A menudo, leyendo los periódicos, uno se pregunta si los periodistas tienen alguna opinión sobre lo que escriben, si esconden algún tipo de conciencia detrás de la máscara de objetividad e imparcialidad que esgrimen a la hora de dar una noticia. Hablan de la crisis económica o de las revoluciones árabes como si fueran partes meteorológicos, hechos inmutables e irremediables, sin preocuparse de las causas ni de sus consecuencias, sin víctimas ni culpables, sin siquiera imaginar que pueda haber, que sea necesario e imprescindible buscar algún tipo de explicación más allá de la descripción de la tragedia.
Los periodistas retratados en este libro (John Reed, Ryszard Kapuscinski, Rodolfo Walsh, Edgar Snow y Robert Capa), nunca dudaron en tomar partido, en afrontar el reto de una búsqueda de la verdad periodística desde una postura ética y comprometida. Afrontaron innumerables riesgos y la mayoría de ellos perdió la vida ejerciendo su oficio, pero de esta manera consiguieron llamar la atención del mundo entero sobre injusticias y atrocidades, estar lo más cerca posible de la vida real, con el deseo último de intentar cambiarla.
La lectura de este libro pretende arrancarnos de nuestro sillón y arrojarnos a las calles, a esas tristes y terribles realidades del mundo que todos hemos soñado siempre con poder cambiar. Una buena dosis de compromiso y valentía para hacer frente a cualquier tipo de indiferencia.
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