sábado, 11 de abril de 2015

LA SOLITARIA PASIÓN DE JUDITH HEARNE

La señorita Hearne no conoce el amor y vive recluida en habitaciones alquiladas, entregada a sus ensoñaciones. A lo largo de su vida, todos los hombres se han apartado instintivamente de su lado, ocultando el desagrado, y ella trata de protegerse de la piedad ajena escondiendo su ferviente deseo de encontrar a alguien que llene el vacío de sus días y no desaparezca. Tiene pocos amigos. Los domingos visita a una familia que conoce hace mucho tiempo y, lo que para ella es el gran acontecimiento social de la semana, para ellos es poco más que una obra de caridad. Sometida a los prejuicios y aprensiones de una educación temerosa de Dios, confinada en una ciudad triste y casi inmóvil, lo que poca gente sabe es que Judith tiene una vida secreta. 

Ambientada en Belfast en los años cincuenta, La solitaria pasión de Judith Hearne es una novela sobre el aislamiento social. Sobre la profunda soledad que genera mendigos de ternura, de migajas de afecto. Llegado un momento, a Judith cualquier persona le valdría. Una amiga de verdad, un hombre que pudiera quererla, de manera sencilla. Una presencia silenciosa, con un corazón latiendo en la oscuridad, junto al suyo. Llegado un momento, cualquiera que le dedique una palabra amable, que quiera conversar un rato con ella, que la acompañe del brazo a la iglesia, cualquiera es un príncipe. Porque Judith ya no puede vivir de esperanzas.
De tanto soñar despierta y aferrarse a sus ensoñaciones, ve amor en cada hombre que le sonríe con amabilidad. Y corre y corre detrás de sus esperanzas pero estas están cada día un poco más lejos, siempre fuera de su alcance, desvaneciéndose entre sus dedos. Intenta refugiarse en las oraciones pero ni siquiera en el recogimiento sombrío de la religión encuentra consuelo. Y una noche especialmente solitaria se va a dormir al hotel Plaza, el mejor de Belfast, para vivir aunque sea sólo una vez el esplendor de esa vida soñada que siempre se le escapa. Pero ¿para qué sirve la belleza si no se tiene a nadie a quién mostrársela? ¿Qué sentido tiene el placer, sin nadie con quien compartirlo?

La solitaria pasión de Judith Hearne es una novela turbadora, elegante y descarnada sobre los estragos que puede causar la soledad en una mujer débil y honesta que esconde en lo más profundo de su inocencia, como la mayoría de nosotros, una inconfesable y abrumadora necesidad de afecto.



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