martes, 26 de julio de 2022

CIRCE

Madurar significa reinterpretar. Volver la vista atrás, recoger un recuerdo del pasado y girarlo a la luz para verlo desde un ángulo distinto, entenderlo de otra manera más completa. Más sabia. Más profunda. Madurar significa preguntarse por qué, indagar en las motivaciones, en los mecanismos ocultos que mueven nuestras acciones, y no arredrarse ante las consecuencias. Madurar es aceptar que el pasado puede contarse de otra forma. Puede tejerse con otros colores. Y tener protagonistas inesperados que hasta ahora habíamos visto siempre a través de la mirada de otros. 

Madeline Miller ha rescatado de su sombra a una hechicera mítica para darle una nueva vida como protagonista. Ha cogido el prisma de su historia y lo ha observado bajo una nueva luz. En sus palabras Circe es la misma Circe de siempre, hace lo que sabemos que hace, se ajusta a las historias que llevan miles de años contándola con la suavidad y perfección de un vestido hecho a medida, y sin embargo todo parece nuevo: su forma de moverse, los reflejos de sus ropas, la intención de cada gesto. Circe es la misma Circe de siempre y, sin embargo, nunca había sido tan humana. Madeline Miller parece haber aprendido hechicería de su protagonista y haber dotado a esta novela de un encantamiento especial. Es poética, vigorosa, arrebatadora. Nunca los dioses y héroes griegos habían estado tan cerca de nuestros sentidos para tocarlos, olerlos, escuchar sus anhelos y temores y poder acompañarlos en sus aventuras y sus desdichas. 

Circe es una ninfa insignificante entre las miles de ninfas del reino de los dioses, la hija desfavorecida de Helios, el dios solar. Sin embargo, ha nacido con un poder muy especial, incluso para los dioses: el poder de transformar las cosas y las personas a su antojo. Desterrada para siempre a la isla de Eea por usar su poder, Circe se convertirá en Circe, la hechicera. Y sabremos de ella por los relatos de Hermes, el dios mensajero, o de Odiseo, el héroe que la enamoró en su regreso a Ítaca. Sabremos que transforma a los hombres en cerdos y que es una diosa furiosa y vulnerable. Pero, ¿cuál es su voz? ¿A quién anhela en las interminables noches de su vida eterna y solitaria? ¿Se acordará de su padre y de su familia y de su vida anterior en el mundo de los dioses? 

Esta es una novela de amor: "Cuando se lleva una vida solitaria, se dan pocos y preciosos momentos en los que un alma se sumerge junto a otra, del mismo modo que, una vez al año, las estrellas rozan la tierra. Para mí, Dédalo fue esa clase de constelación". 

Esta es una novela de añoranza por un paraíso perdido: "Todos los años que había pasado en su compañía eran como una piedra arrojada al fondo de una laguna: todas las ondas habían ya desaparecido". 

Esta es una novela de desafío: "Antes era una tejedora sin lana, un barco lejos del mar: mira dónde navego ahora". 

Esta es una novela de combate feminista: "Novias, ninfas nos llamaban, pero no era así como el mundo nos veía realmente. Éramos un festín interminable servido sobre una mesa, hermoso y siempre joven, y al que se le daba muy mal huir". 

Creo que nunca había leído una novela igual. Nunca una historia de la mitología griega había entrado con esta fuerza en los moldes de la novela lírica y psicológica, fantástica y de aventuras. Madeline Miller nos ha regalado a una heroína atemporal que refleja todo lo que somos, una Circe esplendorosa para el siglo XXI. 






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