El día 3 de julio de 2006, un vagón de metro descarriló entre las estaciones de Jesús y Plaza de España de Valencia debido a que circulaba a más del doble de la velocidad permitida.
El día 3 de julio de 2006, 43 personas fallecieron y 47 resultaron heridas en el accidente de metro más grave de la historia en España.
El día 3 de julio de 2006, la vida se paró para decenas de familias que vieron cómo ningún representante de la compañía ferroviaria ni del Gobierno valenciano tenía intención de asumir ninguna responsabilidad.
A partir de entonces, y durante casi diez años, el día 3 de cada mes los supervivientes y las familias afectadas se concentraron en la Plaza de la Virgen para reclamar justicia. Insistieron en que el accidente se podía haber evitado. Existían fallos de seguridad en esa línea. Todo el mundo lo sabía. Estaba mal señalizada, no había balizas de frenada y las ventanas de los vagones estaban mal selladas. Insistieron e insistieron. Y los responsables siguieron escurriendo el bulto, año tras año.
Hasta que hubo un cambio de gobierno en la Comunidad Valenciana y en 2016 una jueza volvió a abrir el caso. En enero de 2020 empezará el juicio, que se prevé que dure seis meses. Ojalá el 3 de julio del año que viene, catorce años después del accidente, la justicia señale a los responsables. Ojalá sirva para que nunca se vuelva a tratar a las víctimas de un accidente con esta desfachatez. Y sobre todo, ojalá sirva para que los políticos y representantes de empresas de transporte nunca vuelvan a ser negligentes con la seguridad de todos.
Este cómic cuenta esta historia que la mayoría conocemos gracias a los medios de comunicación, y sobre todo gracias a la Asociación de Víctimas del Metro del 3 de Julio. Fueron ellos los que lucharon contra el olvido que querían imponer los políticos y contra el desamparo en el que lamentablemente suelen quedar las víctimas de los accidentes en los que se ve involucrada la Administración.
Con el pudor que el dolor de tanta gente impone, pero con una emoción incontenible que ya me hizo llorar en Una posibilidad, Cristina Durán y Miguel Á. Giner Bou, con la colaboración de la periodista especializada en el caso, Laura Ballester, han logrado un cómic que es a la vez un dedo acusador y una mano abierta compasiva, un grito de rabia y una canción de consuelo.
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