domingo, 2 de febrero de 2014

LA OTRA GUERRA



Este es un libro de fotografía. Y de testimonios. Las fotografías son obra de Miquel Dewever-Plana, un fotoperiodista francés que estuvo en Guatemala durante muchos años retratando la violencia, primero del genocidio maya de la década de los 80 y, más recientemente, de las pandillas o "maras" que han convertido el país en uno de los más peligrosos del mundo, con más de 18 asesinatos al día, de los que un 98% quedan impunes. Y los testimonios pertenecen a madres de hijos asesinados, policías, fiscales, psicólogos, y también a los propios integrantes de las pandillas, los "mareros", jóvenes tatuados que desde la infancia viven inmersos en una vida de violencia.

Verónica J., una trabajadora social de 32 años, describe la situación de esta manera:
"La violencia es un monstruo de mil cabezas, le cortas una y salen dos. Quitas la vida a un pandillero pero hay dos niños que sueñan con ocupar su lugar. Siento que todos los esfuerzos que realizan las organizaciones para la reinserción y la rehabilitación de esos jóvenes son como un grito en el desierto. Al final la voz se pierde y nadie la escucha. Porque, como dice Eduardo Galeano: "Se condena al criminal y no a la máquina que lo fabrica." Y esa máquina es la que ha provocado el conflicto armado, la que ha generado todas las injusticias sociales que alimentan la violencia familiar y, por ende, la que arroja cada vez más jóvenes a la calle. Una calle que, como única salida, tiene la cárcel o el cementerio."

Decir que este libro es una enciclopedia del horror sería lo fácil. Cogemos la palabra horror y hacemos de ella una máscara para ocultar la realidad que la sustenta. Cuando decimos "qué horror" estamos protegiéndonos de ello, poniendo distancia, susurrándonos a nosotros mismos que esa no es nuestra realidad, que nuestro contacto con ella es efímero, que dejará de ser real cuando cerremos el libro y dirijamos nuestra atención a otra cosa. Y no se trata de que Guatemala nos pille con un océano de por medio. Ni de que no sepamos cabalmente lo que significa la palabra pandillero. Ni violación. Ni impunidad. Se trata de la propia supervivencia. Quienes no hemos estado allí para verlo y sufrirlo en nuestra propia piel no podemos entender la magnitud de esa "otra guerra" que se libra en Guatemala. Sólo podemos asomarnos a una realidad que como mucho acertaremos a comprender superficialmente. Porque mirar al infierno a los ojos es un ejercicio peligroso. "El que lucha con monstruos debe tener cuidado de no convertirse él mismo en un monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti." Una cita de Nietszche con la que el autor abre el libro.

Hablar de la violencia en Guatemala es fácil. Lo difícil es adentrarte en ella. Mirar las fotos, una a una, de sus muertos. Mirar las fotos y leer los testimonios de sus supervivientes, de los hombres y mujeres a los que se adhiere el sufrimiento de sobrevivir. Mirar las fotos y dejar que ellas miren dentro de ti. Víctimas. Culpables. Todos luchando por sobrevivir en su mundo de violencia. 

Miquel Dewever-Plana

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