jueves, 19 de julio de 2018

LEJOS DEL CORAZÓN

Los libros de Lorenzo Silva me reconfortan. Podría decir que me entretienen, que me emocionan o que me enseñan cosas que no sabía. Y estaría en lo cierto. Pero creo que esa sensación reconfortante es la más importante, la que más define mi forma de leer a este autor. 

Hay libros que me descolocan, que me expulsan de este lugar más o menos conocido desde el que me he acostumbrado a vivir mi vida y me arrastran a un viaje sin billete de vuelta. Hay libros que, a cambio de alguna certeza arduamente conquistada, me dejan varias dudas al borde de un abismo. En los libros de Silva, sin embargo, siempre me siento en casa. Tanto en sus novelas policíacas como, por ejemplo, en Música para feos, hay una brújula moral y emocional que marca el mismo norte que la mía. Y eso es tan raro. Tan raro como recibir una llamada y que sepan quitarte el peso entero de una jornada difícil con la entonación de una sola palabra. Tan raro como compartir cinco horas de coche con alguien y que los largos ratos de silencio no sólo no sean incómodos, sino que contengan más confianza e intimidad y paz que cualquier conversación. 

Pero, por supuesto, no sólo recomiendo los libros de Lorenzo Silva porque me hagan sentir en casa, sino porque son apasionantes. Y, en concreto, la serie protagonizada por los guardias civiles Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro no tiene desperdicio. 

Después de llevar a nuestros protagonistas hasta Afganistán en Donde los escorpiones, esta nueva entrega nos sumerge en la Bahía de Algeciras, un lugar donde la ley sólo es una referencia aproximada. Narcotráfico, inmigración, pobreza, paro, pateras, mafias que trafican con personas, con tabaco, con droga, y hasta con bitcoins. Cada uno intenta salir adelante como puede en un mundo en el que la moral se pliega a la posibilidad de un beneficio. Y como dice Chamorro: "De un modo u otro, esto vale para todo el país, incluidos sus dirigentes, o sobre todo ellos. Por eso te encuentras todos los días a gente con una excusa para infringir las normas".

Tenemos un secuestro. Tenemos una zona, el Estrecho, donde las fuerzas del orden no dan abasto para imponer la ley. Y tenemos a nuestros protagonistas, con sus pasados turbulentos y la intimidad a veces turbadora que comparten, dirigiéndose a intentar desenredar el entuerto en ese lugar fronterizo, lejos del corazón, donde nadie sabe nada y cualquier cosa es posible. 

Los libros de Lorenzo Silva me reconfortan. Los leo con el placer del que se reencuentra cada cierto tiempo con un viejo amigo y sabe, desde el primer abrazo de bienvenida, que la corriente subterránea de complicidad es más fuerte que el tiempo, la edad y los vaivenes de la vida. Son sencillos, transparentes y de una honestidad que me desarma. Son pequeños fuegos que han aprendido el difícil arte de alumbrar lo necesario sin llegar a quemar nunca. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario