Como te despistes un poco, al final siempre acabas leyendo lo mismo. Historias escritas por occidentales, la mayoría hombres blancos acomodados, publicadas por editoriales grandes que te cuentan variantes (eso sí, a veces excelentes) de la misma historia de siempre. Salirse de esa burbuja requiere cierto esfuerzo. Mirar más allá de los grandes escaparates y de la publicidad en los grandes medios y apostar por otras literaturas, otros autores, otras formas de ver el mundo. A veces, simplemente leer a autores y autoras por igual exige un esfuerzo consciente. Lo dicen los datos: en 2022, el 62% de los libros publicados en español los firmaron hombres. Si a eso añadimos que solo el 25% de la literatura se publica en editoriales independientes y que, por defecto (es decir, por pereza) todos tendemos a decantarnos por aquello que nos resulta familiar, la posibilidad de que sin pretenderlo acabemos leyendo una historia ambientada en Singapur escrita por una autora singapurense y publicada por una editorial independiente que solo publica literatura asiática se vuelve muy muy remota.
Así que llegué a esta novela guiado. Guiado por nada menos que la propia editora de Amok, que tuvo la amabilidad de venir hasta la librería para presentarme su proyecto y que me sedujo con su pasión por traer a las mesas de novedades españolas historias que aquí apenas se encuentran. Y, como llevo años siendo consciente de que o hacemos un esfuerzo por salirnos de lo de siempre o el mundo se queda reducido a un gigantesco Corte Inglés de pensamiento único, me propuse darle un pequeño espacio a sus libros. Esta es mi primera experiencia Amok. Y no será la última.
Estamos en Singapur, desde los años sesenta hasta finales de los noventa. Tres décadas largas que transformaron el país de una manera radical hasta volverlo apenas reconocible. En esa sociedad en pleno cambio, Amrit es una adolescente que se rebela contra las normas establecidas, especialmente contra aquellas "que solo se hacen explícitas una vez que ya las ha roto". Es rebelde y temeraria. Impulsiva, hipersensible y de humor cambiante (en esto me ha recordado a Cara o cruz, un cómic maravilloso sobre la ciclotimia). Condenada a la mala reputación por salir sola de noche, beber y mezclarse con desconocidos. Pero algo en su interior la empuja a salirse de los márgenes que su cultura y su familia han trazado para ella. Una familia tradicional que no cuenta con que pueda tener problemas que no han previamente imaginado para ella. Que no entiende nada de lo que le pasa porque no la ven a ella, solo ven la hija o la hermana que debería ser.
"Ahí fuera. Tu madre está llorando. Está ahí sentada, llorando y preguntándose: ¿Por qué? ¿Por qué actúa así mi hija? Cuando tantas otras hijas son buenas, ¿por qué la mía tiene que avergonzarme? ¿Es que nunca encontraré descanso?"
"En mi época no había la necesidad de buscar la raíz de cada problema", dice el padre. Se lo dice a Narain, su hijo díscolo, femenino, frágil. Su hijo que, ya mayor, un día le confiesa que es homosexual, y el padre se le queda mirando como si no entendiera la palabra, como si esa palabra no encajara de ninguna manera con ninguna realidad comprensible. En su época bastaban las explicaciones sencillas e inapelables para cuestiones complejas. Qué fácil era vivir sabiendo que si no conseguías sacar siempre buenas notas era simplemente porque eras un vago. Que si engordabas, era porque no te cuidabas. Que si te costaba concentrarte, eras un poco tonto. Y si no encajabas en el modelo que tus padres habían construido para ti, terminarías siendo un fracaso y una vergüenza.
El legado es la historia de dos personajes heridos por una sociedad que clasifica a las personas por su idoneidad para ser ciudadanos ejemplares. Dos personajes definidos por lo que no son, por lo que nunca podrán ser, en un Singapur donde el gobierno, con el objetivo de crear un estado social y económico avanzado y lo más perfecto posible, con el fin de "hacer avanzar al pueblo de Singapur a la misma velocidad con que van creciendo los rascacielos", pretende controlar y juzgar los aspectos más íntimos de sus ciudadanos y limitar todo aquello que se salga de la ortodoxia que se han marcado.
Es una historia de amor y fragilidad. De homosexualidad y salud mental. Dos temas tabúes en el Singapur de finales del siglo XX. Y en tantísimas familias de nuestra España de 2023.
Balli Kaur Jaswal |
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