
Todo lo que sucede en los días de travesía por el Atlántico determinará, sin que puedan adivinarlo, sus años posteriores. Años de buscar ese sueño, ese gran sueño que todo emigrante lleva consigo cuando lo deja todo y se lanza a la aventura de empezar su vida de nuevo en otro país, en otra lengua y otra cultura.
He vivido un Nueva York sin rascacielos y sin asfaltar. Una ciudad fronteriza, insegura y peligrosa, llena de inmigrantes de decenas de nacionalidades distintas capaz de ofrecer todas las oportunidades y tratar a todo el mundo como esclavos. Una ciudad magnética donde todos son extranjeros pero todos comparten un anhelo común: convertirse en americanos, formar parte de eso tan enorme e intangible llamado América.
Como sucede con todas las novelas de Jordi Sierra i Fabra, tanto las juveniles como las de adultos, he pasado por esta como una exhalación. Su forma de escribir es como una locomotora a toda máquina. No te suelta. No te da respiro. Te agarra con fuerza la curiosidad y te lleva por donde quiere sin que se te ocurra decir otra cosa que no sea más, quiero más aventuras de estos personajes, por favor, que no se acabe este gran sueño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario