¿Quién no está perdidamente enamorado de París? Es una ciudad que siempre esconde sorpresas, como esos bombones sin etiquetas sólo aptos para paladares intrépidos.
Es una ciudad para perderse y para encontrarse en los rincones y los momentos más inesperados, una ciudad para vivirla hasta el fondo, para mojarse bajo la lluvia que tanto le gusta a Woody Allen en su película. Es la ciudad del eterno deslumbramiento.
"No hay nada más completo, Lotte, que la mera existencia, no puede haber nada mejor. Y deje que sigamos siendo extranjeros en París. Llevo aquí ya cuatro años y sigo siendo un extraño. París es la ciudad más carnal que pueda existir; por eso nos hemos vuelto aquí puro espíritu. Vamos a través de las miles de tentaciones de la realidad como a través de un jardín floral. Lo que otros llaman pecado es para nosotros una mariposa multicolor. ¿Para qué capturar aquello que revolotea? Los muros de piedra, los vestidos de seda, el oropel y las frutas de los mercados son nuestros, y mientras los contemplamos, se apartan de la realidad para ser ya recuerdos. Nuestro deambular por las calles es un deslizamiento soñado, como si no necesitásemos de los miembros para movernos."
No hay comentarios:
Publicar un comentario