lunes, 26 de agosto de 2019

BELLEZA ROJA (firma invitada)

Los seres humanos tenemos entre cuatro y seis litros de sangre en el cuerpo. Suficientes para cubrir el suelo de una habitación de diecinueve metros cuadrados. Sé lo que mide la habitación porque ayudé a Sara a amueblarla. Diecinueve metros cuadrados cubiertos de sangre.
Así comienza la novela de intriga que ha revolucionado a toda la familia este verano. Llaman a su autora, Arantza Portabales, la nueva dama de la novela negra española –y gallega, añado yo, pues es en esta lengua como ella se desenvuelve con naturalidad y escribe sus novelas– y me parece que, como punto de partida en su carrera literaria de misterio en el circuito literario en castellano, este libro es un cohete que ha llegado a la luna. ¡Menuda manera de estrenarse en el género!

Debo reconocer que nunca he sido lectora de novelas de misterio o intriga, pero Portabales tenía tan buenos avales en el mundo librero, que me animé con Belleza roja justo antes de comenzar las vacaciones, deseando encontrar un remanso de paz para mi cerebro. Y todo lo contrario: la novela me atrapó casi desde el primer capítulo y no me soltó hasta que se descubrió la autoría del crimen en torno al cual gira toda la historia.

Como ocurre con buena parte de las novelas de este género, en Belleza roja nada ni nadie son lo que parecen. Una adolescente de quince años muere asesinada la noche de San Juan en su habitación y en la casa donde aparece su cadáver no ha podido entrar nadie, así que los cinco comensales de la cena que se está llevando a cabo en el jardín y la tía abuela de la víctima, recluida en su habitación, son los seis únicos posibles culpables del crimen. Una de ellas, además, intenta suicidarse unos días después. Entre estos posibles culpables se encuentran su madre y su tía –hermanas gemelas cuya relación ha sido siempre excelente–, su padre, la tía de su madre y una pareja de vecinos. Ninguno de ellos está libre de culpa y ninguno tiene coartada.

Como en las mejores novelas de Agatha Christie, la historia adquiere un ritmo trepidante cuando los policías encargados del caso comienzan a descubrir pequeñas pistas que no hacen más que desviarles de la posible resolución del caso. Infidelidades, celos y relaciones familiares muy tóxicas son los detonantes de una trama que deja sin aliento.

Además de la intriga en sí misma, lo más potente de esta novela es el uso del lenguaje, sus metáforas y una búsqueda de la estética que convierten esta pieza literaria en un cuadro por pintar o una pequeña pieza de arte que observar.



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