viernes, 6 de septiembre de 2013

Y LAS MONTAÑAS HABLARON

Después del buen recuerdo que nos dejó Khaled Hosseini con Cometas en el cielo en 2003 y Mil soles espléndidos en 2007, ha merecido la pena esperar seis años para poder disfrutar una lectura emotiva, tierna, entrañable, que se recrea en historias humanas y familiares de su país de origen, Afganistán, tan maltratado por años de invasiones. Primero la soviética, luego el dominio de los talibanes, que convirtieron la segregación y el maltrato a las mujeres en ley, por último la ocupación estadounidense que no ha mejorado sustancialmente la situación de los afganos.
El libro cuenta la historia de dos hermanos, Abdula y Pari, separados desde la infancia, cuando los lazos afectivos de la familia son tan fuertes, dando saltos constantes en el tiempo y en los escenarios que se reparten entre Kabul, París, California y de forma ocasional en Madrid.
Hosseini  vuelve a sus orígenes, se marcha, retorna, se distancia, se acerca, observa desde la cercanía y luego en la lejanía, recreando complejos personajes llenos de matices y sobre todo haciendo un retrato sentimental del protagonismo fundamental de la familia, que es el pilar más importante en que se apoya el pueblo afgano. Hosseini se siente en deuda con sus raíces afganas a pesar de que salió de allí con cinco años y pasó su adolescencia en París y luego estudió medicina en Estados Unidos, donde ahora reside. Tiene una Fundación de Ayuda Humanitaria para atender necesidades en Afganistán y sus libros son la  mejor contribución que puede hacer para dar a conocer la realidad de ese pueblo.
Inolvidable sus Mil soles espléndidos y esos dos personajes femeninos, Mariam y Laila, en una historia de amistad y solidaridad entre las mujeres, tan maltratadas.

1 comentario:

  1. La familia sigue siendo muy importante en la sociedad musulmana. En eso, entre otras cosas, deben ser un ejemplo para los occidentales aunque alguno se escandalice. El respeto a los mayores se está perdiendo entre nosotros y perdura entre ellos y eso lo refelajan bien los escritores musulmanes.
    Javier Vega.

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