jueves, 31 de julio de 2014

Gaza grita. Recordando LA LIMPIEZA ÉTNICA DE PALESTINA

Estos días en los que nos levantamos, desayunamos, nos vamos a trabajar, somos amables, comemos, cerramos los ojos, volvemos a trabajar, volvemos a ser amables, quedamos con amigos y hasta nos olvidamos en brazos de algún amor aproximado, Gaza no deja de gritar. Da igual lo que hagamos, las bombas caen, matan y hacen sangrar otra vez, otra vez después de tantísimas veces, a un pueblo que no tiene forma de defenderse ni lugar seguro al que acudir para salvarse. Israel dice que se defiende. Siempre lo ha dicho. Es una actitud bastante extendida en muchos niveles. Sentirse amenazado, independientemente de que la amenaza sea real o de su magnitud, y responder atacando. Humillando, despreciando, masacrando. 

Israel nació defendiéndose. Hoy recordamos el origen de esta barbarie con este libro, La limpieza étnica de Palestina. Lo que los israelíes conocen como Guerra de la independencia de 1948, para los palestinos es la Nakba, la catástrofe, puesto que el resultado fue uno de los procesos de limpieza étnica más amplios y dramáticos de nuestro tiempo: cerca de un millón de palestinos fueron obligados a emigrar a punta de fusil, abandonando sus tierras, sus bienes y sus hogares: hubo matanzas como la de Deir Yassin y cientos de poblados fueron destruidos deliberadamente. 

Padre e hijo en Gaza. 21 de julio, 2014. (Sergio Yahni)

Ilan Pappé es uno de los historiadores israelíes más prestigiosos, y el de más repercusión internacional. Obligado a publicar sus obras en el extranjero y a vivir en su país entre amenazas de muerte, revela en este libro, a la luz de documentos desclasificados, la verdad de una expulsión en masa cuya negación por parte de Israel sigue haciendo hoy imposible la paz entre israelíes y palestinos, y que está en el origen de todos los problemas y los traumas colectivos de Oriente Próximo.


martes, 29 de julio de 2014

BALUARTE

Hace unos días, haciendo limpia de los libros que los clientes no han venido a recoger, me encontré con uno que aparté para ojear. La mayoría tiene un destino muy claro: la balda de la trastienda de los libros para devolver. Otros, muy pocos, decido quedármelos porque pueden ser interesantes. Y otros, los menos, los aparto para echarles un vistazo porque tienen algo. 

Aquel día había uno que tenía algo. Se llama Baluarte, es un libro de Valparaíso, una editorial chiquitita que publica principalmente poesía a 10€ el libro con una selección bastante buena. (Hace unos meses, reseñé un libro suyo: Sarajevo). La autora se llama Elvira Sastre, y nació en 1992. Una cría. Cada año que pasa, las fechas de nacimiento de los escritores más jóvenes me dan más vértigo. Dentro de poco vendrá un autor deslumbrante de finales de los noventa y saltaré de generación. Pasaré a formar parte de los que podrían ser padres de los nuevos escritores. Y empezaremos a admirar hacia abajo y no sólo hacia arriba o hacia los lados, como hasta ahora. Bonito ejercicio. Las perspectivas se amplían.

Este libro es la historia de una ruptura, de lo que pasa después, aunque también de lo que pasó antes y a lo que ya no se puede llegar. Y la voz de la autora lo llena todo, es sexy, intensa, rota, delicada e irresistible. Habla de una cantidad abrumadora de cosas importantes, parece que escribe poniendo mayúsculas a las cosas sencillas, haciendo que se conviertan en algo que uno necesita guardar como sea, porque una vez leídas pasan a formar parte de lo irrenunciable de la vida. Leo un poema tras otro, desordenadamente, saltándome páginas, en un intento inútil de abarcar una intensidad inabarcable.

Es un librito muy breve. Me gusta mirarlo en su estantería, al lado de los demás libros de poesía. Parece inofensivo, casi inocente. Y nadie sabe que la belleza de su contenido se sale de sus páginas nada más abrirlo y que los veintidós años de esta poesía están hechos de capas y capas de tristezas y de osadías y de la clarividente imaginación para conseguir "olvidar de mentira, lo justo para convertir desamores en recuerdos". 
Por si alguien tiene curiosidad por saber a qué suena Elvira Sastre, aquí recita con punteados de guitarra. 

jueves, 17 de julio de 2014

NADIE SABE DE NOSOTROS

Nosotros somos los que ocultamos un dolor que la gente no conoce ni quiere conocer. Un dolor que incomoda, que provoca vergüenza ajena, repulsión, miedo o, en el mejor de los casos, conmiseración. 
Nosotros somos los que vivimos al margen, los que llevamos a cuestas esta pena innombrable que no nos deja respirar y que, al contacto con las palabras y la luz, se convierte en un estigma. Nuestro pasado nos aísla; nuestras decisiones, nuestras secretas esperanzas, nuestros deseos prohibidos nos convierten en seres proscritos, y huimos de la felicidad impuesta como único modo de convivencia porque no nos reconocemos en las máscaras del optimismo obligatorio. 

Nadie sabe de nosotros. En el libro, nosotros son Luce y Pietro, dos futuros padres que, al séptimo mes del embarazo, sienten que su vida se desmorona. El feto sufre una malformación ósea que le llevará directamente a la muerte o, en el mejor de los casos, a una vida muy breve marcada por un sufrimiento continuo. Para ellos, el problema no está en decidirse o no por el aborto terapéutico, sino en el proceso emocional que viene después. En la avalancha de dolor, de culpa, de encierro, de no saber cómo se sigue viviendo con una carencia tan grande. 

Me pregunto cómo puedo sentir una carencia tan devoradora, tan visceral, igual que si me hubieran arrancado a mordiscos un miembro para dejarme destrozada y chorreante al borde de un precipicio, sin una forma armónica, un pensamiento completo, cómo puede sentirse una carencia así por alguien a quien no se ha conocido.

Pero Luce lo ha buscado, intensamente, visceralmente, lo ha deseado durante años, lo ha sentido crecer y vivir en su interior durante siete meses, es una presencia invisible, poderosa, que la desborda y la llena y en la que se reconoce. Sin esa presencia, sin esa persona herida y condenada al sufrimiento y a la muerte que nada en su interior, ya no sabe quién es. 

Este libro cuenta una historia de derrumbamiento. De heridas que no se cierran, de dolores primitivos y devastadores, ante los que la gente, instintivamente, aparta la mirada. Pero hay ciertos estigmas que no pueden permanecer en la sombra, que, a la vez que son privados e intransferibles, también deberían ser públicos y políticos. No pueden permanecer intimidados, acobardados por una opinión generalizada que los desprecia y los criminaliza. A veces llega el momento de levantarse y hablar, porque el dolor puede acabar devorándonos por dentro. Hay historias que necesitan escribirse con letras grandes, con una voz íntima, valiente y desnuda, como la de Simona Sparaco. Por ejemplo, de esta manera: 
Necesito escribirla, contarla al mundo. Arrancar el velo de la ley del silencio que se extiende, invisible, sobre nuestras cabezas, para volver a mirarnos en el espejo y quitarnos de encima el peso de la culpa que llevamos dentro desde hace miles de años, porque nos pintaron como Evas, Medeas y Antígonas, pero sólo nosotras conocemos los misterios connaturales a la naturaleza materna, el sentido último y profundo de nuestras decisiones. 

Nadie sabe de nosotros fue finalista del Premio Strega en 2013 y es una de las poquísimas novelas que aborda el tema del aborto terapéutico desde el punto de vista emocional de la madre. Un libro contra el silencio y la vergüenza, contra la idea de que el dolor es un estigma.

Simona Sparaco

jueves, 10 de julio de 2014

MI CLAUSTRO ES EL MUNDO

¡Es la segunda vez que reseño un libro de una monja! ¡Quién me lo iba a decir a mí, agnóstica convencida! Pero es que lo merece, igual que Teresa Forcades, de quien hice un elogio sin paliativos hace unos meses.

Sor Lucía Caram, monja de clausura, dignifica su orientación. Si todos los representantes de la Iglesia fueran como ella y como Teresa, creo que tendrían todo el respeto y la admiración que nos hemos visto obligados a retirarle a esa Iglesia que parece vivir fuera de la realidad. La prueba es la contestación que dentro de su ámbito han tenido que soportar estas dos mujeres valientes, éticas y solidarias.

Es muy interesante ver cómo desde una familia del Opus Dei en Tucumán, Argentina, una muchacha con clara vocación religiosa desde muy joven empieza a cuestionarse las formas y el fondo de esa Iglesia de donde no desea salir pero sí anhela que se transforme porque no se corresponde con su idea solidaria y de libertad.

Su viaje a España, primero a Torrente en Valencia y luego a Manresa en Barcelona, marca un camino que, si bien en la primera parte de su libro parece algo trillado, a partir del momento que llega a Manresa cobra vida con la etapa de la crisis que analiza de forma clara y contundente, cuando su compromiso con los más necesitados pone un punto de emoción y nos ofrece un ejemplo de humanismo. Cuestiona pasajes de la Biblia que ningún criterio ético podría aceptar y expone las inquietudes de una juventud que a pesar de ser católica no se siente representada por esa élite eclesiástica que se empeña en ignorar la realidad.

Interesante la fe inquebrantable de esta monja valiente y solidaria que además no se amilana cuando se enfrenta con esa dialéctica suya tan directa a los poderes políticos.