jueves, 2 de enero de 2020

EL VALS HACIA ATRÁS (Firma invitada)

Normalmente leemos y recomendamos historias intensas y duras, esas que llenan estantes y mesas de novedades en las librerías. Reconozco que me encantan los dramas protagonizados por mujeres; las novelas con parejas infelices que buscan salir de sus rutinas o las historias tremendas ambientadas en lugares y épocas remotas. Pero también soy feliz hincándole el diente a una novela aparentemente ligera, de esas que saben sacarte una sonrisa tras otra. Llevaba meses sin asomarme por aquí a compartir lo que he leído últimamente y me parece que El vals hacia atrás es un ejemplo extraordinario de la novela que mezcla dureza y ligereza.

El título de este libro no nos da, a simple vista, muchas pistas de lo que encontraremos en sus páginas y, sin embargo, en esas cuatro palabras se condensa parte de la historia que hay en él. Hay movimiento, hay pasado y Austria es un personaje más. El joven protagonista, Lorenz, está viviendo un momento difícil profesional y personalmente cuando sus tías le implican en la aventura más estrafalaria que jamás habría podido imaginar: un viaje en un Panda rojo desde Viena hasta Montenegro con sus tres entrañables tías y un cadáver congelado.

En principio, estas premisas pueden hacernos pensar que se trata de una comedia sin más, pero en realidad hay más complejidad en sus páginas. Para compensar la extravagancia de la historia que ocurre en el presente, su autora –Vea Kaiser– plantea una estructura narrativa en la que asistimos, de manera intercalada con la actualidad, a momentos de la vida pasada de la familia Prischinger.

Vea Kaiser
Como en las mejores sagas familiares (y esta en concreto me ha llevado en ocasiones a los Estados Unidos rurales de Cuatro hermanas), los secretos, la culpa y la complejidad psicológica de sus protagonistas son los ingredientes principales para tejer una trama que, de atrás adelante y viceversa, moldea las necesidades vitales de sus personajes. Las tres tías de Lorenz guardan, cada una de ellas, fragmentos de vida que se irán descubriendo poco a poco en esas retrospecciones al pasado, desde el más lejano de 1953 hasta el de solo unos pocos años atrás, en 2001. 

El vals hacia atrás recrea, por tanto, cincuenta años de vida familiar diseminados en los mil kilómetros de distancia entre Viena y Kotor, la ciudad montenegrina hacia la que se dirigen los personajes de la novela. El viaje a Montenegro es una excusa y transportar a un cadáver en el vehículo no es más que un puro artificio literario para cargar de humor la narración de cuatro vidas marcadas por el dolor de la infancia y la juventud. Las peripecias de la familia Prischinger hacen ligeras la soledad, el miedo, la culpa, el desamor, las dificultades de las relaciones familiares y la muerte.

Una historia deliciosa para terminar o empezar el año de la mejor manera posible.



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