Una mañana, los animales del bosque se despertaron sobresaltados: ¡unos intrusos habían entrado en su tierra! Eran grandes y sus pieles eran de colores raros. Tenían que haber llegado de muy lejos porque nadie los había visto jamás. Eran extranjeros. ¡Intrusos! Y algo tendrían que hacer.
"Deberíamos hablar con ellos y pedirles que se vayan. ¡Aquí no hay sitios para todos! -concluyó Rana. Y así lo hicieron".
Susanna Isern y Sonja Wimmer unen palabras e ilustraciones para contar una historia universal que siempre se repite: cuando expulsamos a los que vienen de fuera con la excusa de que en nuestra tierra no hay sitio para todos, olvidamos que antes o después los intrusos podremos ser nosotros. Y siempre saldremos perdiendo.
Un cuento precioso y profundo dedicado a "aquellos que navegan siguiendo la Estrella Polar". Para que, allá donde vayan encuentren la hospitalidad que todos merecemos, y que nunca sean recibidos como intrusos.
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