viernes, 10 de enero de 2020

¿DE QUIÉN ES LA CULPA?

Gracias a ella, Tolstói tuvo la libertad para escribir todo lo que escribió. 
Gracias a ella, según muchos críticos, personajes femeninos como Anna Karénina o Kitty alcanzaron toda su profundidad y complejidad. 
Gracias a ella, a su labor como traductora y representante, Tolstói tuvo acceso a mucha literatura extranjera y sus obras tuvieron mayor difusión y se libraron de la censura. 
Se llamaba Sofia Tolstaia y, además de ser la mujer de Lev Tolstói, fue la madre de sus hijos, su secretaria, su representante, su traductora y la gestora de toda su obra. Hasta la publicación de esta novela en agosto de 2019, muy pocos sabían de su existencia. Tras leerla, hoy podemos decir que, además de todo lo que fue, y por lo que nunca obtuvo ningún reconocimiento, también era una excelente escritora. 

¿De quién es la culpa? se publicó por primera vez en 1994, setenta y cinco años después de la muerte de su autora. Es la respuesta literaria a Sonata a Kreutzer, una novela corta en la que Tolstói, a través de su protagonista, carga contra las mujeres, "que esclavizan y explotan al noventa por ciento del género humano". En ella asocia el sexo a vileza, suciedad y corrupción física y moral, y la sensación que he tenido tras acabar su lectura es la de haber leído los delirios de un gruñón fundamentalista, de un asceta fanático. 

Sofia Tolstaia
A Sofia Tolstaia tampoco le gustó mucho Sonata a Kreutzer, en la que vio un brutal ataque a su vida conyugal. Y dos años después de su publicación escribió en unos cuadernos escolares su propia versión de la historia escrita por su marido. Frente al machismo generalizador de este, que denigra a las mujeres como colectivo, ¿De quién es la culpa? es un lamento incisivo sobre la fragilidad y vulnerabilidad de una mujer que nunca pensó que el matrimonio sería esa brutal desposesión de su identidad y de sus esperanzas. 

"¿Es este el destino de la mujer?, pensaba Anna. ¿Poner el cuerpo a disposición de un niño de pecho y luego del marido? Uno detrás de otro, ¡siempre! Pero ¿dónde está mi vida? ¿Dónde está mi yo? ¿Ese auténtico yo que una vez aspiró a elevarse y a servir a Dios y a sus propios ideales?"

En la modernidad de su reivindicación feminista, esta novela de Sofia Tolstaia me ha recordado a El cuaderno prohibido, de Alba de Céspedes, o a los relatos de Pardo Bazán sobre la violencia contra las mujeres recopilados en El encaje roto. En todos ellos vibra ese lamento universal de una mujer que se resiste a someterse del todo a la violencia con que la trata su marido. 

Sonata a Kreutzer y ¿De quién es la culpa? representan un diálogo explícito sobre la sexualidad, el matrimonio y el lugar de las mujeres en el mundo que resulta sorprendentemente moderno para la época en la que fueron escritos. Y la segunda novela no solamente es una espléndida refutación del sermón de la primera, sino, en mi opinión, un clásico de la literatura universal, con una heroína a la altura de Emma Bovary o Anna Karénina. 



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