lunes, 3 de junio de 2024

RURAL. CRÓNICA DE UN CONFLICTO

Desde que P. me recomendó el cómic Los ignorantes allá por 2018, siempre he recordado a Étienne Davodeau con una sonrisa. Buen rollo, risas, fina ironía, sencillez, hospitalidad: la mezcla de todo eso se me puso en los ojos cuando hace unos días llegó a casa de la biblioteca con otro cómic de Davodeau entre las manos. Llevaba un montón de tiempo queriendo comprármelo, pero nunca lo encontraba cuando iba de librerías, así que, al verlo en la biblioteca, dijo esta es la mía. Y aquí estoy, dándole las gracias por sus buenas recomendaciones, como siempre. 

Como el título indica, esta es la crónica de un conflicto. Un conflicto entre gente que ha decidido vivir rodeada de la naturaleza y la voracidad de una constructora que planea construir una autopista arrasando con sus sueños. Un conflicto entre la lentitud y la rapidez. Entre el amor por la tierra y sus procesos naturales y el expolio y contaminación de la tierra para el beneficio y la productividad del tiempo. 

Esta es la historia de una pareja que ha encontrado su verdadero hogar en las tierras del Loire y ha convertido, con cientos de horas de trabajo, una vieja granja en una casa de campo preciosa. También es la historia de tres agricultores que, a unos kilómetros de allí, han apostado por la agricultura biológica y el desarrollo sostenible de su ganadería y viven de la leche de sus vacas. La autopista, en esta historia, se convierte en la materialización terrible de esa otra vida invasiva e inhumana que nuestra sociedad nos impone por la fuerza en nombre de la rentabilidad a corto plazo. 

Una valla separa hoy esas dos formas de vida. La valla que protege el ritmo lento y uniforme de las vacas de los coches a 130 kilómetros por hora que pasan a pocos metros. Una valla que también "separa dos formas de proceder: por un lado, un nuevo enfoque de medio ambiente, respetuoso, ligero, sostenible; por otro, una infraestructura pesada y contaminante. El inconveniente de este tipo de barrera es que por fuerza hay que situarse de un lado o de otro. Si te sientas encima, te pinchas el culo. Buen viaje". 

Me gusta Étienne Davodeau por su capacidad para interesarse por los temas más diversos, siempre desde la sencillez y desde un compromiso ético que comparto plenamente. Es una mentalidad como de otra época, más enfocada a la preocupación por el bienestar colectivo que a las satisfacciones individuales inmediatas, más atenta a lo que nos hace mejores como sociedad que a lo que nos lleva a competir y a acaparar los recursos limitados de nuestra tierra. Querida P., busquemos más historias de Étienne Davodeau en librerías y bibliotecas. Empapémonos de su humanidad a prueba de autopistas. Seamos su espejo y actuemos como él. Así quizá podamos contribuir mejor a que la suya no sea una mentalidad de otra época, sino de la nuestra.  





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