martes, 22 de septiembre de 2015

EL BAR DE LAS GRANDES ESPERANZAS

Después de terminar este maravilloso libro, mil ideas acuden a mi mente: la primera, que el título es sugestivo pero erróneo, mejor debería decir "El bar donde naufragan las esperanzas", o quizá "El bar, hogar de los que no lo tienen".

Curiosamente, el argumento de esta autobiografía contiene muchos elementos que me repelen: el alcohol como camino para no afrontar la vida, el tabaco, las apuestas en las carreras de caballos, el juego para conseguir sobrevivir en situaciones más que precarias, el boxeo, el deporte llevado al límite de las posibilidades del cuerpo, todos ellos elementos de una gran importancia en el contenido de este libro que me ha deslumbrado por ser un prodigio de imaginación y por estar escrito con exquisitez y brillantez. Voces diversas dicen que es la gran novela americana y posiblemente estén en lo cierto. Es un reflejo de la sociedad norteamericana más reciente, desde 1972, cuando el protagonista, J.R., ese niño maravilloso tiene siete años, hasta que cumple 36 al final de la historia.

El tema fundamental, la falta del padre, ausente pero cuya voz escucha el niño a través de las ondas porque es locutor y la radio le transmite una presencia engañosa, es una realidad flagrante en todo el mundo: la irresponsabilidad y la violencia del patrón masculino. El abuelo maltrata psicológicamente a su mujer de forma reiterada llamándola "mujer tonta", el padre intenta matar a su madre y ella le abandona y es la que con tesón y precariedad infinita saca adelante a su hijo poniendo todo el amor que lleva dentro. Su soledad durante todo el relato es sobrecogedora pero su tesón le permite seguir adelante: al final también ella es una víctima de la violencia y el abandono.

Las referencias literarias son constantes, desde Fitzgerald y su Gran Gastby hasta Yeats y Lorca, que representaron la muerte como cliente habitual de los bares. También, las canciones de Frank Sinatra nos acompañan durante todo el relato. El paso por la Universidad de Yale le permite adquirir a J.R. unos conocimientos que tiene que disimular cuando está con su tío Charlie y todos los habituales del Bar Dickens, bautizado luego como Publicans, porque allí lo que impera es el embrutecimiento buscando el olvido porque no pueden soportar la consciencia de sus realidades.

Los sentimientos de J.R. son siempre de una gran bondad y generosidad y quiere a cualquier hombre que le haga caso, incluso cuando se siente amenazado. Pasa por la etapa del romanticismo en la universidad, y el atentado del 11 de septiembre del 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York, a 26 kilómetros de Manhasset, donde reside, le hace tomar conciencia de la realidad.

Divertidas anécdotas, ausencias, pérdidas, años de vivencias y aprendizaje, hacen de la lectura de este libro un placer, al tiempo que nos hace reflexionar profundamente. Lo mejor que se le puede pedir a la literatura.

J.R. Moehringer fue premio Pulitzer a la mejor crónica del año 2000 y tuvo un éxito muy importante escribiendo la biografía de André Agassi en Open.

(Recomendado por Isabel)




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