Alice Oseman nos trae de vuelta a los entrañables personajes de Heartstopper en esta novelita juvenil ambientada en unas navidades marcadas por la enfermedad de Charlie, un trastorno de conducta alimentaria tratado por la autora desde la empatía, la voluntad de comprender, el cariño y el amor incondicional.
Los TCA, como la mayoría de trastornos mentales, están rodeados de prejuicios. Es habitual que mucha gente no los entienda y tenga ideas erróneas de lo que son y de cómo afectan a las personas que los sufren. Y digan que si no será un capricho. Una forma de llamar la atención. Un ramalazo egoísta y narcisista propio de adolescentes que no son capaces de tomar las riendas de su vida. Un lujo de niñatos ricos. Una excentricidad de irresponsables del primer mundo. Que si para sanar cualquier trastorno mental basta fuerza de voluntad y pensar en positivo. Anímate, hombre, alegra esa cara, que tampoco es para tanto. Piensa en los disgustos que les estás dando a tus padres, ¿no te da vergüenza quedarte en casa todo el día? Si no quieres estudiar, lo mínimo que podrías hacer es buscarte un trabajo, ¿no? ¿O piensas quedarte para siempre de mantenido en casa, como un niño?
Esta historia trata sobre la incomprensión de mucha gente, sobre padres que apoyan pero no son capaces de hablar en profundidad de los temas importantes. Que están muy pendientes del trastorno de su hijo, pero solo a través de recomendaciones, de vigilancia, de miradas preocupadas, de suspiros. Padres que se exasperan, que se impacientan, porque no entienden, solo quieren que pase, que su hijo vuelva a estar bien. Que no logran interesarse de verdad por los procesos del TCA, por lo que se esconde detrás del prejuicio, y les ciega ese velo que se corre en nuestra cabeza cuando pensamos en trastorno mental y de repente lo único que vemos es habitaciones blancas, locos atados a sus camas y silencio aterrado y sepulcral.
Ante una enfermedad mental, la gente reacciona o bien ignorando por completo tu enfermedad y tratándote como si no te pasara nada, o bien haciéndote mil preguntas sin pararse un momento a pensar en dónde se están metiendo. A poca gente se le da bien el término medio. Cuidar sin agobiar. Estar presente, simplemente. Ayudar cuando el otro necesita ayuda. Tratar de no juzgar y armarse de paciencia ante lo que cuesta entender.
Esta historia habla de todo esto, pero sobre todo es una historia de amor sobre la capacidad del buen trato para construir relaciones saludables y sanar traumas y trastornos. Se lee con una sonrisa. Esa es la magia de Alice Oseman. La capacidad que tiene para calentarte el corazón con una bondad y una jovialidad a prueba de todo mientras señala temas dolorosos sobre los que cuesta hablar.
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