martes, 2 de enero de 2024

OCTUBRE, OCTUBRE

Llorando a lágrima viva. Así he terminado las últimas páginas de esta preciosidad de novela, todo un descubrimiento y un sorpresón y la mejor de las noticias posibles para este buscador de tesoros literarios que llevo dentro. Y de eso va la historia, de buscar tesoros. En las orillas del Támesis y en lo profundo de los bosques. En la mirada de una lechuza y en el olor de la nieve antes de caer. 

"Octubre es el mejor mes cuando vives en el bosque, y a lo mejor también cuando no, pero eso ya no lo sé con seguridad. Es cuando los árboles empiezan a desprenderse de sus hojas y estas caen a la tierra parcheada, que refulge como el fuego. El aire cruje con el susurro de la escarcha y el cielo huele a humo. Todo parece nuevo y emocionante". 

Octubre, Octubre. Oigo una voz que dice: Octubre, Octubre. Como si pronunciara un conjuro o pidiera un deseo. Octubre, Octubre. Una voz que huele a miel y a barro y crepita como el fuego. Una voz que llama a una niña por su nombre. "Papá dice que él y la mujer que es mi madre se pusieron a soltar nombres a voleo deambulando por la habitación, pero que estos rebotaban en las paredes y caían al suelo de golpe porque ninguno era el bueno. Y que, cuando me llevaron de vuelta al bosque, la estufa que tiene fuego en la panza y los pájaros y los tejones y las hojas caídas y papá dijeron "Octubre" y el nombre echó a volar. Así que este es mi mes". 

Cuando terminé el primer capítulo cerré el libro y pensé: un solo capítulo leído, uno solo, y madre mía, por favor ¿pero qué maravilla es esta? Entre las hojas latía un corazón y crujía el hielo y una lechuza me miraba con ojos de descubrir tesoros y dejarte sin respiración. Esta novela es poética, intensa, de una sencillez preciosísima. Consigue que el vuelo libre de una lechuza te haga llorar. A veces le leo algún párrafo a P. en voz alta y siento lo mismo que Octubre cuando aprendió a leer, porque es "como si cada sonido fuera un matorral que debía atravesar para llegar al final". 

Y tiene tantas lecturas. Es un libro que grita libertad. Libertad para vivir sin las ataduras del gris asfalto y el ruido de gente y el humo y el plástico y los edificios que matan la vida y nos quitan la alegría. Libertad para vivir salvajes en contacto con la naturaleza, porque por más que nos eduquen en espacios cerrados, obligándonos a estarnos quietos y sentados durante horas y a obedecer y obedecer y obedecer normas que no entendemos, la corteza de un árbol o el canto de un pájaro se parecen más a nosotros que cualquier tecnología que inventemos para vivir. 

Es una historia cuya belleza duele. Duele la fragilidad. Hay escenas que brillan y acarician dañando, como cuando Octubre se enfrenta por primera vez en su vida al impacto del ruido de un recreo en el colegio y "la pared de sonido casi la derrumba". Hay escenas que son espejos para mi sensibilidad. Y me veo ahí, mudo y agredido, con el mundo detenido y rompiéndose a pedazos, me veo en todas las veces en mi vida en que el volumen de ruido, ya sea en un colegio, en un concierto o en una comida familiar, me ha resultado incompatible con la vida. Con mi vida. 

Octubre, Octubre es un libro mágico. Va sembrando tesoros en la tierra de cada lector con la esperanza de que algún día, alguna frase germine y se convierta en vida. En mi tierra, ya ha florecido y se ha vuelto bosque. 



 

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