lunes, 2 de septiembre de 2024

HIJAS DE LA NAKBA. VOCES DE MUJERES PALESTINAS

En toda indignación por algo ajeno hay un momento en que la emoción colapsa. Leo a menudo en redes sociales sobre la importancia de seguir hablando de Gaza, keep talking about Gaza!, dicen o exclaman o gritan los palestinos cada día, y noto cómo desde el 7 de octubre de 2023 hay un espacio reservado en mi cabeza para esta atrocidad en el que no entra nada más. Y leo libros sobre Palestina, uno al mes, y escribo reseñas, y apoyo las cuentas de periodistas y de la UNRWA que informan y denuncian desde el terreno, y dono dinero mensualmente y colaboro con Blackie Books en la edición benéfica de Quiero estar despierto cuando muera, de Atef Abu Saif, y doy la turra en redes sociales, y monto un pequeño rincón en la librería con libros variados sobre el tema, y los recomiendo, y veo series con P. sobre Palestina, y sigo pensando, diez meses después del inicio de esta represalia que rápidamente se convirtió en otra Nakba que inmediatamente se volvió un genocidio, que hay algo que se me escapa, que hay más cosas que se pueden hacer además de ir a poner el cuerpo, que hay más, mucho más que no estoy haciendo. 

Es un poco como ver a una persona que necesita ayuda, darle agua, llamar a una ambulancia, ayudarla en lo poco que puedes o sabes o imaginas, ver cómo se la llevan para cuidarla en condiciones, y quedarte desconcertado por un cruce de emociones, a años luz de la satisfacción de quienes dan para calmar su conciencia y muy cerquita de quienes sienten que cada vez que entran en contacto con quien sufre un pedacito de ese sufrimiento se queda con ellos. No hay nada que hacer con esa emoción. No es reciclable ni apenas compartible. Solo se apacigua con el movimiento, con volver a poner lo que uno pueda, el tiempo, el dinero, el cuerpo, con la utópica idea de contribuir a humanizar un poquito este mundo tan inhumano, o, al menos, ser un poquito más humanos nosotros y poder mirarnos en paz cada mañana en el espejo. 

Este libro de Ediciones El Salmón aporta una mirada diferente, más íntima, femenina, poliédrica, a la catástrofe que vive el pueblo palestino desde 1948. A través de las voces de diez mujeres palestinas, nos descubre la triple opresión a la que se enfrentan: la colonización israelí con sus mecanismos de apartheid y violencia constantes; la sociedad patriarcal palestina cuyo conservadurismo se endurece y radicaliza a causa de la ocupación; y la mirada occidental, racista, islamófoba y cómplice con sus opresores sionistas. 

Las mujeres son las guardianas de la memoria del pueblo palestino. En un momento en el que su supervivencia vital y cultural está más en peligro que nunca, sus voces son los pilares que apuntalan su legado. Para que no se pierda nunca entre los escombros de los bombardeos. Para que el dolor del genocidio no apague nunca su voluntad de resistencia. 

«La Nakba es un presente eterno», decía el poeta palestino Mahmoud Darwish. Y estas hijas de la Nakba buscan un futuro que pueda romper esta maldición. Un futuro que pueda cerrar esta herida cada vez más grande. Una herida por la que sangramos todos. 





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