jueves, 10 de enero de 2019

EL ENCAJE ROTO. ANTOLOGÍA DE CUENTOS DE VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES (firma invitada)

Una mirada fuera de lugar. Una voz un poco más alta de lo normal. Un desprecio. Celos. Un insulto. Amenazas. Suspicacias. Una prohibición. Un pellizco. Un tirón de pelo. Un grito. Un empujón. Un puñetazo. Un encierro en casa. Una paliza. Una violación. Humillaciones. La ausencia de escucha en la pareja. Faltas de respeto en el trabajo.

Así, en la escala de la violencia contra las mujeres, podríamos acabar con el asesinato. Hasta la cifra de cincuenta mujeres que ya no existen en España este año por culpa del mayor acto terrorista de nuestro tiempo: el machismo. En el mundo son cientos de miles. La violencia contra las mujeres es la mayor lacra social de todos los tiempos. Y seguimos sin mirarle a los ojos y ponerle freno. Un freno educativo, institucional y legal.

Emilia Pardo Bazán ya lo sabía hace más de un siglo y ya lo denunció repetidamente en estos cuentos que ha antologado Cristina Patiño para la editorial Contraseña. Publicados en 2018, las historias del siglo XIX nos resultan igual de creíbles, verdaderas y actuales como las de hoy en día.

Lo verdaderamente magistral de la obra de esta maestra es la variedad de registros y ambientes plasmados en sus relatos, así como la mezcla de estilos matizados en cada lugar y con cada ambiente: desde la Galicia más pobre y rural de “El indulto” o “Las medias rojas”, hasta los entornos más sofisticados y aristocráticos de “La novia fiel” o “La flor seca”. Pardo Bazán supo ir al fondo de la psicología de todos sus personajes y dibujar todos los estadios de la espiral de violencia contra las mujeres que ella había observado y sufrido de alguna manera.

Emilia Pardo Bazán
A ella misma le negaron su entrada en la RAE, se rieron por su físico prominente, cotillearon sobre ella por sus relaciones con Pérez Galdós. Ella, en definitiva, sufrió la violencia psicológica y el rechazo de la sociedad patriarcal decimonónica. Afortunadamente, tuvo la suerte de tener un padre liberal y abierto que quiso para ella la mejor educación y que la animó en su carrera artística y periodística. Y es una pena que aún hoy se tengan que agradecer actitudes abiertas por parte de los varones en lugar de normalizarlas y hacer que formen parte del día a día. Las mujeres debemos desarrollar nuestra independencia y creatividad por nosotras mismas y no gracias a que nos dejen hacerlo quienes nos rodean.

Creo que no podemos dejar pasar de largo a una de las primeras españolas convencidamente feministas. Debemos reclamar su legado. Leámosla y démosla a leer. 





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