martes, 14 de abril de 2015

LA MÚSICA PARA CLARA

He disfrutado de este relato al tiempo que escuchaba esas melodías maravillosas de Schumann y Brahms, imaginando a Clara tocándolas en su piano con tanto amor como profesó a su marido y también a Brahms, que formó parte de su familia y que amó a Clara, supuestamente de forma platónica y con una gran generosidad.

Esta apasionante historia se merece una gran película. A medida que iba leyendo, las imágenes cobraban vida de tal forma que cuando terminé su lectura me sentí huérfana de esa familia con siete hijos, de los cuales murieron cuatro antes que su madre, una gran tragedia después de haber perdido también a su marido en una situación de trastorno mental. Pero el piano siempre estaba ahí para consolarla de tantas dificultades. Clara Schumann fue la mejor concertista de piano de su época y triunfó desde su infancia: desde su primer concierto, con nueve años, ya nunca abandonaría su vocación.

Fue una mujer fuerte y valiente, el ancla de su marido, aunque necesitaba el reconocimiento de la gente para colmar una gran soledad interior. Tuvo la responsabilidad de sacar adelante a sus hijos sola, con grandes dificultades económicas que solventó gracias al intenso trabajo de viajar continuamente por toda Europa dando conciertos.

La autora Elizabeth Subercaseaux, chilena, es tataranieta de los Schumann y ese vínculo familiar se refleja en el amor que ha puesto en esta novela, en la búsqueda de documentos por todo el mundo, biografías, cartas, diarios, partituras, visitando las innumerables casas donde habitaron los Schumann. Ha conseguido estar tan cerca de ellos que, como dice, a veces cree verlos en persona, escucharlos hablar, sentir cuando abre su piano la presencia de Robert a su lado y a Clara apuntando el teclado, enseñándole lo que su padre le enseñó a ella. Este relato tiene la musicalidad que envuelve todos los extraordinarios acontecimientos que rodearon las vidas intensas y a veces atormentadas de músicos como Chopin, Mendelssohn, Liszt, y nos descubre el alma de los tres protagonistas: Clara, Robert y Johannes Brahms.

Resuenan melodías como la danza húngara nº 5 o la Tercera Sonata de Brahms, el Concierto para piano y orquesta o la Sonata nº 2 de Schumann, regalos para el alma.

(Recomendado por Isabel)




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