
August es un niño de diez años que nunca ha podido ir al colegio porque su enfermedad y sus múltiples operaciones se lo habían impedido. Por eso, durante su primera década de vida vivió en la tierna calidez de la burbuja que le proporcionaron sus padres y su hermana. Aun así, siempre sentía que el resto del mundo lo observaba por su aspecto físico y que la visión de su rostro le producía horror a todo aquel que lo miraba.
A pesar de que se siente un niño normal y de que su familia lo trata como tal, todos saben que no lo es, pero que tendrá que enfrentarse a la vida en algún momento. Por eso, sus padres deciden que tiene que comenzar a ir a la escuela y lo matriculan en Beecher, el centro donde pasará todo el curso que se narra a lo largo de la novela.
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Cartel de la película Wonder. |
La lección de August es una lección de vida: la de superar los obstáculos desde la amistad, la familia, el sentido del humor y el cariño. Creo que después de leerlo uno querría ser mejor persona, abanderarse con la amabilidad y tratar de no juzgar a los demás por su aspecto exterior. Quizás para un adulto el mensaje está muy trillado, pero para sus lectores niños y adolescentes de entre diez y trece años la novela es extraordinaria, porque consiguen empatizar de tal manera con los personajes y les gusta tanto la historia que verdaderamente se sienten tocados por la magia de August y se compadecen hasta el punto de replantearse muchas de sus propias actitudes.
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