lunes, 4 de febrero de 2019

LO QUE FUIMOS (firma invitada)

Golnaz Hashemzadeh nos ofrece en esta novela un grito de gratitud por lo heredado de sus padres. La autora, que nació en Irán en 1983 y tuvo que huir de allí durante la revolución cuando tenía tres años, teje entre sus líneas un relato interesantísimo en el que la identidad, la pérdida, el desarraigo y el dolor truncan de una u otra manera las relaciones entre los personajes.

La protagonista de la historia, Nahid, es una refugiada iraní en Suecia, igual que lo fueron los padres de la autora a mediados de los años 80. La condición de refugiado, por tanto, no es algo actual, aunque sea ahora cuando nuestras pantallas se llenen de imágenes de miles de personas que huyen de la guerra buscando una situación mejor. Nahid, su marido Masood y su pequeña bebé Aram escaparon de Irán durante la revolución y se convirtieron en exiliados políticos que no solo querían salvar su vida, sino dejar atrás la culpa por haber traicionado a sus compañeros y una pérdida de la que Nahid se ha sentido siempre responsable. Esa huida, esa condición de refugiada, está presente en buena parte del libro y en las reflexiones de la narradora-protagonista: "[Los refugiados] luchan kilómetro a kilómetro para llegar hasta aquí. Y cuando lo consiguen, creen que han llegado. Me gustaría decirles que en realidad todo acaba de empezar. Que el deseo de huir está en la sangre, se transmite a la nieta que aún no ha nacido y, con el tiempo, crece dentro del cuerpo en forma de tumor. Todo lo que hemos perdido, lo que creemos que vamos a recuperar..., no es posible. Sigue ahí. Incluso el destino que temíamos, incluso todo aquello de lo que huimos".

Y ese destino es el que se manifiesta en la narradora en forma de enfermedad; y la soledad a la que se tiene que enfrentar una vez ha sobrevivido a la revolución, a su pasado, a la pérdida y a la violencia física es lo que se le mete en la sangre y echa raíces dentro de ella y le produce una amargura que se reflejará también en su carácter y en la relación con su hija.

En la novela, la protagonista reflexiona en primera persona sobre la supervivencia, sobre la vida y sobre la muerte y sobre cómo algunas personas vienen para cubrir el vacío de quienes ya se han ido o se irán. El concepto de herencia es fundamental. Nahid no quiere morir sin haber dejado algo válido en la nueva tierra que los acogió: no guarda bellos recuerdos, pero su hija se aferra a la música iraní de sus viajes en coche en el país de la democracia y la libertad. Esa es una pequeña herencia, su pequeña victoria, que se hará enorme cuando sepa que al marcharse, otra vida llegará a ocupar los vacíos del presente y del pasado.

Además de tratar el tema de la enfemedad, el desarraigo y la violencia, esta es una novela sobre la relación entre madres e hijas, un tema muy tratado en la literatura escrita por mujeres desde siempre y especialmente en la última década. Nahid está entre dos mundos muy diferentes: la Irán de su madre y la Suecia de su hija. Su hija, Aram, ha creado vínculos y ha forjado una vida en el país nórdico. Quizás eso las haga tan diferentes, o quizás sea la libertad de la que fue privada Nahid y con la que Aram ha vivido durante toda su vida. 

¿Por qué esa relación tan tensa entre ambas? Esa es la pregunta que se queda abierta y sin responder tras haber leído esta novela. Quizás tú, futuro lector, sepas desvelarla y encontrar las respuestas.



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