jueves, 18 de marzo de 2021

NO DIGAS NADA

Patrick Radden Keefe: "Hay una tendencia a la negación, un deseo de coger el pasado y dejarlo debajo de la alfombra con la esperanza de que desaparezca. Pero no se va, no desaparece. No hablar del pasado no lo elimina y no le quita su poder. De hecho, en conflictos como éste, en el que hay tantas personas todavía vivas que pueden recordar, el silencio casi hace lo contrario, le da más fuerza”. 

Para combatir ese silencio, Patrick Radden Keefe ha escrito esta magnífica obra de no ficción narrativa, una historia contundente y apasionante que, partiendo de un caso concreto de secuestro y asesinato, recorre la historia del terrible conflicto que marcó treinta años de la historia de Irlanda del Norte y que los británicos eufemísticamente llamaron Troubles, Problemas, pero que la población percibió, especialmente en la década de los setenta, como una verdadera guerra. 

Es muy tentador trazar paralelismos entre el conflicto de Irlanda del Norte y el de Euskadi. Y aunque es verdad que ambos se desarrollaron a la vez, estuvieron marcados por el terrorismo y terminaron en una paz frágil con profundos pactos de silencio, leyendo este libro uno se da cuenta de hasta qué punto lo de Irlanda fue en realidad otra cosa. Otra cosa mucho más aterradora, si cabe. 

La historia arranca con las protestas de los republicanos católicos que exigían igualdad de derecho civiles. Corría el año 1968 y, tomando como inspiración las manifestaciones por la igualdad racial en Estados Unidos, los católicos reclamaban acabar, entre otras cosas, con la discriminación laboral, con la discriminación en la asignación de viviendas, con un sistema electoral que les perjudicaba y con su infrarrepresentación en las fuerzas policiales y en la política. Las manifestaciones fueron reprimidas y la indignación prendió. El IRA resurgió de sus cenizas, ahora escindido en dos grupos radicalizados y enfrentados entre sí, y en los años siguientes buena parte de la población de Irlanda del Norte, tanto católicos como protestantes, se acostumbró a vivir en un estado de terror constante, con un enemigo difícil de identificar y rodeados de una violencia indiscriminada y arbitraria. 

Los que más sufrieron, como a menudo sucede, fueron las mujeres y los niños, encerrados en casa, tirándose al suelo del salón al sonido de ráfagas de disparos o al estruendo de las explosiones, temiendo que en cualquier momento estallaran las ventanas o se viniera abajo el techo de una bomba, mirando a todos lados antes de atreverse a salir de casa. 

Patrick Radden Keefe



El IRA en Belfast estaba protegido por un muro de silencio. La población local prefería el caos y las bombas de los irlandeses católicos antes que colaborar con los británicos, a los que consideraban fuerzas de ocupación. Cooperar con los británicos, para la sociedad irlandesa republicana, llevaba implícito un profundo estigma social. Y a menudo conllevaba una condena de muerte. Ser acusado de chivato, al igual que pasaba en Euskadi en los años de plomo, ponía una diana en tu cabeza. 

Después de leer este libro no sorprende que en Irlanda del Norte la paz no haya traído la reconciliación. Terrorismo de los católicos del IRA que quieren que los británicos se vayan de Irlanda del Norte, terrorismo de los protestantes lealistas que quieren que los británicos se queden, terrorismo de Estado del gobierno británico azuzando (apoyando y financiando) a los lealistas contra el IRA y ensuciando una y otra vez una guerra ya indescriptiblemente sucia. Demasiados frentes de terrorismo y ninguna comisión por la verdad para empezar a repartir responsabilidades y cerrar heridas. Nunca imaginé la cantidad de cadáveres que esconden las clases políticas británica y norirlandesa en sus armarios. Y la tranquilidad con que lo niegan todo, aunque les pongan las pruebas encima de la mesa. 

Más de dos décadas después del acuerdo de paz, el tribalismo sigue estando muy presente en Irlanda del Norte. Se ve en la virulencia con la que ambas partes defienden sus banderas y se aferran a lo que representan. Los "muros de la paz" separan en Belfast comunidades católicas de comunidades protestantes, manteniendo un nivel de calma artificial, "como si de animales en un zoológico se tratara". La sombra del IRA siempre ha planeado sobre el Sinn Féin, el principal partido nacionalista de izquierdas en Irlanda del Norte. Más del 90% de los niños en Irlanda del Norte sigue asistiendo a colegios segregados por confesión. Muchos republicanos siguen considerando que Irlanda del Norte es territorio ocupado y hacen ondear banderas palestinas, pretendiendo equiparar la presencia británica en el país con la presencia israelí en los territorios palestinos. 

Me ha entusiasmado el pulso narrativo de este libro. Lo he leído absorto, como si fuera una novela policiaca. Sencillamente, no podía parar, ni para tomar notas ni para buscar información extra. Y el poso que deja es profundo y no da tregua. 
¿Qué hacemos con la memoria?
¿Puede la violencia mejorar una sociedad?
¿Cómo llorar a una madre muerta si su cuerpo sigue desaparecido?
¿Cómo cerrar las heridas si los que las infligieron no asumen su responsabilidad?





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