verdad es que este año lo tuvimos claro muy pronto. Leímos libros tan fantásticos durante el primer semestre, que para el verano esta lista ya estaba casi cerrada, a la espera de las sorpresas que nos pudiera deparar la recta final del año. Y sorpresas ha habido, por supuesto. Por ejemplo, la de un Hermanito que nos ha llevado a un viaje maravillosamente aterrador y que nos ha robado el corazón. O la de una campiña inglesa en la que desaparecer con la exquisita escritora de misterio Josephine Tey y aprender si es verdad que se puede a la vez amar y ser sabio. En esa misma campiña ya nos habíamos emocionado hasta las lágrimas con la familia de Shakespeare, y, cruzando el Canal de la Mancha, nos esperaban más lágrimas, mezcladas esta vez con una risa contagiosa, con la viejecita desmemoriada de Delphine de Vigan. Hemos viajado mucho también por Estados Unidos, recorriendo sus heridas identitarias y el racismo que sigue a día de hoy impidiendo que sigan cerrándose. Y para terminar, nos hemos ido desde un pueblito de Toledo donde una familia se reencuentra, hasta la China de Mao y la guerrilla colombiana, pasando por un vuelo continental que sólo puede explicarse con la ciencia ficción divertida, elegante y facilísima de leer de Hervé Le Tellier. 

Siempre lo decimos, pero no está de más recordarlo: pensamos que jerarquizar el gusto es un despropósito. Así que nuestra lista de favoritos, año tras otro, no sólo no es jerárquica (tan bueno es el primero como el décimo) sino que ha estado cambiando hasta el último momento y seguirá cambiando a partir de enero, a medida que vayamos enamorándonos de nuevas lecturas.

Aquí están, por méritos propios, nuestros diez favoritos de 2021. 
¡Cosecha Benedetti!



1. Hamnet, de Maggie O'Farrell (Libros del Asteroide, 23,95€).

Qué preciosidad de novela. Quizá la más profunda, la más conmocionante de esta lista. Hay poesía y belleza en cada página. En cada paso que nos lleva a la vida de la familia de Shakespeare y de ese hijo, Hamnet, cuya vida perduraría misteriosamente en las tablas de todos los teatros del mundo. Esta es una novela histórica sin batallas ni héroes, sin gestas ni acción. Una novela histórica sin la adrenalina viril de las epopeyas. Está hecha con las entrañas de la intimidad, de lo cotidiano, del dolor de la pérdida y de las emociones salvajes y profundas que, como placas tectónicas, mueven el mundo. 


2. Las gratitudes, de Delphine de Vigan (Anagrama, 18,90€).

Tres personajes. Casi todo diálogo. Una residencia en la que una viejecita empieza a perder las palabras. Dos jóvenes conjurados a rescatarlas del olvido y contar una historia en la que se reconozcan. Delphine de Vigan ha escrito una novela emocionante, de una sensibilidad exquisita, sobre la pérdida y sobre la necesidad de expresar la gratitud. Sobre la urgencia de rescatar las palabras que nunca nos decimos, esas que siempre se quedan mudas y desordenadas en el borde del pudor, para tendernos las manos y tocarnos y decirnos, al final de todo: gracias.  




3. Hermanito, de Ibrahima Balde y Amets Arzallus Antia (Blackie Books, 17,90€).

El viaje más impresionante que hemos hecho este año sale de Guinea Conakry y termina en Irun. Aunque, como todos los viajes importantes, este no ha hecho más que empezar. Ibrahima salió de su casa buscando a su hermano pequeño, que había desaparecido rumbo a la quimera europea. Buscándole sufrió todo tipo de situaciones, vivió al límite de lo que puede aguantar un ser humano, y también encontró belleza. Y amistad. Y gratitud. Su voz es una enseñanza y un regalo. Un camino de luz en la profundidad del bosque. 



4. La calle, de Ann Petry (Seix Barral, 21,00€).

La realidad que describe Ann Petry es un abismo aterrador. Un abismo al que la mayoría no estamos dispuestos a asomarnos y que sigue existiendo, maquillado y embellecido por un siglo XXI de aparente progreso, pero en esencia el mismo. Escrita en 1947, La calle vendió más de un millón de ejemplares y se convirtió en un fenómeno social. Es un clásico estadounidense que da un puñetazo en la mesa y grita basta. Basta ya de condenar a las mujeres a esta espiral de violencia. Basta de vender un sueño americano que sólo pueden hacer realidad aquellos que nacen con la piel blanca y muchos ceros en la cuenta del banco. 




5. Llévame a casa, de Jesús Carrasco (Seix Barral, 19,90€). 

Esta novela de Jesús Carrasco abandona los escenarios apocalípticos y extraños de Intemperie y La tierra que pisamos y nos sitúa en un pueblo de la provincia de Toledo, uno de esos pueblos de los que la juventud ha desertado y cuyos habitantes ven pasar su vejez rumiando sus reproches hacia esos hijos que no les visitan. 
Esta novela te sacude, te zarandea. Porque tras los padres que describe están los padres o los abuelos de casi todos nosotros, hombres y mujeres que esconden tras su natural brusquedad la necesidad de saber que cuando empiecen a perder pie sus hijos van a acudir a sostenerlos, una ilimitada necesidad de apoyo y de cariño que a las generaciones más jóvenes a menudo nos cuesta mucho ver. 



6. Volver la vista atrás, de Juan Gabriel Vásquez (Alfaguara, 19,90€).

Hay vidas anodinas que algunos escritores, a fuerza de trabajarlas y darles ritmo y profundidad con su talento, consiguen convertir en obras maestras apasionantes. Y luego hay vidas tan apasionantes de por sí que, para que se conviertan en obras maestras, los escritores tienen como que amansarlas y reducir todos sus relieves para que quepan en la estrechez de la literatura. La historia que contiene este libro es de las segundas. De las que se desbordan, de las que hablan y seducen por sí solas, y Juan Gabriel Vásquez ha tenido el talento y la sabiduría de acompañarla y guiarla en su novela para que nos llegue como si fuera la más exquisita ficción.



7. Amar y ser sabio, de Josephine Tey (hoja de Lata, 21,90€). 

Reconocemos que este verano nos ha dado por el noir y la trama detectivesca. En este caso, hemos acompañado al inspector Alan Grant a un pueblito de la campiña inglesa lleno de grandes figuras de la cultura británica, incluida su amiga Marta Hallard, quien le ayudará a solucionar el misterio de la desaparición de Leslie Searle. Como ocurre en la mayoría de novelas de misterio, nada parece ser lo que en realidad es y casi todos los personajes tienen motivos para haber hecho desaparecer al joven y hermoso Searle. Ya son varias las clientas que nos piden novelas de misterio sin muertos y esta es un ejemplo magistral en la que muere un personaje, pero no una persona. Y hasta ahí podemos contar. 



8. La anomalía, de Hervé le Tellier (Seix Barral, 20,50€). 

Un día de finales de junio de 2021 llega un avión a Nueva York procedente de París. Es el mismo avión que ya llegó a mediados de marzo. Pero el mismo el mismo. Misma tripulación y mismos pasajeros, que creen que están en marzo, porque en marzo se subieron a ese Boeing 787 en París, vestidos de invierno. Han pasado seis horas del embarque y cuando llegan a suelo americano, tras unas turbulencias nada normales, es verano. Y no sólo es verano. Es que nadie puede entender que existan.
¿Qué hace toda esa gente dentro de ese avión llegando otra vez a Nueva York casi tres meses después? 
Esta novela nos ha estallado la cabeza. Tanto que ni siquiera sabemos resumirla con coherencia. Y es que coherencia tiene, y mucha, aunque sea tremendamente loca. Está construida a la perfección, como cubos de lego que van encajando unos con otros con naturalidad hasta formar esta escultura fantástica de ciencia ficción. 



9. Más allá de mi reino, de Yaa Gyasi (Salamandra, 21,00€). 

Relaciones familiares, enfermedad mental, religión y racismo son algunos de los temas de esta novela que hemos disfrutado muchísimo y nos ha hecho escribir y pensar sobre lo que nos hace humanos. Siempre buscaremos ampliar el límite de lo posible, la adrenalina del riesgo, aun a costa de nuestra salud e integridad. Siempre buscaremos el amor de nuestra familia, aun a costa de vivir en una pelea constante. Siempre aspiraremos a algo más, a una trascendencia que nos lleve más allá de este reino animal en el que nos movemos y que nos ata a nuestra fragilidad. 


10. La mitad evanescente, de Brit Bennett (Literatura Random House, 19,90€).

Stella y Desiree Vignes son gemelas con la piel especialmente clara. Sus deseos de ver mundo y escapar a las vidas sin horizontes que la década de los sesenta les depara en Mallard, las impulsan a huir a Nueva Orleans, la gran ciudad, para buscar fortuna. Y pronto se dan cuenta de que su negritud a menudo se reduce a una cuestión de actitud, que para convertirse en blancas de verdad quizá baste con levantar bien la barbilla, mirar a los ojos y taconear fuerte, entrar a la biblioteca pública por la puerta principal como si llevaran toda la vida haciéndolo, vivir como si la segregación fuera un detalle que no les incumbiera. Si para dejar de ser negras basta con fingir que lo son, quizá la tentación de dejar de ser discriminadas acabe siendo demasiado fuerte. Un librazo sobre la identidad racial en un Estados Unidos roto por la discriminación. 








jueves, 16 de diciembre de 2021

UN PAÍS CON TU NOMBRE (firma invitada)

El país con tu nombre del título de la última novela de Alejandro Palomas es una cabaña en un bosque, es un sueño cumplido, es la valiente decisión de vivir los últimos años de una vida sin pedir permiso, sin depender de nadie y sin crear dependencias en nadie.

El país con tu nombre es un país donde los males que le aquejan a una elefanta son comprendidos por una niña porque ambas han sentido la pena profunda del abandono desde la inocencia, sin comprender por qué pasa algo, pero sabiendo que ocurre.

Ese país con tu nombre es un recuerdo del amor vivido y un sprint final hacia los últimos años de la vida. Es una hija con sueños sin cumplir y una relación de apegos feroces, robándole a Gornick el sintagma, que tan adecuado y preciso me resulta siempre para describir eso que sucede en lo más profundo del núcleo vital que se crea entre una madre y una hija.

No había leído el anterior libro de Palomas, y me dejé llevar por la cariñosa recomendación de Mercedes Corbillón, librera amiga que aparece en la hoja de agradecimientos de esta novela. Y he encontrado en este Palomas un tono nuevo e inesperado. Un híbrido entre la melancolía y el carpe diem. Un grito de vitalidad en dos personajes solitarios que son como imanes atraídos por la soledad del otro.

La amistad de Edith y Jon es una de las más hermosas que me he encontrado últimamente en una novela. Y a mí me gustaría poder llegar al final de mi vida cerca de un amigo como Jon y mantener intacto un sueño hasta entonces para poder cumplirlo con la energía con la que se entrega Edith al suyo.

Un país con tu nombre aúna lo mejor del Palomas de siempre –con un manejo fantástico de la psicología de los personajes y un amor incondicional por la vida de los animales– con lo nuevo de un Palomas más íntimo y más intimista que nunca.

Un libro que merece mucho la pena ser leído.




lunes, 13 de diciembre de 2021

FEMINISMO PARA PRINCIPIANTES

Siento que desde que nací debo de tener el feminismo grabado en mi ADN, porque no puedo recordar un momento en el que tomara conciencia de algo que para mí es sinónimo de justicia, de equidad, de una cultura de paz frente a otra cultura, la del patriarcado, palabra que se deriva de mandar y de padre, que implica privilegios y poder sobre los demás. 

Durante años tuve una clara sensación de que avanzábamos con muchas dificultades por la resistencia de los hombres a compartir los derechos humanos, reflejados en tantos manifiestos firmados por tantas naciones, aunque siempre pensé cuánto esfuerzo y cuánta violencia estaba costando, miles y miles de mujeres asesinadas, violadas, maltratadas. Pero ahora, por desgracia, estamos en un punto de involución por el avance de las ideas de la ultraderecha en tantos países, incluido el nuestro, que tergiversan y manipulan un movimiento transversal que no para de evolucionar (vamos ya por la cuarta ola).

Me he sentido siempre tan feminista que nunca pensé en la necesidad de leer lo que yo tenía tan interiorizado. Hasta ahora que un grupo de amigas me pidieron que hiciera un resumen de lo que había sido el movimiento feminista desde aquellos tiempos en que Mary Wollstonecraft, la madre de Mary Shelley, publicó su Vindicación de los derechos de la mujer (Un año antes Olympe de Gouges había escrito la Declaración de los Derechos de la Mujer y la habían ejecutado). Para ello acudí a un libro ya clásico, Feminismo para principiantes, de Nuria Varela, y me ha entusiasmado.

He profundizado en lo que han significado las distintas olas. La primera, liberal. La segunda, socialista. La tercera, radical, con una toma de conciencia de que no hay un modelo único de mujer, sino muchos determinados por cuestiones sociales, étnicas, de orientación sexual, religión, ecofeminismo o una visión positiva de la sexualidad tan denostada durante siglos. Y la cuarta, en la que estamos ahora, se ha diversificado más contra el acoso sexual, la violencia o los vientres de alquiler. Al grito de "Ni una menos" y "Me too", se ha producido un movimiento de apoyo mundial en manifestaciones multitudinarias en muchos países, especialmente en Estados Unidos, América Latina y Europa.

Los que ridiculizan y menosprecian esta revolución pacífica, la más importante de los últimos siglos, aluden entre muchas inconsistencias a la superioridad moral que dicen que nos atribuimos. Si observamos datos objetivos, siento que esa superioridad está justificada: el 93% de los delitos que se comenten en el mundo los cometen hombres, sólo hay un 7% de mujeres condenadas, en su mayoría por problemas de transporte de droga, delito que cometen para paliar la miseria en la que viven con sus familias. La violencia es una de las peores lacras, y son los hombres en su inmensa mayoría quienes la practican. Afortunadamente siempre ha habido hombres maravillosos, como Poulain de la Barre que en 1673 escribió Sobre la igualdad de los sexos, o John Stuart Mill que, junto a su mujer Harriet Taylor, defendió el derecho de las mujeres. El lastre de la masculinidad tradicional también la sufren ese numeroso grupo de hombres que tienen conciencia feminista y a los que tenemos que agradecer su posicionamiento al lado de la justicia.

Este libro contiene tanta información valiosa y tan amena que debería ser de obligada lectura en institutos y universidades. Mientras tanto, lo recomiendo vivamente como regalo para estas próximas navidades. Yo lo voy a regalar, sin duda.


Isabel Sancho.





jueves, 9 de diciembre de 2021

LA OLA

Esta historia empieza con unas preguntas que empezaron a hacerse alumnos de todo el mundo a partir de los años cincuenta. ¿Cómo pudo ocurrir el holocausto? ¿Cómo sesenta millones de alemanes pudieron permitir que su gobierno hiciera lo que hizo? ¿Cómo no se rebelaron? ¿Cómo pudieron decir después que no sabían nada? ¿Cómo un gobierno puede asesinar a millones de personas sin que la gente lo sepa? Son preguntas que se han venido repitiendo desde entonces y que aún ahora siguen brotando espontáneamente en la mente de cualquier adolescente inquieto que se entere por primera vez de lo que hicieron los nazis. Preguntas que han perturbado a filósofos, psicólogos, sociólogos y pensadores de todo tipo durante décadas, desde Hannah Arendt hasta Stanley Milgram. Preguntas que, en un instituto californiano en los años sesenta, un profesor llamado Ron Jones trató de contestar de una forma poco convencional. 

Esta historia empieza en Palo Alto en 1967. Después de ver un documental sobre los horrores de la Alemania nazi, y ante la dificultad para responder las preguntas escandalizadas de su grupo de estudiantes, el profesor de historia puso en marcha un experimento. Creó La Ola. La Ola eran ellos. La clase. Un grupo elegido. Con un saludo especial, unas normas concretas y una cohesión sin fisuras. A través de la disciplina creó rapidísimamente un sentimiento de comunidad. Al principio como juego. Y enseguida como algo mucho más serio. Más profundo. Más fuerte. 

La Ola era un grupo con carisma. Durante una semana, la Ola les dio fuerza a los que se sentían débiles. Autoestima a los que no creían en sí mismos. Les dio un motivo para sentirse orgullosos a los que no creían en nada. La Ola levantó al peor de ellos y lo colocó junto al mejor, igualándolos a los dos en la aspiración a la excelencia. La Ola fue su propósito, su motor, la adrenalina que les hacía invencibles. La Ola fue su comunidad. Dentro se sentían parte de algo más grande que ellos mismos. La Ola les daba una identidad superior. Ya no tenían que luchar por su lugar en el mundo. La Ola era su movimiento, su equipo y su causa. Su razón para todo. 

Al cabo de una semana, la Ola se había expandido por buena parte del instituto. Todo el mundo quería formar parte de la Ola. Todo el mundo quería sentirse especial, estar dentro del movimiento, formar parte de los elegidos. Y todo el mundo, también, empezó a mirar mal a los que no querían entrar. Al principio con incredulidad. Luego con desprecio. Y al final, directamente con odio. Estar dentro ya no sólo era guay. Ahora era obligatorio. Y si te negabas, ya podías esconderte, no fuera a pasarte algo malo. 

Al cabo de una semana, el profesor tuvo que poner fin a un experimento que se le había ido totalmente de las manos. Y los alumnos guardaron silencio sobre lo que había pasado. Miraron hacia otro lado. La Ola quedó enterrada bajo toneladas de vergüenza colectiva durante años. Al cabo del tiempo, los alumnos empezaron a mirar hacia atrás con asombro. No entendían cómo habían podido pasar por eso. Cómo habían podido seguir a ciegas a alguien por la pertenencia a un grupo que los anulaba como personas y les cegaba ante su propia responsabilidad. 

En 1981, Todd Strasser recreó la historia real de los alumnos de Ron Jones en esta novela breve que se lee en un suspiro y que cuenta una historia universal sobre nuestra aterradora maleabilidad. Una historia que se haría todavía más famosa con la película alemana homónima de 2008 basada libremente en esta historia. 





jueves, 2 de diciembre de 2021

FREEDOM!

Desde que leí El Ferrocarril Subterráneo, me llama mucho la atención todo lo que tiene que ver con la vida de los esclavos en Estados Unidos y su lucha por la libertad. Una lucha que no acabó con la abolición de la esclavitud y que continuó hasta los años sesenta en busca de la igualdad de derechos civiles, y que aún sigue hoy, como una herida abierta en el corazón de Estados Unidos. Por eso, cuando esta novedad ilustrada de Edelvives cayó en mis manos, la reservé inmediatamente para mirarla despacio y dedicarle el tiempo necesario. Nunca pensé que me fuera a gustar tanto. 

Freedom! tiene un formato grande de libro ilustrado, está pensado para niños y niñas a partir de unos ocho años, y cuenta la vida de Harriet Tubman y la red de liberación de esclavos. Tubman nació en el sur de Estados Unidos en 1820, o quizá en 1822, hija y nieta de esclavos, y gracias a la red del Ferrocarril Subterráneo consiguió escapar hacia los estados del norte. Una vez a salvo, decidió dedicar su vida a salvar a todos los que pudiera del infierno que ella había vivido. "He escuchado la ira y los lamentos de los esclavos, y he visto sus lágrimas. Daré hasta la última gota de mi sangre para liberarlos". 

La historia es poderosa. Y la ilustración de la maravillosa Justine Brax (no os perdáis sus otros álbumes ilustrados en Edelvives) le da todavía más fuerza. Se detiene en el miedo que precedía a la decisión de los fugitivos de marchar hacia el norte. La espera en la noche, los caminos en la oscuridad, los oídos alerta ante el más mínimo crujido. Era una huida a vida o muerte. No podían esperar clemencia si los atrapaban. Demasiadas veces habían visto lo que les esperaba a los esclavos fugitivos. Después de los gritos desgarradores, de los potros de tortura y las piras en las que quemaban vivos a los que desafiaban de tal forma a sus amos, la muerte era lo que menos les preocupaba. 

Y también describe con alegría ese momento mágico en el que llegaban por fin a la ansiada libertad. En los estados del norte a menudo les recibían antiguos esclavos que recogían sus testimonios, como por ejemplo William Still, líder de la Sociedad contra la Esclavitud de Pensilvania, uno de los abolicionistas más influyentes de mediados del siglo XIX y que ayudó a Harriet Tubman en su camino hacia la libertad. También aparecen nombres clave de la lucha contra la esclavitud como Frederick Douglass, Thomas Garrett, Margaret Crowley, las hermanas Grimké, blancos, negros y nativos americanos que ayudaron a luchar contra un sistema salvaje e inhumano que defendía que el derecho de un ser humano a la dignidad y a la vida dependía del color de su piel. 

Harriet Tubman fue apodada Moses, y gracias a su labor para guiar a los esclavos negros hacia la libertad, se la conoce como la Moisés del pueblo negro. Este libro bellísimo y muy documentado es un homenaje a su vida y a la de tantos que, como ella, decidieron dedicar todos sus esfuerzos para luchar por un mundo más justo.