Para entender el problema que sufre un colectivo, hay que escuchar a las personas que forman ese colectivo. Parece de cajón, pero cuando entran en juego cuestiones morales, escuchar a las personas de pronto se vuelve muy cuesta arriba porque corremos el peligro de que la realidad termine echando abajo los andamios morales que nos hemos construido para vivir. Y qué hacemos después con esa incertidumbre. Con qué nueva moralidad hacemos frente a la vida.
Sandra Vizzavona ha escrito un libro luminoso sobre el aborto. Con delicadeza y sencillez, ha reunido decenas de voces de mujeres que cuentan en primera persona cómo decidieron interrumpir su embarazo. Cada capítulo comienza con una parte de la historia de la propia autora en relación a la maternidad y sus embarazos, y continúa con las historias de mujeres que conoce o ha conocido para armar un relato coral y poliédrico, un mosaico complejo con el que muestra algunas de las múltiples caras que tiene el aborto en nuestra sociedad hoy en día. Y lo ha hecho con luz, una luz que ilumina la intimidad permitiendo siempre el cobijo de los silencios y las sombras. Una luz que no desvela más que lo que cada mujer está dispuesta a contar y que busca liberar estas historias cotidianas de las ataduras de un silencio impuesto por una sociedad que las culpabiliza y las quiere traumatizadas y arrepentidas.
"Mi razón aprueba el aborto, pero mi sentimiento lo condena", cuenta una mujer. Y esa pequeña frase encierra un dilema irresoluble. Cómo conciliar lo que una cree que es justo con lo que le piden las tripas. Cómo reivindicar un derecho que no se es capaz de ejercitar.
Me ha maravillado la delicadeza y la agudeza con que la autora retrata la complejidad de las emociones que rodean a los embarazos deseados y no deseados. Cuenta, a través de las voces de varias mujeres, la indiferencia y la frialdad que exhiben algunos médicos y enfermeras hacia las mujeres que acuden a abortar, y la reprobación implícita que estas sienten de esa actitud. El aborto es un derecho desde hace casi medio siglo en Francia, pero en muchos lugares parece que solo se concede a regañadientes y con actitud enjuiciadora. Y es que conseguir un derecho en términos legales no implica necesariamente conseguir la aceptación por parte de la sociedad. Y un derecho que una sociedad no termina de aceptar es siempre un derecho revocable. Ya lo advirtió Simone de Beauvoir: "No olvidéis nunca que bastará una crisis política, económica o religiosa para que vuelvan a cuestionarse los derechos de las mujeres. Nunca se trata de derechos adquiridos. Debéis permanecer ojo avizor durante toda vuestra vida".
Para entender en qué consiste el aborto en nuestra sociedad, es imprescindible escuchar a las mujeres que abortan. Sus experiencias, sus emociones, la variedad tan increíble de vivencias que relatan. Basta este libro tan conciso, estas 133 páginas de literatura bella, desnuda y conmovedora, para no volver a emitir un juicio generalizador sobre el aborto jamás.
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