La editorial Hoja de Lata me gusta por muchos motivos, y uno de ellos es sin duda sus novelas policiacas clásicas. Autoras como Margery Sharp (que me descubrió mi querida P.) o Josephine Tey ya pertenecen a mi red de salvamento imprescindible para cuando me adentro en lecturas demasiado profundas o tormentosas. Son elegantes, irónicas, agudas, despliegan una engañosa sencillez para atraparte en tramas inteligentes con distintos niveles de lectura y hacen que el tiempo vuele y se esfume como un girón de niebla en primavera.
Mi último descubrimiento es Helen McCloy (1904-1994) con su primera novela, Bajo la nieve, que ha llegado después de la publicación en español en 2021 de Un reflejo velado en el cristal. En esta primera entrega conocemos a su protagonista, el doctor Basil Willing, un psiquiatra que trabaja para el fiscal del distrito en Nueva York y cuyo cometido consiste en "valorar la cordura de los acusados y la fiabilidad de los testigos". Aunque, por lo que he podido comprobar, cuando un caso llama su atención, no se limita a asesorar a los inspectores, sino que investiga por su cuenta y, con la sola capacidad deductiva de su privilegiada lógica, llega a profundizar en la psicología de los personajes de una manera asombrosa.
De madre rusa, carácter un tanto susceptible, "más comprensivo, irascible e intuitivo que el de aquellas nacionalidades en las cuales la coraza de la civilización había tenido tiempo de endurecerse", este Basil Willing "era una prueba viviente de la teoría de que un médico de los locos debe estar un poco loco él mismo para entender a sus pacientes". Y cuando le dicen que, tras la presentación en sociedad de la bella heredera Kitty Joycelin, ha aparecido el cadáver de una chica bajo la nieve que se parece muchísimo a ella y que, a pesar del frío evidente y tras horas de la muerte, el cuerpo sigue sorprendentemente caliente, su mente empieza a hilvanar hipótesis tras hipótesis.
Esta es una novela sobre el impacto de la publicidad en los cuerpos de las mujeres, sobre el engaño y las apariencias, sobre los tejemanejes de una madrastra de "dulzura mortífera", sobre un Nueva York que vibra con el bullicio y las luces y la nieve mágica que sigue encandilándonos hoy en día y sobre un psiquiatra tímido y elegante al que le voy a seguir la pista de cerca a partir de ahora.
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