sábado, 31 de enero de 2015

UNA BANDADA DE CUERVOS

Una bandada de cuervos es una recopilación de relatos que describen las terribles condiciones de los soldados japoneses que invadieron Siberia en 1918 para apoyar al ejército blanco contra los bolcheviques. Centrados en los soldados rasos y en los civiles rusos, los relatos ahondan en la indefensión de unos hombres obligados a luchar en un clima extremadamente hostil contra otros hombres por los que la mayoría no siente ninguna antipatía. Rodeados de nieve, hielo y paisajes desolados, sueñan con volver a su hogar, pero en el fondo no esperan regresar. Una parte de ellos ya ha renunciado. Están desesperados. 

La estepa nevada es como un interminable océano blanco en el que los batallones flotan a la deriva, sin mapas ni referencias topográficas para orientarse. Se alimentan de rabia y odio para sobrevivir, y también de la compañía nocturna de campesinas rusas, cuyo calor compran con provisiones que sacan de la cantina. Respiran escarcha, sienten como si se formase una capa de hielo en sus pulmones y nunca les abandona la sensación de que el sol ha huido de la tierra para brillar y calentar en otro lugar. 

Matan a campesinos rusos que se defienden porque prefieren morir de hambre que de una bala japonesa. Se cansan de combatir para nada, de que no haya ni estrategia ni lógica que dé al menos un sentido a la crueldad de lo que hacen. Su humanidad se desdibuja, la supervivencia los convierte en seres sin compasión, en bestias furiosas, en extraños para sí mismos. 

Denji Kuroshima
Hay relatos narrados desde varios puntos de vista, también desde los ojos de los campesinos rusos, que no dan crédito a lo que ven. El tono es preciso, cercano, extremadamente contenido. Predomina una humanidad especial en las descripciones y sólo se agita y hierve cuando los desenlaces se convierten en dedos acusadores que señalan y denuncian injusticias. 

El autor estuvo en Rusia en 1919 y durante toda su vida escribió para denunciar los abusos del imperialismo desde el punto de vista del proletariado con un estilo sobrio e impactante. Su única novela, escrita en 1930, sobre la agresión militar y económica japonesa de China, fue censurada en su país y no vería la luz hasta 1970, casi tres décadas después de su muerte. 

martes, 27 de enero de 2015

CAMINO A LA ESCUELA

Marie-Claire Javoy, autora de este precioso libro, es guionista, montadora y realizadora de numerosos documentales de cine y televisión. El trabajo en el que se inspira este relato mereció el Premio César 2014 de la Academia Francesa al Mejor Documental.

Nos cuenta las experiencias de siete niños de distintos países en su odisea para poder acudir al colegio todos los días. Samuel, un niño de India de 12 años, imposibilitado para caminar, quiere ser médico para curar a los niños que padecen enfermedades como la suya y hace un recorrido de cuatro kilómetros en una más que precaria silla de ruedas que empujan sus hermanos de 7 y 9 años durante varias horas. Katia, una niña siberiana de 9 años, nos introduce en un exótico mundo donde sólo a partir de ¡cincuenta grados bajo cero! los niños no van a la escuela. 

Verdaderos héroes infantiles afrontan auténticas odiseas para acceder a una educación que les procure un futuro más prometedor que el que tienen en su casa, con padres y abuelos analfabetos. En Kenia, el pequeño Jackson recorre quince kilómetros con su hermana de seis años, evitando peligros como los elefantes y otros animales salvajes. Carlitos, de once años, baja a caballo desde los Andes a la Patagonia argentina. Zahira hace a pie cada semana veintidós kilómetros para llegar a su escuela. El australiano Trevor, de siete años, tarda dos días en un todoterreno para incorporarse por primera vez a su clase que durante los años anteriores ha seguido a través de radio y vídeoconferencias. Y por último, la chinita Ayi de 13 años sigue la estricta disciplina de su país y elige un mejor colegio que el que tiene en su pueblo, pero tiene que caminar cuatro horas diarias, dos de ida por la mañana y dos de vuelta por la tarde.

Es especialmente llamativa la situación escolar en Australia, único lugar de los representados en el libro donde no hay discriminación de género en cuanto al acceso a la educación: el 97% de las chicas alcanzan la educación superior, frente al 70% de los chicos. 

Cada uno de los relatos viene acompañado por una interesante información sobre la situación de la educación de cada uno de los países, y estas historias también nos permiten conocer la vida cotidiana en cada una de las familias cuyos vínculos afectivos son tan entrañables.

Una lectura más que recomendable para nuestros niños y adolescentes, que gozan de muchas facilidades para poder estudiar y en tantos casos no las aprecian. 

(Recomendado por Isabel)

Samuel y sus hermanos

sábado, 24 de enero de 2015

QUÉ HACER CUANDO EN LA PANTALLA APARECE THE END

Hay poesía que se lee, en la soledad emocionada del que espera un cambio, o recitada en voz muy baja al oído de la persona adecuada.
Hay poesía que se huele, se toca o se escucha, escondida en ese significado con el que hacemos brillar a las cosas y que nace de nuestra forma de sentir y cuidar las expectativas.
Hay poesía que se comparte cuando ya no queda nada por decir, o cuando queda tanto por decir que no hay forma de empezar a romper el silencio.
Hay poesía que se escribe para rendirse o para no rendirse, para seducir o para refugiarse, para entregarse o para tratar de compartir lo que en el fondo no puede compartirse.

La poesía de este libro fluye de las palabras a los dibujos a través de muchas historias minúsculas y sencillas, flashes que iluminan una escena, una despedida, un momento intenso que encerraba posibilidades y que no fue, o que no fue como quizá debería haber sido.
Son hilos de vida que no se tocan, que corren paralelos, desarrollando su emoción por separado. 
Personas que tropiezan con sus propios sentimientos y se levantan y hacen pactos internos para intentar tropezar mejor la próxima vez. Que fingen no conocerse a sí mismas para que las quieran y acaban esperando recompensas que nunca llegan. Que abrazan y besan a personas cuyos sentimientos sólo se entregan por mitades. Que miran y no ven, o no las ven, y el mundo se empaña de rojo.
Deseos que no se rinden, que siguen ahí, empujando, que piden paso, que aprietan como un retortijón, como un dolor que se mueve inquieto por dentro y pide y reclama ser sentido. 
Fogonazos que iluminan una esperanza y desvelan un sentimiento abrumador, para apagarse al instante, provocando unas ondas expansivas en el interior de los personajes que nunca terminan de desaparecer del todo.
Son hilos de vida paralelos, vitales como el corazón que se empeña en latir más fuerte contra el frío, hilos paralelos que, cuando se tocan, explotan en una frase o en la expresión de un dibujo que detienen el tiempo y se quedan ahí, revoloteando en la retina y más adentro, clavándonos a algo bonito y duradero que ya ha pasado a pertenecernos.








martes, 20 de enero de 2015

EL CONDE NEGRO

Alexandre Dumas fue un negro de Haití que a los treinta y un años llegó a comandar legiones del ejército revolucionario de la Francia republicana. Padre del famoso novelista, inspiró buena parte de los sucesos de El Conde de Montecristo y encarnó en su trayectoria el triunfo y la traición a los ideales de igualdad de la Revolución Francesa. Con esta biografía chispeante e ingeniosa, Tom Reiss rinde homenaje a un personaje histórico olvidado y retrata una época turbulenta que cambiaría para siempre la historia de la humanidad.

A mediados del siglo XVIII, las condiciones de los esclavos en las plantaciones de azúcar de las colonias francesas del Caribe se parecían bastante a las de los prisioneros de los campos nazis o de los gulags estalinistas en los años cuarenta del siglo XX. La mano de obra era baratísima y lo que producía se vendía como el oro. 
Sin embargo, treinta años después Francia sería el primer país en la historia en abolir la esclavitud y promover la igualdad racial. Durante doce años, de 1789 a 1801, en teoría los negros tuvieron los mismos derechos que los blancos, optaron a los mismos puestos estatales y se beneficiaron del acceso a una educación similar. Aunque su situación en las coloniales era muy distinta, en Francia hubo diputados negros y generales negros. Y en especial hubo uno llamado Dumas cuyas hazañas militares lo convertirían en una leyenda, en un héroe aclamado independientemente del color de su piel. Llevó al ejército francés a través de los Alpes; pacificó la región de Vendée que se había alzado contra el gobierno republicano y consiguió que se le considerara, tras los desmanes de sus predecesores, un hombre justo por ambas partes; participó en las campañas de Italia de 1797 y acompañó a Napoleón en su aventura egipcia de 1798, donde no dudó en enfrentarse a sus ínfulas de poder y sus reacciones dictatoriales. 

El general Alexandre Dumas

Los ideales de la revolución lo eran todo para él. Significaban todavía más que para otros por el color de su piel y por provenir de donde provenía. Y no toleraba abusos ni desórdenes que pudieran poner en peligro sus principios. Así, al ser acusado por Napoleón de falta de lealtad, no dudó en responderle: "por la gloria y el honor de la patria yo daría la vuelta al mundo, pero si sólo se tratara de un capricho suyo, no daría un solo paso."
Noble e íntegro hasta la muerte, su carácter impulsivo le impidió prever las consecuencias de sus actos. Al volver de Egipto fue hecho prisionero por el Reino de Nápoles, enemigo de Francia, y los dos años de su cautiverio sirvieron de base para el germen de la historia que su hijo escribiría décadas después en El Conde de Montecristo. 

En 1802, enfermo y debilitado, consiguió regresar a Francia, pero no reconoció el país que había dejado cuatro años antes. Napoleón había dado un golpe de estado y había empezado a desmantelar los ideales por los que el general Dumas había luchado y vivido. Un ejército francés cruzó el Atlántico para ocupar Haití y restaurar la esclavitud, se derogaron la mayoría de las leyes igualitarias y el propio general tuvo problemas para evitar que lo deportaran. Napoleón nunca olvidaría el desaire de aquel negro y le negaría la Legión de Honor por sus servicios así como la pensión a su mujer cuando se quedó viuda. 

Murió de cáncer de estómago en 1806 y pasó sus últimos años aislado, olvidado y repudiado por sus antiguos amigos blancos, y sin poder creerse que su país, el país por el que había luchado y que le había llamado héroe, el país de la libertad, de la igualdad y de la fraternidad, hubiera traicionado hasta tal punto sus principios que pretendiera ahora devolverle a su Haití natal cubierto de cadenas. 



jueves, 15 de enero de 2015

TAMBIÉN ESTO PASARÁ

Milena Busquets ha encontrado la voz necesaria, sutil y sensible para abordar en una novela la apasionada y compleja relación que tuvo con su madre, Esther Tusquets, editora en Cataluña, al igual que ella. Temas universales como el amor, la muerte y la maternidad, tratados en profundidad y desde una perspectiva muy actual, han conquistado a editores de 27 países que compraron los derechos de traducción en la última Feria del Libro de Francfort, algo insólito en la literatura española. 

Las relaciones madre-hija suelen ser de una gran complejidad, especialmente cuando hay inteligencia y amor entre ellas, y se complican aun más cuando la madre es posesiva y tiene una gran personalidad, como cuenta Milena de su madre, aunque lo haga a través de Blanca, el personaje principal de esta interesante novela que nos envuelve como en una crisálida.

En un viaje de Barcelona a Cadaqués, (el mar de todos los veranos al que dedicó Esther Tusquets su primera novela en 1978, y de la que se hicieron cinco ediciones), después del funeral de su madre, Blanca se va con sus dos ex-maridos, sus dos hijos, dos amigas y la pareja de una de ellas y allí queda con su amante casado. Sigue de algún modo la estela de su madre, hija de la burguesía catalana en la que en los años 60 predominaba el glamour, la literatura y el talento, y aspiraba a vivir en una sociedad más libre y abierta, menos gris, que la que ofrecía la dictadura franquista.

Milena añora aquella etapa a pesar de no haberla vivido (nació en 1972), por tantas referencias directas como tuvo. Su madre y su tío Óscar Tusquets formaron parte de aquel grupo mítico y elitista de intelectuales y artistas de izquierda, que bautizó el escritor y periodista Joan de Segarra en octubre de 1969 como "La gauche divine" y al que pertenecieron figuras tan interesantes como Gil de Biedma, Félix de Azúa, Ana Mª Y Terenci Moix, Serrat, Carandell, Ricardo Bofill, Oriol Bohigas, J.A.Goytisolo o Rosa Regás, entre otros.

Muchas páginas de esta novela se impregnan de aquella experiencia que marcó toda una época y que luego se transformó en los 80 en una tolerancia permisiva y una promiscuidad gratuita en el sexo como forma de salvarse, muy presente en este relato. Las madres que supieron de tantas dificultades e injusticias en la forma de relacionarse con los hijos en su generación intentaron por todos los medios cambiar esas formas para construir unas relaciones más humanas, más amorosas, pero la realidad parece que no ha sido todo lo benéfica que se esperaba. En estas confesiones Milena consigue retratar un perfil emotivo de la generación de los 40 años muy interesante.

Mi recomendación más entusiasta para una novela que no se deja abandonar, sus 172 páginas piden luego reflexionar y seguir dentro del ambiente veraniego de ese precioso pueblo que es Cadaqués, en la Costa Brava.

(Recomendado por Isabel)