miércoles, 9 de diciembre de 2020

MUJERES DEL ALMA MÍA

Me unen a Isabel Allende pequeñas coincidencias, detalles intrascendentes, que han hecho que lleve casi cuarenta años sintiéndola muy cercana. La publicación de La casa de los espíritus coincidió con el nacimiento de mi hijo, corría el año 1982, y yo acababa de regresar de México. Afronté mi maternidad en solitario, después de una separación traumática, una situación difícil en la mayoría de los casos a no ser que se disponga de medios económicos o apoyos familiares, que no era mi caso.

La casa de los espíritus me gustó, y también su siguiente libro, De amor y sombra, los dos con el tema de la dictadura chilena como fondo, algo que aquí nos tocaba muy de cerca porque acabábamos de salir de una. Nos llamamos Isabel las dos, nacimos con cuatro meses de diferencia en el mismo año, nos declaramos agnósticas y pensamos de forma parecida en muchos ámbitos, sociales y políticos.

Su editorial presentaba sus libros en el hotel Palace, un lujo que se podían permitir por el éxito que cada novela suya cosechaba (hasta la fecha más de setenta millones de ejemplares vendidos, traducidos a cuarenta y dos idiomas). Me invitaban con frecuencia como librera y compartí mesa con ella en tres ocasiones en los años noventa, una de ellas coincidiendo con la muerte de su hija Paula en una clínica de Madrid, algo que me impactó mucho y que contó en uno de sus libros, Paula. El hotel Palace para mí tenía el atractivo añadido de que en su cafetería se reunían miembros de la Generación del 27 en los años treinta, y especialmente Pedro Salinas, que tenía al lado su despacho. Era un motivo más para no dejar de asistir a esas cenas, además de la preciosa cúpula.

Esta escritora, vilipendiada por muchos "eruditos" que han escudriñado sus defectos para condenar su escritura sencilla, en mi opinión tiene el valor de llegar de forma muy amena y comprometida a causas universales. Le han concedido el Premio Nacional de Literatura de Chile, el Hans Christian Andersen de Dinamarca, es miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras y es la escritora viva más leída en lengua española. 

Su último libro, Mujeres del alma mía, es un manifiesto feminista, con pequeñas anécdotas autobiográficas que le dan amenidad. Todas las historias, las de todo el mundo, son interesantes en mayor o menor medida, lo importante es saber contarlas. E Isabel Allende sabe hacerlo. Trabajó para la FAO, Organización de Naciones Unidas para la Alimentación en el Mundo y desde 1996 tiene la Fundación Isabel Allende de ayuda a mujeres y niños vulnerables.

Temas como la reclusión de toda la población japonesa en Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial me los descubrió ella en su libro El amante japonés. La odisea de los inmigrantes de América Latina que llegan a Estados Unidos la abordó en Más allá del invierno y la de los republicanos españoles que tuvieron que emigrar a Chile en Largo pétalo de mar.

En estas Mujeres del alma mía el tema es candente, cotidiano, nunca suficientemente divulgado porque los gobiernos no ponen suficientes medios y la ignorancia entre muchas mujeres en infinidad de países no permite que se luche suficientemente contra la lacra del machismo. Por eso es un libro necesario que estoy segura que muchas disfrutarán y muchos deberían leer.


No hay comentarios:

Publicar un comentario