¿Cómo es posible que un escritor me caiga tan bien, me parezca tan divertido y cercano y perspicaz, y no consiga que me guste de verdad ninguno de sus libros?
Porque Nick Hornby es un tipo estupendo, el típico tío campechano que no sólo le cae bien a todo el mundo sino que encandila y va sembrando carcajadas a diestro y siniestro. Es el perfecto mejor amigo.
Pero...
Nada, no hay forma. Ya he leído cinco libros suyos y con todos me pasa lo mismo. Me siento como en una cita: la chica es guapa, sonrisa bonita, cuerpo prometedor, me parto con ella, me hace sentir bien, es ocurrente, imaginativa, me hace pensar, me descoloca, y justo en el preciso instante en que pienso "ya está, ha sucedido, me estoy enamorando", suelta una parrafada tan fuera de tono, tan increíblemente inverosímil que me quedo boquiabierto. Es la pieza del puzle que no encaja, pero no por un poquito, no, es una pieza tan radicalmente incongruente con el dibujo global del puzle que no me creo que de verdad pueda pertenecer a la misma persona, que esa chica preciosa e inteligente pueda tener una salida tan poco creíble.
La última cita que he tenido con mi querido y frustrante Hornby ha sido hace unos días con un libro que se llama Cómo ser buenos. Y al principio, como de costumbre, todo iba sobre ruedas.
Después de veinte años casada con un hombre cínico y permanentemente ofendido con el mundo, Katie tiene una aventura. Ella es médico, piensa que es buena persona, aunque ¿las buenas personas engañan a sus maridos? - Vale.
Le pide el divorcio, él no la escucha, hay una vorágine de diálogos mordaces, ella se ahoga en un mar de dudas y todo se vuelve más complejo de lo que parece. - Bien.
Y es que su cínico marido toma la repentina decisión de cambiar radicalmente y, tras una terapia, se transforma en un dechado de virtudes. - Genial.
Pero su enloquecida bondad no tiene freno y Katie se ve obligada a tomar el papel de cínica... - ¡Me encanta, me encanta!
...porque de repente decide alojar en todas las casas del vecindario que tengan una habitación libre a todos los sin techo que quepan... - ¿Eh?
...y donar la mayoría de los juguetes de sus hijos y buena parte de su dinero... - ¿¿Cómo??
...todo esto bajo la dirección espiritual de un curandero ex-drogadicto que sana cualquier dolencia con las manos (siempre que el paciente esté suficientemente triste) y tiene una hilera de tachuelas con forma de galápagos (que no tortugas) en las cejas. - ¡¡Nooooooo!!
Y es que siempre me pasa lo mismo, en todos sus libros llego a un punto en que pienso que el escritor más majo del planeta sencillamente se está quedando conmigo. Quizá soy demasiado escéptico y en Londres pasan cosas así todos los días (desayunan bocadillos de judías con bacon, así que cualquiera sabe), pero es que no me lo creo. No, no y no.
Y aun así sigo leyendo, y el tío siempre sale del atolladero más inverosímil con mucha gracia, y todo lo bueno que tiene (la ligereza, la ironía, la sencillez) hace que los finales de sus libros sean sutiles y emotivos y te hagan pensar un poquito mientras te quedas con la sonrisa fijada en la boca. La crisis de los cuarenta, cómo alimentamos nuestra buena conciencia, ¿somos todo lo buenos que podemos o queremos ser? Y todo ello aderezado con la divertida malicia tan propia suya y la simpatía honesta (a veces un poco cruel de tan honesta) con la que dibuja a sus personajes.
Si algún día me animo le mandaré una cartita de amor al escritor más majo del planeta y le diré cuánto me gustan sus libros, cómo me parto con ellos, lo que me hacen pensar, cómo me estimulan, le daré un buen tirón de orejas por sus salidas inverosímiles (con la lista de todas las piezas de sus libros que no encajan en ningún puzle de este lado del planeta), y terminaré diciéndole: "Nick, eres un escritor estupendo, de verdad, hay momentos en que me encantas, pero quiero que me gustes de verdad".
¡Absolutamente genial la reseña! Tengo que leer el libro sin falta..
ResponderEliminarEstupendo comentario. Va a haber que leerlo.
ResponderEliminarque buena la reseña Oscar, tienes que escribir, yo al menos quiero comprar lo que escribas, sea en papel de cigarrillo, pergamino o Apple. un abrazo, Petra
ResponderEliminarMuchas gracias Petra! En papel de cigarrillo y pergamino aún no hay nada previsto, pero si te sirve el humilde papel encolado con solapas en forma de libro bonito, acabo de publicar una recopilación de textos diversos (relato corto, poesía) llamado Cartas al silencio. Ya lo tenemos en la librería y en breve contaré algo más de él en este blog.
EliminarUn abrazo!
Óscar.
Soy Ricardo.
ResponderEliminarLa crítica es genial, en sí misma una joya literaria.
Muchas gracias, Ricardo.
ResponderEliminarUn abrazo!
Óscar.
Fantástica reseña, Óscar. Al final conseguirás incluso que me lea el libro... o cualquier otro. Como se suele decir: "nunca es tarde si la dicha es buena".
ResponderEliminarUn abrazo.
Tu primo (Javi).
¡Primo, muchas gracias! Espero conseguirlo, por supuesto, y te aseguro que la dicha es muy muy buena.
EliminarUn abrazo.
Tu primo (Óscar).