¡Es que me parto con él!
No sé cómo lo hacía, pero El Hematocrítico era capaz de sacar el humor hasta debajo de las piedras y decir cosas importantes, muy importantes, desde la carcajada. Raro don, ese.
Max Burbuja es un niño especial. Nueve años, hijo único, nieto único, de padres separados, su madre le dice que se llama Burbuja porque es "especial, delicado, fantástico, maravilloso y porque le gusta a todo el mundo". Y bueno, quizá todo eso sea verdad, jeje, pero la verdad es que Burbuja es su apellido real. Y claro, con un apellido así, un niño no puede ser otra cosa que extraordinario.
Y para extraordinario, el horario semanal de clases y actividades que le preparan sus padres. Excursiones, mindfulness, clase de ajedrez, de música, natación, el pobre Max no para quieto ni los domingos. ¡Está agotado! Y para su cumpleaños, que está al caer, decide que no quiere más cosas, que ya no sabe qué hacer con ellas, si ni siquiera tiene tiempo para prestarles atención. Para su cumpleaños se pide... ¡Tiempo! ¡Tiempo libre! Quiere aburrirse un ratito en su vida. Quiere no hacer nada. ¿Es tanto pedir?
De esto trata la primera aventura de Max Burbuja, pero hay cinco más con las que pasártelo bomba y ver el mundo desde la perspectiva del único e incomparable Max y su grupito de amigos, a cada cual más especial. Otro regalo maravilloso que nos dejó El Hematocrítico para no parar de reír y de iluminar la vida con otras formas de mirar el mundo.
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