sábado, 10 de agosto de 2013

ROMANCE EN PARÍS

¿Quién no está perdidamente enamorado de París? Es una ciudad que siempre esconde sorpresas, como esos bombones sin etiquetas sólo aptos para paladares intrépidos.
Es una ciudad para perderse y para encontrarse en los rincones y los momentos más inesperados, una ciudad para vivirla hasta el fondo, para mojarse bajo la lluvia que tanto le gusta a Woody Allen en su película. Es la ciudad del eterno deslumbramiento.

Por las calles de «la más carnal de todas las ciudades», pasean un hombre enigmático y una joven alemana que tendría que mejorar su francés. Lotte, la joven, quiere descubrir la «verdadera vida» de la ciudad, y su acompañante se presta, maravillado, a ayudarla en su iniciación. Corre el año 1912 y París vive un momento de ingenua y arrolladora felicidad: es el paraíso de artistas bohemios, escritores de mil lenguas distintas, mujeres alocadas y sus maridos burgueses (o viceversa). Sin embargo, la Primera Guerra Mundial pondrá muy pronto un fin brutal a esta fiesta, y Lotte y su acompañante parecen intuir ya, entre el champagne y las guirnaldas, las grietas de un tiempo y una vida que se deshacen.

"No hay nada más completo, Lotte, que la mera existencia, no puede haber nada mejor. Y deje que sigamos siendo extranjeros en París. Llevo aquí ya cuatro años y sigo siendo un extraño. París es la ciudad más carnal que pueda existir; por eso nos hemos vuelto aquí puro espíritu. Vamos a través de las miles de tentaciones de la realidad como a través de un jardín floral. Lo que otros llaman pecado es para nosotros una mariposa multicolor. ¿Para qué capturar aquello que revolotea? Los muros de piedra, los vestidos de seda, el oropel y las frutas de los mercados son nuestros, y mientras los contemplamos, se apartan de la realidad para ser ya recuerdos. Nuestro deambular por las calles es un deslizamiento soñado, como si no necesitásemos de los miembros para movernos."

No hay comentarios:

Publicar un comentario