lunes, 30 de diciembre de 2019

EL RESTO DE SUS VIDAS

Este blog es un resumen de nuestras lecturas. A menudo, de nuestras lecturas dolorosas, que salen de un compromiso batallador hecho de rabia y pena, por más luz que escondan. Buscamos en los libros el disfrute de una buena historia, pero también un instrumento que transforme y amplíe nuestra forma de ver el mundo. Y que lo haga a través de todo aquello que en el día a día se nos queda fuera de encuadre. Reseñamos libros, a menudo, como quien tira dardos para señalar alguna enfermedad social. Como quien tiende una mano para tratar de aplacar el dolor inabarcable de tantos. 

Pero a veces hay que parar. Dejar reposar todo ese compromiso doloroso en la pila siempre creciente de libros por leer y regalarse una lectura amable. Una carcajada sin consecuencias y un beso dulce en los labios para irse a dormir con la conciencia ronroneante. 

Para despedir con alegría el 2019 con esta última reseña, la número 100 este año, esta novelita de Didierlaurent es perfecta. Recuerdo con cariño aquella primera novela que leí de este autor, El lector del tren de las 6.27, allá por 2015. Era una mezcla estupenda de comedia extravagante e intriga amorosa que se dejaba leer como un cuento al calor de la chimenea, con una sonrisa y sin sobresaltos. Esta es igual, con sus temas importantes (la vejez, la muerte, la eutanasia, los abismos familiares) siempre aderezados de esa gracia ligera que quizá sólo brote espontáneamente de los franceses. 

Ella es una ayudante a domicilio. Una hora al día va a la casa de personas mayores que ya no pueden realizar ciertas tareas debido a su salud. Y siempre se las apaña para hacer que esa hora sea algo más que un trabajo rutinario. Algunos la desafían dejando un billete de cincuenta euros, siempre el mismo, en distintos lugares de la casa. Otros prefieren que dedique su tiempo a jugar al Scrabble, que es mucho más útil y necesario que cocinar o pasar el polvo. Y luego está Samuel, con sus números tatuados en la muñeca y sus tartas selva negra de los jueves, para quien Manelle es la nieta que nunca tuvo, una bocanada de alegría y aire fresco en su vida recluida.

Él es tanatopractor y maquillador de una troupe de teatro amateur. Oscila entre el mundo de los muertos y el mundo de los vivos, embelleciéndolos a los dos. Entiende que la belleza salva del dolor y dulcifica la memoria, y que todos tenemos el derecho de poder llevarnos el recuerdo de nuestros seres queridos sin el espanto que deja la muerte en los cuerpos que invade. No se habla con su padre pero adora a su abuela, con sus dulces bretones rebosantes de espumosa mantequilla, sus ideas locas sobre cómo detectar a las buenas personas y su amor generoso y vivaz como una cancioncilla infantil.

Cada capítulo de esta novela tiene la redondez de un relato corto. La vejez y la muerte planean por toda la historia y, sin embargo, la he terminado como si me hubieran regalado una caricia bondadosa y una inmensa carcajada llena de vida. Ojalá el 2020, y el resto de nuestras vidas, sigan siempre llenos de los gestos cotidianos de amor que tan bien describe Jean Paul Didierlaurent.



viernes, 27 de diciembre de 2019

BOY ERASED (IDENTIDAD BORRADA)

Una palabra que se repite mucho en este libro es "abominación". No sé si es porque su uso es relativamente infrecuente o porque quienes más la pronuncian son los cristianos, pero a mí me suena con una rotundidad terrible, me suena a maldición bíblica, a condena eterna. En este libro, la palabra tiene la connotación más habitual en el mundo cristiano radical: la abominación es el pecado del cuerpo, es la tentación del placer, es cualquier desviación de la heterosexualidad monógama tradicional: la abominación es, para muchos, simplemente atreverse a amar. 

Garrard Conley (1985) es un chaval al que sus padres, al descubrir que es gay, meten en una terapia de conversión de la homosexualidad para tratar de curar su particular "abominación". Allí tratarán de borrar su identidad, de extirparle la emoción, las sensaciones y la percepción de su propia sexualidad hasta el punto de volverle loco. "El miedo a la vergüenza, seguido del miedo al infierno, era lo que realmente impedía que nos suicidáramos". 

En su comunidad de cristianos bautistas, la heterosexualidad ha de estar presente en cada pequeño aspecto de la vida de cada uno, desde tu forma de andar o vestir hasta tu tono de voz o el vocabulario que usas. El mundo, para no ser abominable, debe estar perfectamente dividido entre lo masculino y lo femenino, y ambos deben ser dos polos opuestos que se atraigan, por el bien de la especie y de Dios. En su comunidad, como en tantas otras, ser homosexual es una enfermedad que hay que corregir. Es una identidad falsa que no debe existir, y que debe ser sustituida por la identidad correcta, la identidad que Dios ha querido que cada uno tengamos. 

Cuando Garrard Conley entró en esta terapia tenía apenas diecinueve años. Era un chaval en su primer año de universidad, un chaval que no había aprendido todavía el lenguaje adecuado para expresar sus sentimientos, las palabras necesarias para defenderse. Como cualquier chico de su edad, le desesperaba ser aceptado por los demás. Buscaba esa euforia que sintió la primera vez que salió con una chica, por probar, y vio la aprobacion en la mirada de los demás. Una aprobación que le costaría un esfuerzo sobrehumano conseguir, como no fuera forzándose a hacer lo que no quería, a ser quien no era. 

Estas memorias me han recordado a Una educación, las memorias de Tara Westover sobre su infancia en una comunidad mormona en Estados Unidos. Ambos cuentan cómo el fanatismo religioso puede destrozar la vida de las personas al intentar que quepan en la estrechez de una idea insensata. Ambos insisten en el sufrimiento que supone tener que elegir entre la cordura y el amor de tu familia, en la rabia que sienten los que se ven expulsados de una comunidad simplemente por querer estudiar, ver mundo, o simplemente amar libremente. 

A Conley Garrard le dijeron que el sexo gay era lo mismo que violar, que los homosexuales eran todos depredadores, pederastas. Le dijeron que la homosexualidad y la permisividad de nuestra cultura occidental eran los culpables del terrorismo y de las enfermedades y de los ciclones y de las desgracias del mundo. Le dijeron que confiara en Dios y obedeciera. Que pidiera perdón, que se arrepintiera, que suplicara por su alma, que fuera un buen siervo del Señor y dejara de pensar por sí mismo. Le dijeron que tenía que desprenderse de su tara, de su adicción, de su pecado. Que abandonara ese capricho que a ojos de Dios siempre sería una abominación. 

Cartel de la adaptación cinematográfica
Esto ocurrió en 2004 en Estados Unidos. Love in Action, el centro de terapia al que acudió Conley, llevaba en activo varias décadas promoviendo estas terapias, con la aprobación de las comunidades del sur del país. Centros como estos también existen en Europa, promovidos por la Iglesia Católica. Sin ir más lejos, el Obispado de Alcalá de Henares promovió y amparó durante mucho tiempo cursos clandestinos e ilegales de conversión de la homosexualidad.

Toda idea incuestionable es una cárcel. Con su insistencia en "lo natural" de la heterosexualidad, los homófobos sólo demuestran su incapacidad para aceptar las realidades que no pueden imaginar. Libros valientes y contundentes como este, junto a editoriales tan necesarias como Dos Bigotes, muestran no sólo que algunas doctrinas religiosas vulneran los derechos humanos más básicos, sino que la intolerancia también se puede vencer con amor. Que toda idea incuestionable, si se combate de la forma adecuada, puede volverse cuestionable, relajar sus barrotes y soltar a sus presos de una vez y para siempre. 




viernes, 20 de diciembre de 2019

NUESTROS DIEZ CÓMICS FAVORITOS

Hace unos cuatro o cinco años decidimos ponernos al día con los cómics, invitarlos a la librería con una sección decente y dedicarles la atención que se merecen. Y cada día disfrutamos más ese momento entre novela y novela, entre ensayo y ensayo, en el que nos zambullimos en esta otra forma de literatura, de contar historias con ilustraciones que tantísimas posibilidades tiene. Cada vez más diversos, más expresivos, más audaces, no dejamos de encontrar en los cómics verdaderas obras de arte capaces de transmitir emociones potentísimas y de contar historias universales aunando de mil maneras literatura e ilustración.
Esta es nuestra selección de lo mejor que hemos leído en 2019.

¡Cosecha Benedetti!



1. Jonas Fink, de Vittorio Giardino (Norma, 35€).

Vittorio Giardino ha dedicado a esta obra más de veinte años de su vida. Una obra sobre la historia de Praga desde 1949 hasta 1968, sobre los muros que los hombres levantan entre países y entre personas, por miedo a que su idea del mundo pueda ser puesta en entredicho.
Jonas Fink es hijo de un médico condenado a prisión por negarse a ser cómplice de la dictadura comunista que se impuso en Checoslovaquia a partir de 1949. Expulsado de la escuela, condenado a trabajar para escapar de la miseria, pronto encuentra en los libros una forma de evasión y de traer a casa un sueldo de subsistencia. También es un homenaje a las librerías como focos de resistencia. Librerías como refugios, como trincheras desde las que defender la palabra y la idea de futuro.



2. El día 3, de Cristina Durán y Miguel Á. Giner Bou (Astiberri, 18€).

El día 3 de julio de 2006, un vagón de metro descarriló entre las estaciones de Jesús y Plaza de España de Valencia debido a que circulaba a más del doble de la velocidad permitida.
El día 3 de julio de 2006, 43 personas fallecieron y 47 resultaron heridas en el accidente de metro más grave de la historia en España.
El día 3 de julio de 2006, la vida se paró para decenas de familias que vieron cómo ningún representante de la compañía ferroviaria ni del Gobierno valenciano tenía intención de asumir ninguna responsabilidad.
El día 3, Premio Nacional de Cómic 2019, es a la vez un dedo acusador y una mano abierta compasiva, un grito de rabia y una canción de consuelo. 


3. La balada del norte, volúmenes 1, 2 y 3, de Paco Roca (Astiberri, 18€).

Zapico, uno de los más brillantes historietistas españoles, está creando una obra impresionante sobre la Revolución de 1934. A través de una ambigua historia de amor entre el hijo del dueño de una compañía minera y la hija de uno de los líderes de la revolución, retrata de forma magnífica el clima de violencia, la angustia de los trabajadores, el desprecio de los empresarios y el caos que reinaron en Asturias durante aquel mes de octubre, dejando para el tercer tomo, presumiblemente, las consecuencias de la represión y el destino de esa pareja improbable. La revolución de octubre de 1934 fue la última revolución social de Europa Occidental. Y aunque fracasó, pronto se convirtió en un mito para la izquierda, a la altura de la Comuna de París o de la Revolución Rusa.


4. Intisar en el exilio, de Pedro Riera y Sagar (Astiberri, 22€).

Este cómic furioso, divertido, directo y moderno es un puñetazo en el centro de la cara del machismo salvaje que impera en la cultura yemení. Con su desparpajo, Intisar nos acerca Yemen a nuestro sofá, a nuestra ciudad occidental donde, a pesar de la distancia con los países árabes, las mujeres siguen estando lejos de haberse liberado de ser juzgadas desde niñas por aspectos que no pueden controlar. También es un puñetazo en el centro del machismo de nuestra sociedad, aún tan visible, tan cotidiano. De repente, Yemen ya no es el desierto árido y medieval que muchos imaginan, sino un país en guerra poblado por gente con inquietudes muy parecidas a las nuestras. Y con la necesidad de libertad y justicia que todos compartimos en todos los países del mundo.


5. Mandela y el general, de John Carlin y Oriol Malet (Debolsillo, 15,95€).

A principios de los noventa, el odio racial en Sudáfrica, alimentado por cincuenta años de violencia institucionalizada, había cristalizado en la amenaza de una guerra civil. Mandela comprendió que el peligro consistía en que los blancos, tal y como decían sus proclamas, siguieran pensando que los negros eran unos perros rabiosos, sedientos de venganza, que querían acabar con todos ellos. Para combatir esa idea, se le ocurrió hacer lo que ya le había funcionado otras veces: invitar a Constand Viljoen a tomar el té. Y, de nuevo, ocurrió el milagro. Viljoen descubrió que ese hombre, tras pasar más de treinta años encerrado en una cárcel por culpa de sus ideas, no sólo no estaba sediento de venganza, sino que ofrecía una sonrisa, una inteligencia despierta y las manos abiertas al líder de los que lo querrían muerto, con el objetivo de salvar a su país, el país de los dos, de un baño de sangre.



6. Bajo un nuevo cielo, de Kei Fujii y Cocoro Hirai (Ponent Mon, 22€).

Bajo un nuevo cielo cuenta cuatro historias. Cuatro historias en las que a los protagonistas les quitan algo y tienen que aprender a vivir con esa carencia, cuatro historias en las que sólo el amor y la perseverancia pueden abrir las puertas de un mundo nuevo, bajo un nuevo cielo.
Hemos revivido con este cómic lo que sentimos con El pájaro azul: una avalancha de emociones. En pocos cómics hemos visto primeros planos tan expresivos y una capacidad de expresar júbilo, angustia o desesperanza tan poderosa. 




7. La divina comedia de Oscar Wilde, de Javier de Isusi (Astiberri, 29€).

Un escritor genial sin ninguna obra genial, así le describían sus amigos. Decían que bastaba estar a su lado un par de horas para darse cuenta de que nada de lo que había escrito podía compararse con su genialidad como conversador. Puso su genio en su vida, y solamente su talento en su obra, como él dijo. Y se pasó los últimos años de su vida, desde su salida de la cárcel, sin escribir nada. Sólo viviendo. Viviendo y contemplando las estrellas desde el fango.
Este cómic cuenta las andanzas por París durante los últimos años de su vida. Lo había perdido todo, pero seguía siendo un imán, un genio caído en desgracia, un ejemplo para cualquier letraherido que se dejara embriagar por la bohemia de la ciudad más bonita del mundo. 



8. Niño prodigio, de Michael Kuppermann (Blackie Books, 19,90€).

Joel Kupperman fue quizá el niño más famoso de Estados Unidos para toda una generación. Entre los años treinta y cuarenta participó en centenares de programas del Quiz Kids, primero en la radio y después en la televisión, respondiendo correctamente a todo tipo de preguntas imposibles. Desde los seis años era capaz de resolver de cabeza cualquier cálculo matemático imaginable, y se convirtió en un ídolo de masas yanqui durante la Segunda Guerra Mundial. Pero, ¿de verdad quería estar todos los viernes delante de todo el país respondiendo preguntas? ¿De qué le servía a él toda esa inteligencia disparatada?
Este cómic es la historia de la infancia de Joel Kupperman contada por Michael Kupperman, su hijo. Una indagación en los traumas silenciados de un hombre que parecía haber nacido teniendo una respuesta correcta para todo. Excepto para las preguntas que no era capaz de imaginar.


9. Irmina, de Barbara Yelin (Astiberri, 27€).

Irmina, la joven alemana protagonista de esta historia, se enamora de un universitario negro llamado Howard en el Londres de los años treinta, y ve cómo la situación política de su país, junto a su situación personal, la alejan con fuerza de él. Cuando un día el correo le devuelve la última carta dirigida a Howard, se da por vencida y, poco a poco, empieza a dejarse llevar por el torbellino social de su país. Hasta entonces nunca se había interesado por la política. Había decidido no querer ver ni saber las consecuencias del terror nazi. Se había puesto la venda que voluntariamente se pusieron millones de alemanes hasta el final de la guerra para no tener que cargar después con el peso del horror del que de alguna manera habían sido cómplices.



10. La misión de Alou, de Christian Lax (Ponent Mon, 32€).

Alou encuentra un día una estatuilla de madera que se ha salvado milagrosamente de la destrucción yihadista en su país, Mali. Ya se sabe que su devoción fanática persigue todo aquello que no se ajuste a su estrechísima concepción del mundo, ya sean personas o representaciones artísticas. Cuando se entera de la antigüedad de la estatuilla, llamada Maternidad roja, y de su valor incalculable, decide esconderla para ponerla a salvo. Pero, ¿cómo conseguirlo si su propia vida corre el mismo peligro que la Maternidad roja que se ha propuesto salvar de la destrucción?






miércoles, 18 de diciembre de 2019

NUESTROS DIEZ FAVORITOS INFANTILES

Este año tenemos a un superratón detective que juega a ser Sherlock Holmes, a una langosta encantadora que quiere cenar pero no convertirse en cena, a una foca y una tortuga que por nada del mundo quieren volverse humanas, a unos ratoncitos minúsculos que van saltando de viaje en viaje, a una gallina llamada Manuela sedienta de aventuras, ¡y de que la dejen bañarse en el mar! Y a Perro Apestoso, el perro callejero más bueno, tontorrón y simpático que hemos conocido nunca. Pero no todos los protagonistas de nuestros diez favoritos son animales. También tenemos a unos niños que deciden que el mejor sitio para vivir puede ser en la copa de un árbol, a un violín que en las manos de Patrick hace magia con sus melodías y a todo un continente llamado África que alberga miles de sorpresas para niños de todas las edades. 

Niños y niñas, preparaos, porque un año más os volvemos a llevar de viaje por los mundos de fantasía y realidad que pueblan nuestros diez favoritos infantiles.
¡Cosecha Benedetti!



1. La ola de estrellas, de Dolores Brown y Sonja Wimmer (Nubeocho, 15,90€).

Un día, Mimbi y Kipo, una tortuga y una foca, estaban jugando tan felices que no se dieron cuenta de la hora ni de la tormenta y cuando salieron a la superficie contemplaron un enorme arcoíris lunar. Intentaron cerrar los ojos pero, oh, era demasiado tarde. Cuando los volvieron a abrir, sus aletas se habían convertido en manos y sus pulmones les pedían todo el rato aire y aire y más aire. 
Así empieza esta historia mágica de amistad y fantasía, que llevará a Mimbi y Kipo a buscar la famosa ola de estrellas en una aventura que recordarán siempre. Acompañada de unas ilustraciones preciosas y emotivas, esta leyenda es de las que no se olvidan fácilmente. 


2. Lenny Langosta se queda a cenar, de Fin Buckley, Michael Buckley y Catherine Meurisse (Libros del Zorro Rojo, 14,50€).

Lenny Langosta es un tío formidable. Qué bigotes, oye. Qué porte. ¿Has visto cómo mueve las caderas? Ni un dandi francés le iguala en elegancia. Y es que se dirige a una cena de gala. Ni más ni menos. ¡Una cena de gala! ¡Y qué recibimiento! Todos le esperan con una alegría nunca vista. Sin duda, se lo merece. Lenny es el mejor. ¡Pero si los comensales incluso llevan un barbero con su foto!
"¡Espera, Lenny! ¿Seguro que te quieres quedar a la cena?"
¿Y tú, lector? ¿Qué piensas? ¿Debería el bueno de Lenny quedarse a cenar? Según lo que decidas pasarás de una página a otra del cuento y verás qué sorpresas esperan a Lenny en la cena de gala más glamurosa, salvaje y divertida que te puedas imaginar. 


3. Cómo hacer una casa en un árbol, de Carter Higgins y Emily Hughes (Libros del Zorro Rojo, 13,90€).

Todo lo que necesitas para hacer una casa en un árbol es tiempo, mirar hacia arriba, abrir los ojos de la imaginación... y leer este libro. Sí, sí, leer este libro, porque es un pequeño manual de instrucciones para dejarse llevar por el juego de vivir en otros lugares menos aburridos que una simple y banal casa. Para ello hacen falta sin duda clavos, madera, almohadas y bocadillos. Pero también un gorro de pirata y una noche estrellada. Todo está en este libro. Y en la mente de todos aquellos que quieran ver en la naturaleza no solamente un decorado, sino un entorno vivo, hermoso y excitante lleno de posibilidades para vivir aventuras salvajes.



4. Perro Apestoso, de Colas Gutman y  Marc Boutavant (Blackie Books, 12,90€).

Perro Apestoso vive en un cubo de basura con Gatochato, su amigo del alma, que debe su nombre a que un día un camión le atropelló y se quedó más chato que una radiografía. El nombre de Perro Apestoso se debe a que..., bueno, creo que se explica por sí solo. Parece una moqueta rasposa y es tan desgarbado que a veces ni siquiera parece un perro, pero lo cierto es que Perro Apestoso es el animal más bueno y entrañable y divertido que te puedes encontrar por la calle. Y por los libros.
No se me ocurren mejores amigos que Perro Apestoso y Gatochato. Así que, niños de cinco a ocho años, escuchad: si queréis revolcaros de risa y encontrar felicidad hasta en los cubos de la basura, leed las aventuras de estos dos amigos. Las recordaréis toda la vida.


5. Perro Apestoso va al cole, de Colas Gutman y  Marc Boutavant (Blackie Books, 12,90€).

Mientras que en su primera aventura Perro Apestoso salía a buscar a un amo que lo quisiera, en su segunda aventura, Perro Apestoso irá en busca del conocimiento. "Sueña con el día en que por fin sabrá leer para contarle cuentos a Gatochato". Pero la realidad de la escuela, la prestigiosa Royal Perrins School, exclusiva para perros, tampoco es como la había imaginado. ¿Cómo es posible que todos esos perros pijos y relamidos no le dejen jugar a fútbol con ellos, a menos que haga él de pelota? Al final, Gatochato le viene a recoger con unas migas de cruasán de chocolate como premio, "¡incluso ha encontrado un trozo de chupachups por el suelo!", y se vuelven a casa, digo, a su cubo de la basura, donde Perro Apestoso podrá enseñarle a su amigo lo que cuesta aprender a leer, y donde podrán seguir soñando "con todas las aventuras emocionantes que les depara la escuela de la vida".



6. Superratón y el robo del gran queso, de M. N. Thal y Mark Chambers (Edelvives, 14,90€).

La noticia del robo del Gran Queso está corriendo como la pólvora por Ratonópolis. ¿Quién ha sido el ruin ratero que ha robado este magnífico manjar? ¿Podrá nuestro héroe enmascarado, Superratón, capturar al malévolo malhechor antes de que sea demasiado tarde?
Este cuento es para pequeños detectives con el olfato muy fino. Encierra montones de secretos tras montones de solapas y es que la tarea es importantísima: no hay crimen peor que robarle un queso a una colonia de ratones. Superratón es un irresistible Sherlock Holmes con capa de superhéroe dispuesto a todo. ¿Le acompañas en su aventura?



7. Ratones de viaje, de Oli y Natalia Colombo (Kalandraka, 13,00€).

Este el cuento para más peques de nuestra selección. Y no sólo porque los encantadores ratoncitos que lo protagonizan son diminutos, sino porque está escrito con una rima que no te suelta y no hay que hacer nada para que por sí solo pueda transformarse en canción. En la caravana de estos viajeros cabe de todo, trajes de galas, maletas y mucho sol. Y las aventuras de sus ocupantes irán enlazándose unas con otras como las rimas del cuento, que toman la última palabra de cada página para empezar la siguiente, subiendo dunas, volando en parapente, buceando en el mar, y haciendo lo que todo ratoncito hace todos los días: pasárselo requetebién. 



8. La extraordinaria historia de la gallina Manuela, de André Bouchard (Edelvives, 10,90€).

La gallina Manuela está sedienta de aventuras, ¡y de que la dejen bañarse en el mar! Y es que trabaja de sol a sol, la pobre, no para ni un segundo, poniendo huevos a diestro y siniestro, y se merece un poquito de descanso. Y aunque el niño de este cuento no termine de creerse que la gallina Manuela se lava los dientes, lee por las noches y sabe volar, lo cierto es que la gallina Manuela puede y sabe hacer todas estas cosas estupendamente, tan bien como cualquiera. Puede hasta bañarse en el mar sin bañador ni nada, aunque si hace falta se calza un bañador en un segundo y listo. ¿Un simple bañador le va a impedir bañarse en el mar? ¡Ja!



9. El violín de Patrick, de Quentin Blake (Blackie Books, 14,95€).

Quentin Blake es único. Dibujante de cabecera de Roald Dahl, comparte con este su gusto por la fiesta, la excentricidad y la explosión de humor puro e inocente que en ocasiones se tiñe de una encantadora mala uva. El protagonista de esta historia es un chico llamado Patrick que un día sale en busca de un violín. Va de puesto en puesto hasta que en el de Don Cebolla encuentra justo el que busca, y se lo lleva a cambio de su última moneda de plata. Tan contento está que se va al campo a tocarlo y cuál no es su sorpresa cuando ve que el sonido del violín llena de colores la naturaleza. 
"El mundo puede ser un lugar muy gris, muy serio, muy pobre". Pero a veces basta con el sonido de un violín y unos dedos alegres para llenarlo de fiesta, de humor y de colores. 



10. ¡Esto es África!, de de Atinuke y Mouni Feddag (Geoplaneta, 19,95€).

África es inabarcable. Y es mucho más que la serie de dramas que vemos en las noticias. Bien lo sabe nuestro querido Xavier Aldekoa que, desde el prólogo de este libro, resalta lo que las autoras han querido mostrar: "una mirada hacia otras Áfricas alegres, sabias, cargadas de historia y donde la gente se divierte. Es un libro lleno de optimismo, de alegría, de costumbres extraordinarias, de tradiciones antiguas y de fauna asombrosa. Este es un libro sobre el África de verdad. Por eso hay mil colores". 
Aquí cada país tiene su espacio y es una ventana fantástica para que los niños y niñas a partir de seis o siete años puedan adentrarse en ese mundo mágico, tan distinto al nuestro en muchas cosas y tan igual en lo esencial, que es África. 




lunes, 16 de diciembre de 2019

NUESTROS DIEZ FAVORITOS

Ya lo decíamos el año pasado: jerarquizar el placer y el gusto es un despropósito. Así que este año nuestra lista de favoritos, una vez más, no sólo no es jerárquica (tan bueno es el primero como el décimo) sino que ha estado cambiando hasta el último momento y seguirá cambiando a partir de enero, a medida que vayamos enamorándonos de nuevas novelas.

En 2019 hemos seguido muy pendientes de África, en esta ocasión a través de la literatura de dos autores europeos que nos encantan. Nos hemos ido dos veces al París de los años veinte siguiendo la pista de artistas y banqueros. Hemos atracado cientos de bancos y joyerías con el ladrón más prolífico y encantador de la historia de Estados Unidos. Hemos vivido la violencia contra las mujeres en la piel de una mujer latinoamericana que se hace pasar por una muerta y en la de una chica criada por la fuerza en lo más profundo de la naturaleza de Carolina de Norte. Hemos disfrutado de la tensión psicológica de un noir gallego rompedor, hemos aprendido a amar todavía más los libros a través del exquisito ensayo de nuestra querida Irene Vallejo, y por último no hemos podido resistirnos a incluir una novela irónica, bella y fastuosa que, aunque publicada a finales del 2018, nos ha dado toda la felicidad del mundo a lo largo de todo este 2019. 

Aquí están, por méritos propios, nuestros diez favoritos de 2019. Aunque quizá la semana que viene caigamos rendidos ante nuevas novelas y la lista cambie. Como la vida y las cosechas, que nunca se están quietas. 
¡Cosecha Benedetti!



1. El infinito en un junco, de Irene Vallejo (Siruela, 24,95€).

Irene Vallejo ha escrito el ensayo más adictivo y conmovedor que hemos leído este año. Un ensayo sobre el origen de los libros en el mundo clásico, sobre cómo los libros y nuestra relación con ellos a lo largo de la historia nos han hecho ser quienes somos. La autora ha conseguido algo poco común en los libros de historia: que interese, enseñe y conmueva a partes iguales. Se nota que escribe desde la pasión y el amor, que escribir para contar historias no sólo es su trabajo, sino una vocación con raíces profundas. Ella lo dice así de bonito: "Escribo porque [...] me fascina la delicada urdimbre de las palabras. Me siento heredera de esas mujeres que desde siempre han tejido y destejido historias. Escribo para que no se rompa el viejo hilo de voz".
Querida Irene, el viejo hilo de voz lo has convertido en río inagotable.



2. Belleza roja, de Arantza Portabales (Lumen, 19,90€).

Los seres humanos tenemos entre cuatro y seis litros de sangre en el cuerpo. Suficientes para cubrir el suelo de una habitación de diecinueve metros cuadrados. Sé lo que mide la habitación porque ayudé a Sara a amueblarla. Diecinueve metros cuadrados cubiertos de sangre.

Así comienza la novela de intriga que ha revolucionado a toda la familia este verano. Llaman a su autora la nueva dama de la novela negra española y nos parece que, como punto de partida en su carrera literaria de misterio, este libro es un cohete que ha llegado a la luna.



3. Estoy contigo, de Melania G. Mazzucco (Anagrama, 19,90€).

Esta novela cuenta una historia de dolor. Una historia real que empieza en el Congo, pasa por la selva y un campo de tortura hasta terminar en la estación de Termini, en Roma, en la piel de una mujer llamada Brigitte que lo ha perdido todo excepto su vida, y que no sabe qué va a poder hacer a partir de ahora con ella. Estoy contigo es una mano tendida, una frase de aliento para ofrecérsela a todos los que llegan a Europa, naufragados de vidas imposibles, y no tienen a nadie que esté con ellos. Porque llegar a Europa es su objetivo. Pero también el principio de otro viaje no menos doloroso y aterrador para los miles y miles de refugiados que llegan a nuestras costas para buscar una vida mejor, o para salvarse, como Brigitte, de una muerte segura.



4. La edad de la luz, de Whitney Scharer (Salamandra, 20,00€).

El París de los años veinte, vaya época para soñar. Esa fiesta perpetua que describió Hemingway quizá sirviera de imán para que una jovencísima norteamericana llamada Lee Miller cruzara el charco y se enamorara perdidamente de esa bohemia francesa tan distinta de la vida neoyorquina en la que se había criado. De la bohemia, y de Man Ray, por supuesto, el famoso fotógrafo del que aprendería a convertir su mirada de esteta en arte. A través de esta historia de amor, turbulenta donde las haya, acompañamos a Lee por una época llena de vaivenes sociales y políticos en una novela cercana y sensible, íntima y vibrante. 




5. A plena luz, de J. R. Moehringer (Duomo, 19,80€). 

Pasó de enemigo público número uno a héroe popular. Convirtió el atraco de bancos en un arte elevado que requería estudio, preparación, técnica, y a la vez innovación y creatividad. Se fugó de tres cárceles de máxima seguridad y se pasó la vida rehuyendo al FBI, que iba tras él con una mezcla de inquina y fascinación. Célebre por no recurrir nunca a la violencia, Willie Sutton fue el ladrón que nunca disparó un tiro.
J. R. Moehringer, que ya nos fascinó hace algunos años con El bar de las grandes esperanzas, ha recreado la vida de este hombre inigualable en una novela con chispa, socarrona y ocurrente, vitalista y jovial.



6. La chica salvaje, de Delia Owens (Ático de los libros, 17,90€).

¡Son tantos los temas actuales que aborda esta novela! Está ambientada en los años cincuenta y sesenta en unas marismas en Carolina de Norte, pero cada aspecto de la trama tiene ramificaciones que nos llegan a la actualidad de todos los días. El maltrato dentro de la pareja y, por extensión, en la familia, el machismo exacerbado, la indiferencia de la sociedad ante la vulnerabilidad de los niños, la violencia sexual en la adolescencia, el racismo, el alcoholismo. Toda esa carga negativa se equilibra en Kya, un personaje valiente y entrañable que desde los seis años se ve obligada a sobrevivir en las más difíciles circunstancias. La naturaleza en las marismas de Carolina del Norte es protagonista omnipresente y toda la novela transmite es una oda a la naturaleza como refugio, como fuente de vida y de belleza. 



7. La hija de la española, de Karina Sainz Borgo (Lumen, 18,90€). 

Esta es la novela más dura, más implacable de nuestra selección. Y, a la vez, quizá la más lírica, también. Sucede en una ciudad al borde del colapso. Quizá Caracas, quizá cualquier otra. Una ciudad regida por una violencia imprevisible que condena a la mujer protagonista a tomar decisiones imposibles para lograr sobrevivir. Abrirle la puerta a esta novela entraña cierto riesgo. Su voz, esa voz de una conciencia que relata la crónica de un derrumbe social, araña y desgarra, no se está nunca quieta. Permanece en la memoria, una vez acabada la historia, como el lamento profundo y universal de los supervivientes. 



8. Indestructibles, de Xavier Aldekoa (Península, 17,90€). 

Al igual que hizo con su primer libro, Océano África, Xavier Aldekoa insiste en las historias de Indestructibles en que dejemos de tratar de entender África solamente a través de sus heridas. Que dejemos la mirada compasiva y la sensibilidad blandita y nos acerquemos a sus historias a través de todo lo que no duele, que también es vida. "Si más allá de contar el sufrimiento, las conversaciones giran también alrededor de la vida, algo mágico ocurre: la superviviente se convierte en una niña que odia las espinacas, que baila y canta y que hace trampas al parchís cuando su hermana no mira. Que tiene problemas, miedos y dudas, por supuesto, pero sueños también. Como nosotros".



9. Los colores del incendio, de Pierre Lemaitre (Salamandra, 20,00€). 

Volvemos al París de Lee Miller pero, en este caso, siguiendo la pista de la familia Péricourt, que ya conocimos en la novela más famosa de nuestro admirado Pierre Lemaitre, Nos vemos allá arriba. Aquí planea la idea de venganza, la venganza de una mujer, perteneciente a una familia de banqueros, a la que la crisis deja despojada de todo por lo que ella pensaba que merecía vivir. Es una novela de aventuras un poco al estilo de Dumas sobre la ambición desmesurada de una generación que se creía con derecho a todo, sobre la corrupción política como norma y sobre una pasión vengadora capaz de erizar la sensibilidad más dormida y convertirla en seguidora apasionada de su causa.



10. Un caballero en Moscú, de Amor Towles (Salamandra, 24,00€).

Esta novela es un tesoro. Un chute de chispa, ironía y vivacidad. Un homenaje a la ligereza inteligente para compensar esa fastidiosa tendencia de los seres humanos a tomarnos a nosotros mismos demasiado en serio. A través de la mirada delicada y ocurrente de Alexander Rostov, vemos pasar las décadas en Moscú y desfilar por el hotel en el que vive a esos jefecillos bolcheviques que se llaman camarada y se dicen tan modernos y tan iguales cuando siguen lamiendo la bota que se cierne cada día sobre sus cabezas y se siguen volviendo locos por cenar con cubertería de plata. Nada escapa a la vista y al oído del bueno de Rostov: desde los chismorreos en las cocinas hasta las miradas silenciosas que desatan guerras en los salones privados, todo lo atesora en su memoria, porque todo es vida, relato, anécdota, y, quién sabe, todo puede un día servir para cambiar una vida. 






viernes, 13 de diciembre de 2019

EL FINAL DEL AFFAIRE

Desde hace ya unos años, he adquirido la costumbre de leer con un cuadernito de notas. Todo empezó cuando me di cuenta de que ciertos libros contenían frases que saltaban de las páginas y se me quedaban dando vueltas en la cabeza, pidiendo a gritos que las apuntara en algún sitio para salvarlas del olvido. Cada vez leía más libros con frases para apuntar, o quizá cada vez era más sensible a ciertas ideas y me daba más pena pasar por ellas sin darles la posibilidad de otra vida. Esta novela de Graham Greene es un libro lleno de estas frases saltarinas, frases como destellos de luz que obligan a parar un segundo para asimilarlas, agarrar el cuadernito y apuntarlas escrupulosamente. ¿Para qué? Quién sabe. Para sacarlas en alguna conversación. Para rumiarlas en cualquier minuto de soledad. O para escribir esta reseña. 

"Los amantes celosos son más respetables y menos ridículos que los maridos celosos. Cuentan con el apoyo de la gran literatura". De esto trata El final del affaire. De un amante celoso, de un marido celoso y de una mujer que aspira, inocentemente, a poder conservar todo el amor que pueda de los dos. La novela evoca cierta mentalidad que dejó de existir hace mucho tiempo. En algunos aspectos, como cuando trata los dilemas religiosos, parece que en lugar de en los años cuarenta hubiera sido escrita en el siglo XIX. En otros, sin embargo, cuando habla de la relación entre los dos rivales enamorados de la misma mujer, es de una universalidad impactante y conmovedora. Pero en ambos aspectos, la maravillosa fluidez de la prosa y su agudeza en la descripción psicológica de los personajes hacen de ella una auténtica delicia. 

Me ha gustado esa posibilidad de reunir al amante secreto y al marido engañado en una ambigua alianza de camaradas en la desdicha. Hay una mezcla de lástima, afecto, camaradería, desprecio y celos que perturba y conmueve. Todo hilado con esa fina ironía, esa elegancia flemática tan británica que no es sólo pátina y pose, sino la esencia del tono irresistible de la novela.

"Mi mente era una página en blanco sobre la cual alguien había estado a punto de escribir un mensaje de felicidad. Y yo estaba seguro de que, cuando recuperara la memoria, el mensaje se escribiría por sí mismo y yo sería feliz". Qué brutalidad provocan los celos en una persona sensata. Qué locura, qué enfermedad. El hecho de que en pocos días de intimidad amorosa y sexual, un hombre pueda pasar de no conocer en absoluto a una mujer a considerarse poseedor exclusivo de su horario y de su afecto me parecería cómico si no provocara tanto dolor. En cada nimio detalle el amante celoso de esta novela sospecha una traición. "Sin celos no hay amor", llega a pensar, cerrando el círculo completo de su paranoia. Los celosos siempre están "dispuestos a asumir el fanatismo necesario para destruir el amor", a la vez que pretenden defenderlo.

Graham Greene
"Me quedé quieto con el teléfono en la mano, contemplando mi odio como si fuera un hombre feo y estúpido al que uno desearía no haber conocido". El odio y el amor, qué distintos y qué capaces son de generar los mismos actos. 

El final del affaire indaga en la debilidad, en la enfermedad de los celos, en esa idea del amor como posesión que es quizá, junto al ansia de poder, la que más violencia y muerte ha provocado en la historia de la humanidad. Pero también es una reflexión sobre el trabajo de escritor. Sobre la necesidad de enfocar la vida como si fuera el decorado de una novela, la fuente de toda inspiración y a la vez la excusa para plasmar en ella todas las ideas literarias que no encuentran forma de resultar verosímiles.

Graham Greene es capaz de convertir una historia banal (¿qué historia más banal puede haber en la literatura universal que la pasión de un amante celoso?) en una obrita de arte de análisis psicológico. Una obrita de arte llena de frases saltarinas que han pasado a mi cuadernito de notas en tal cantidad que darían para escribir dos o tres reseñas más. 




martes, 10 de diciembre de 2019

EL DÍA 3

El día 3 de julio de 2006, un vagón de metro descarriló entre las estaciones de Jesús y Plaza de España de Valencia debido a que circulaba a más del doble de la velocidad permitida.
El día 3 de julio de 2006, 43 personas fallecieron y 47 resultaron heridas en el accidente de metro más grave de la historia en España.
El día 3 de julio de 2006, la vida se paró para decenas de familias que vieron cómo ningún representante de la compañía ferroviaria ni del Gobierno valenciano tenía intención de asumir ninguna responsabilidad.
A partir de entonces, y durante casi diez años, el día 3 de cada mes los supervivientes y las familias afectadas se concentraron en la Plaza de la Virgen para reclamar justicia. Insistieron en que el accidente se podía haber evitado. Existían fallos de seguridad en esa línea. Todo el mundo lo sabía. Estaba mal señalizada, no había balizas de frenada y las ventanas de los vagones estaban mal selladas. Insistieron e insistieron. Y los responsables siguieron escurriendo el bulto, año tras año. 

Hasta que hubo un cambio de gobierno en la Comunidad Valenciana y en 2016 una jueza volvió a abrir el caso. En enero de 2020 empezará el juicio, que se prevé que dure seis meses. Ojalá el 3 de julio del año que viene, catorce años después del accidente, la justicia señale a los responsables. Ojalá sirva para que nunca se vuelva a tratar a las víctimas de un accidente con esta desfachatez. Y sobre todo, ojalá sirva para que los políticos y representantes de empresas de transporte nunca vuelvan a ser negligentes con la seguridad de todos. 

Este cómic cuenta esta historia que la mayoría conocemos gracias a los medios de comunicación, y sobre todo gracias a la Asociación de Víctimas del Metro del 3 de Julio. Fueron ellos los que lucharon contra el olvido que querían imponer los políticos y contra el desamparo en el que lamentablemente suelen quedar las víctimas de los accidentes en los que se ve involucrada la Administración. 

Con el pudor que el dolor de tanta gente impone, pero con una emoción incontenible que ya me hizo llorar en Una posibilidad, Cristina Durán y Miguel Á. Giner Bou, con la colaboración de la periodista especializada en el caso, Laura Ballester, han logrado un cómic que es a la vez un dedo acusador y una mano abierta compasiva, un grito de rabia y una canción de consuelo. 



jueves, 5 de diciembre de 2019

VOY A HABLAR DE SARAH

"El preciso instante en que suena el chasquido de la cerilla, el preciso instante en que el palito se convierte en fuego, en que la chispa ilumina la noche y de la nada surge la quemadura".

Esta es una historia de amor. De fuego que calienta, pero que sobre todo quema. Una hoguera que despierta toda la belleza del mundo, para, inmediatamente, consumirla en su fuego.

Un enamoramiento como una tormenta. Una tormenta que esconde el secreto del amor pero que ruge de ganas de confesarlo. De ponerlo en las manos de la otra, como una flor. Como un regalo. Como la verdad en su versión más delicada, más desprotegida. Un silencio atronador y "días algodonosos en los que flotas, cuando regalas la verdad".

La oscuridad protege de las miradas más osadas, de la vergüenza y el pudor y todo el anhelo del mundo en cada gesto. Y da alas a una vida vivida a todo volumen, un sentimiento que sube y sube de volumen y hace que todo vibre, se tense, se vuelva salvaje y estridente y maravillosamente insoportable.

Esta es Sarah. Sarah camina por el centro de la calle. Sus aceras son más anchas, más generosas que las del resto de mortales. Sarah está viva. Sarah se maquilla demasiado, grita, gesticula, ríe a voces. Es divertida, entusiasta, teatral. Se impacienta por todo, siempre tiene hambre, lo quiere todo a lo grande, lo quiere todo y lo quiere ya. Sarah está viva. Huele a cuero azul y a deseo tempestuoso. Vive como si le fuera la vida en ello. Le importan un carajo las convenciones y el decoro. Es imprevisible, errática, desconcertante, da miedo y da vida. Sarah está viva.

Esta es una historia de exaltación y de sensualidad. De la ferocidad de un ansia que exige ser alimentada a diario, y cuya hambre no para de crecer. Es un libro taquicárdico, como las mejores novelas negras. Y habla de amor y de maldad, de vida y de muerte, como las mejores novelas negras. Es una montaña rusa de emociones. Te deja el pulso desbaratado, la mirada brillante y una mariposa en la garganta que aletea, robándote el aliento.

Esta es una historia de pasión y de risa. De risa y de gloria. Suena a cuartetos de cuerda, a la intensidad dolorosa de un primer violín errante que va y viene entre la dulzura y la pena. Suena a Mendelssohn, a Beethoven y a Schubert. Suena a la primavera de París, "en la que nadie se libra de la melancolía". Y también a la primavera de Trieste, que sabe a mar, a frontera y a fin del mundo. Es una historia desgarrada y devoradora. De locura y de obsesión. De lo terrible que esconde casi siempre lo más maravilloso. Del veneno que convierte lo excelente en sublime. Y que al mismo tiempo, inexorablemete, lo destruye. 




lunes, 2 de diciembre de 2019

LA OLA DE ESTRELLAS

De todos los habitantes del mar, el pulpo es el mejor contador de historias. Con sus gafas de sabio y su calva venerable, reserva a cada personaje su tentáculo. Y los demás peces se quedan embobados mirando. 

La historia de hoy es una leyenda, la leyenda del arcoíris lunar. Cuenta la historia que si un habitante del mar veía un arcoíris lunar, ¡se transformaba en humano! Uy, qué miedo, qué miedo, pensaron todos, y escondieron sus grandes ojos abiertos entre las algas. 

Un día, Mimbi y Kipo, una tortuga y una foca, estaban jugando tan felices que no se dieron cuenta de la hora ni de la tormenta y cuando salieron a la superficie contemplaron un enorme arcoíris lunar. Intentaron cerrar los ojos pero, oh, era demasiado tarde. Cuando los volvieron a abrir, sus aletas se habían convertido en manos y sus pulmones les pedían todo el rato aire y aire y más aire. 

Así empieza esta historia mágica de amistad y fantasía, que llevará a Mimbi y Kipo a buscar la famosa ola de estrellas en una aventura que recordarán siempre. Acompañada de unas ilustraciones preciosas y emotivas, esta leyenda es de las que no se olvidan fácilmente. Sobre todo en esos momentos especiales en los que sale la luna sobre el mar y de repente todo, absolutamente todo, puede hacerse realidad. Siempre y cuando, como dice el señor pulpo, tengas la mente despierta para descubrir el arcoíris lunar. 



jueves, 28 de noviembre de 2019

AHORITA

Cada vez que me encuentro en internet un artículo de Martín Caparrós salto de alegría. Trate sobre lo que trate, sé que me voy a encontrar una mirada generosa y lúcida sobre las contradicciones del mundo. Hace años que le leo con fruición y con ansia, con hambre de que me desbarate alguna certeza y me deje con ganas de más dudas. Tiene la capacidad de enseñarme en un párrafo más que otros escritores en cinco libros. Sus palabras son fuegos que alumbran. Fuegos que a veces queman. Pero que siempre llevan luz allá donde antes sólo había oscuridad.

Este Ahorita es una recopilación de artículos sobre los temas más diversos, pero con un denominador común: el presente. Nuestro presente, ese concepto fluido y volátil que cuando deja de ser futuro ya es pasado y que por lo tanto en realidad no existe. Un presente que se quiere novedoso, que se cree invencible, que mira constantemente por encima del hombro a los pasados caducos que piensa haber superado pero que a su vez está pasando, está ajándose, muriendo cada minuto para dejar paso a otro presente igualmente desdeñoso que ya antes de nacer es una moda a punto de caducar. Ese ahora que los mexicanos, sabiamente, han transformado en "ahorita", quitándole toda conexión con el tiempo real y prolongándolo en el tiempo lo que a uno se le antoje. 

Leo sobre nuestro afán de inventarnos apocalipsis: hace sesenta años fue la bomba atómica; hace treinta, el fin del mundo; hoy en día, el cambio climático. ¿Por qué siempre imaginamos las catástrofes que vendrán pero no las herramientas que inventaremos en el futuro para afrontarlas?

Leo sobre los emoticonos, ese pasatiempo japonés que vino a colorear nuestros mensajes informales y que poco a poco ha ido convirtiéndose en una neolengua. Quizá cada vez que un emoticono sustituye a una palabra nuestro idioma se muera un poquitito.

Leo sobre nuestra incapacidad para pensar que todo pasa, todo se transforma y que nada dura. Vamos de compras y vivimos montados en una espiral de consumismo como si el mundo hubiera sido creado en un centro comercial. "Nos resulta más fácil pensar el fin del mundo que el fin del capitalismo".

Los artículos de Martín Caparrós son a veces elegantes, con esa sutileza que sólo se descubre en toda su complejidad tras una segunda o incluso tercera lectura. Otras veces afinan su puntería con una brutalidad devastadora. Van directos adonde duele sin florituras, una línea recta despiadada como una bala.

Incluso cuando tratan temas que no me interesan, que directamente me suelen aburrir, de repente consiguen atraer mi atención y encenderme la curiosidad. Cómo lo hacen. Cómo la forma puede fertilizar así un contenido yermo para mí y hacerlo florecer de esa manera en mi imaginación. ¿Es la ironía? ¿El punto de vista? ¿El tono? Ni idea. Ojalá lo supiera. O mejor dicho, no, casi prefiero no saberlo. Y seguir admirando esa magia, con la ilusión de los niños que ven salir conejos de la chistera y aplauden de felicidad porque quieren seguir creyéndose el truco, una y otra vez.




lunes, 25 de noviembre de 2019

LO DIGO PARA VER

Llueve. El día suena a pisadas crujientes sobre las hojas caídas de los árboles. Hojas amarillas y marrones, de tonos oscurecidos por el frío. Hace tiempo de libro y manta y bebida humeante junto a la ventana. Y aquí en la librería, la luz de las estanterías y la de este ordenador parecen centinelas en la tormenta, guías frágiles para que los viajeros no se extravíen, para que encuentren un camino seguro a la seguridad de un libro. 

Hay algo en los versos de Sophia de Mello (1919-2004) que me recuerda a esa luz de faro que titila en la noche. Es una luz de hoguera y de bienvenida. De abrazar el mar y sus peligros y, a la vez, de sentirse a salvo de sus veleidades. Una luz hecha de palabras que evocan la tierra, la pasión, las cosas sencillas e indispensables. 

"Y por la nitidez de las tan amadas
palabras siempre dichas con pasión
por el color y por el peso de las palabras
por su concreto silencio limpio
donde se alzan las cosas nombradas
por la desnudez de las palabras deslumbradas".

Estos versos pertenecen a un poema titulado Patria. Me gusta pensar en esa patria hecha de palabras y de las cosas que las nombran. Hacer mía esa patria, esté donde esté. Llevarla conmigo. 

Hay algo en los versos de Sophia de Mello que me recuerda a una voz encendida contra la injusticia. Con cincuenta y cinco años escribió sobre la Revolución de los Claveles con fervor. Con ese ímpetu de la poesía que, acostumbrada a mirarse en la nostalgia, encuentra en la realidad un asidero donde cargarse de futuro. Y contra la hipocresía, protesta: 

"Una verdad a medias es como habitar medio cuarto
ganar medio salario
como tener sólo derecho 
a la mitad dela vida". 

Los poemas de Sophia de Mello están escritos como si no fuera a leerlos nadie nunca, con esa calma e intimidad que uno reserva para un diario o para las cartas de amor a amantes que ya no están. Son filosóficos y enigmáticos, maravillosamente musicales, y también sensuales y políticos. Buscan una verdad con la que reorganizar el caos de la vida, el caos propio e íntimo de cualquiera que busque trascendencia en el amor o en los recuerdos. 

Llueve. El día suena a pisadas crujientes sobre las hojas caídas de los árboles. Flota en el aire una suave melancolía, como el eco del eco de un fado portugués mecido por el viento. Y Sophia me acompaña, con su nostalgia y su activismo, con su luz junto al mar y su palabra precisa. 





jueves, 21 de noviembre de 2019

A PLENA LUZ

Pasó de enemigo público número uno a héroe popular. Convirtió el atraco de bancos en un arte elevado que requería estudio, preparación, técnica, y a la vez innovación y creatividad. Se fugó de tres cárceles de máxima seguridad y se pasó la vida rehuyendo al FBI, que iba tras él con una mezcla de inquina y fascinación. Célebre por no recurrir nunca a la violencia, Willie Sutton fue el ladrón que nunca disparó un tiro. Era un tipo bondadoso que no se consideraba un delincuente. Pero creció en un entorno de violencia y pobreza azotado una y otra vez por crisis financieras. ¿Hizo de robar bancos una forma de tomarse la justicia por su mano? Como decía Eddie, su mejor amigo de la infancia: "A lo mejor es verdad, un error no arregla otro error. Pero ¿responder al mal con el bien? Con eso sólo consigues ser pobre y pasar hambre. Y no hay nada peor que eso". 

La novela comienza la nochebuena de 1968, cuando Willie Sutton es liberado de la cárcel de Attica. Un grupito de periodistas y curiosos se arremolinan a la salida, muertos de frío, improvisando cada uno por su cuenta su teoría sobre qué hizo y qué no hizo el rey de los ladrones antes de la cárcel, y sobre todo, qué hará ahora con su libertad. Pero Sutton atraviesa el cortejo sin mirar a nadie y se mete en el coche de un colega que le llevará a un avión particular y de ahí al Plaza de la Quinta Avenida, donde un periódico le ha reservado una suite y un buen montón de dinero a cambio de que durante el día siguiente, Sutton acompañe a un periodista y un fotógrafo por Manhattan en una visita guiada y exclusiva por sus robos más célebres y los momentos clave de su vida. 

Todo transcurre en ese día. Esas veinticuatro horas en las que un Willie Sutton mayor, renqueante y aparentemente derrotado, les cuenta a Fotógrafo y Reportero sus mayores hazañas, con un humor a prueba de achaques y sin asomo de arrepentimiento. Veinticuatro horas en las que cabe una infancia devastada por la violencia y la falta de amor filial, un Brooklyn irlandés donde hay que devolver los golpes para sobrevivir, una forma de atracar bancos tan perfecta y delicada como si tocara un instrumento de cuerda, y media vida encerrado en cárceles que le han dado filosofía, literatura, templanza, humor y una enorme capacidad de supervivencia. Veinticuatro horas en las que cabe una historia de amor de las que quitan el aliento. Y toda una vida de leyenda. 

"La cárcel es donde te prometes a ti mismo el derecho a vivir". Pero cada vez que sale, "Willie siente que el mundo es una novela que dejó a medias hace siglos. Al retomarla de nuevo, no recuerda la trama, los personajes. Ni por qué le interesó en su día". Me han gustado mucho las reflexiones sobre lo que hace la cárcel con las personas. Cómo las pone a prueba a diario, cómo las rompe, cómo fracasa una y otra vez en su cometido de reformarlas. El brutal extrañamiento. Cómo disloca la percepción que cada uno tiene de estar vivo. 

Sutton
Esta novela me ha fascinado. Tiene chispa, es socarrona y ocurrente, vitalista y jovial. La he leído como leí hace cuatro años El bar de las grandes esperanzas, del tirón y deseando que no se acabara nunca, deseando más páginas, más historia, más vida de Willie Sutton. Moehringer ha descrito lo que pudo pasar en ese día de Navidad entre el atracador más prolífico de la historia de Estados Unidos y el reportero y el fotógrafo que le acompañaron. Qué sitios visitaron, qué les contó de sí mismo. Qué vida pudo describirles. Sobre la verdad de aquel día y sobre la verdad de la vida de Willie Sutton sólo existen conjeturas. Esta novela es la conjetura de Moehringer. Una conjetura extraordinaria, que Willie habría firmado sin dudar.