jueves, 1 de julio de 2021

LUCY GAYHEART

La literatura puede ser muchas cosas. Puede ser risa, dolor, compromiso, adrenalina. Puede ser conocimiento y preguntas. Puede ser evasión y respuestas. Para mí, la literatura de Willa Cather es, ante todo, luz y emoción. Algunos párrafos están más cerca de un cuadro de Turner que de cualquier texto escrito. La protagonista de esta novela siente que todo es irreal, todo está envuelto en niebla, todo puede escabullirse y desaparecer excepto los sentimientos. Y es la misma sensación que he tenido leyendo su historia. Todo está envuelto en una bruma exquisita de la que sobresalen, como los picos nevados sobre un mar de nubes, las emociones de los personajes. 

"Empezó una nueva vida para ella la noche en que oyó cantar por primera vez a Clement Sebastian". La música. La música lo inunda todo en la vida de Lucy Gayheart. La música es alimento y felicidad en cada tarde sentada al piano, acompañando al clarinete de su padre. Pero cuando se muda a Chicago para dar clases y conoce a Clement Sebastian, su vida da un vuelco irreversible. 

Chicago. Una ciudad donde nadie se fija en nadie, con abundante espacio para estar a solas, en medio de la multitud. Una ciudad "donde el aire tiembla como un diapasón rebosante de posibilidades inimaginables". Una ciudad donde Lucy Gayheart puede seguir capturando la belleza efímera de las cosas, los colores cambiantes de la luz en las fachadas de los edificios, en la niebla vespertina o en la superficie del lago helado, rizado de plata, al amanecer. 

Clement Sebastian es un cantante de renombre que, en la cima de su éxito, tiene una sensación de vacío constante, de nostalgia imprecisa y molesta, la sensación de haber perdido, a fuerza de viajar por el mundo dando conciertos, "la más profunda de todas las compañías: la relación con la tierra, con el paisaje y con la gente". Y este es uno de los temas más recurrentes en la literatura de Willa Cather y que desarrolla con mayor hondura: su amor por la tierra, el paisaje y la gente que lo habita. 

Con su espíritu alegre y vitalista, me he enamorado de Lucy Gayheart. He caminado a su lado, siguiendo su paso rápido por las calles de Chicago, y me ha maravillado ver sus pensamientos volando por delante de ella, y ella persiguiéndolos "como un niño detrás de un globo". "¡Ojalá pudiera perder la vida y el cuerpo y no ser nada más que deseo! ¡Ojalá que todo lo demás desapareciera para que todo lo demás pudiera flotar con las gaviotas hasta ese lugar remoto donde se confundían el verde y el azul!"

Lucy Gayheart es otra novela de Willa Cather para atesorar en la memoria. Es etérea y delicada, impresionista. Está hecha de una melancolía leve que acaricia y emociona. 




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