lunes, 1 de julio de 2019

INTISAR EN EL EXILIO

"La guerra nos ha hecho más determinadas. Antes la libertad se reducía a lo que podía hacer sin que mi padre se enterara. Jamás me habría atrevido a salir a la calle a reivindicar mis derechos. Entonces, las activistas eran las que tenían un marido o un padre que las apoyaba en su lucha. O bien, mujeres que ya no tenían nada que perder. Ahora muchas más hemos perdido el miedo a movilizarnos."

La narradora es Intisar, un personaje de ficción creado por Pedro Riera que aglutina decenas de experiencias de mujeres yemeníes recopiladas por el autor a lo largo de los años y que le han servido para elaborar esta historia de feminismo y guerra.

Todo comienza en 2011, cuando el movimiento que lideró las protestas contra el dictador Salé negaba a las mujeres los derechos más elementales. La guerra civil que siguió, en la que han intervenido los saudíes sin ningún pudor (con la inestimable ayuda de países occidentales como España, que sigue vendiéndoles armas para masacrar poblaciones civiles), provocó en las mujeres la toma de conciencia feminista de la que habla la protagonista. Y algo parecido ha ocurrido en todo el mundo, sin necesidad de bombardeos ni hambrunas ni países en quiebra. Se ha visibilizado tanto que ya mucha gente lo ha incorporado con naturalidad en su discurso y su forma de vivir. 

Yemen es un país extremo. Muchos occidentales apenas aciertan a situarlo en un mapa, en parte por la lejanía y en parte porque la guerra de Siria ha eclipsado en los medios una crisis humanitaria sin precedentes. Para la ONU, la crisis en la que está inmerso el país es "la peor crisis humanitaria" del planeta. La brutal guerra civil que sacude Yemen ha dejado decenas de miles de muertos y veinticuatro millones de personas necesitadas de asistencia debido a la violencia y al hambre.

En Yemen muchos consideran un escándalo ver a una mujer en bicicleta. Ya no digamos conduciendo un coche. O fumando. O mostrando el pelo a un hombre que no sea su marido. La primavera árabe yemení no pretendía tanto cambiar el sistema como derrocar a un dictador y su corrupción. Fue una revolución superficial. En ningún momento se consideró prioritario hablar de los derechos de las mujeres. Era algo que no cabía en la cabeza de la mayoría de los hombres, que no eran capaces de tratarlas como a seres humanos.

Este cómic furioso, divertido, directo y moderno es un puñetazo en el centro de la cara del machismo salvaje que impera en la cultura yemení. Con su desparpajo, Intisar nos acerca Yemen a nuestro sofá, a nuestra ciudad occidental donde, a pesar de la distancia con los países árabes, las mujeres siguen estando lejos de haberse liberado de ser juzgadas desde niñas por aspectos que no pueden controlar. También es un puñetazo en el centro del machismo de nuestra sociedad, aún tan visible, tan cotidiano. De repente, Yemen ya no es el desierto árido y medieval que muchos imaginan, sino un país en guerra poblado por gente con inquietudes muy parecidas a las nuestras. Y con la necesidad de libertad y justicia que todos compartimos en todos los países del mundo.



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