lunes, 30 de septiembre de 2024

CUIDAR DE ELLA

Hay meses en los que no saco mucho tiempo para leer. Y leo despacio. Es otra experiencia. Cuando una historia te dura dos semanas la vives de una manera radicalmente diferente a cuando te dura tres días. Es el placer acostumbrado frente a la inmediatez de la adrenalina. Un café largo de sobremesa frente a un lingotazo. Yo, que no soy nada de alcohol pero suelo devorar libros, he disfrutado especialmente el viaje pausado que he emprendido con este. Uno de los mejores viajes del año, sin duda. 

Y eso que el libro avanza a toda máquina. Como su heroína.  
«Todo iba demasiado rápido. Viola, en el fondo, era futurista. Hablar con ella era conducir a tumba abierta por una carretera de montaña. Siempre volvía agotado, aterrado, exaltado, o una mezcla de las tres cosas».
Esto me ha recordado a esas personas, pocas, muy pocas personas, que te elevan, cuya conversación te aúpa a otro nivel de conciencia, de agilidad o de asombro. Te dejan un cosquilleo en la mente, una efervescencia a la que es muy fácil volverse adicto. 
 
«Quería mostrarte que no hay límites. Por abajo ni por encima. Toda frontera es una invención. Quien lo comprende molesta por fuerza a quienes inventan esas fronteras, y todavía más a quienes creen en ellas, es decir, más o menos a todo el mundo. Sé lo que dicen de mí en el pueblo. Sé que mi propia familia me encuentra extraña. Me da igual. Sabrás que vas por el buen camino, Mimo, cuando todo el mundo te diga lo contrario». 

Esta es una historia de dos almas de genio atrapadas por un cuerpo y una familia inadecuadas. Con el telón de fondo del fascismo italiano y su increíble capacidad para envenenar las relaciones más profundas, Cuidar de ella es una historia de amor arrebatado al margen de las convenciones entre un aprendiz humilde y una joven aristócrata. Transmite entusiasmo, inocencia y una pasión genuina por el arte y todo aquello que nos conmueve hasta cambiarnos la vida. Una belleza de novela. 




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