jueves, 26 de julio de 2018

BELLEZA DORADA

Las preguntas que David Trueba se hace en el librito La tiranía sin tiranoque Óscar reseñó hace unos días vienen muy bien para hacérselas también en esta novela histórica que transcurre en dos épocas bien diferenciadas, a pesar de los pocos años que las separan: principios del siglo XX y los años oscuros del nazismo en la década de los treinta.

¿Cómo pudieron cambiar de forma tan drástica y dramática la vida de la gente unos gobernantes votados por la población alemana? El nazismo nunca será suficientemente estudiado, analizado, desentrañado, porque se sale de cualquier lógica humana, pero fue una realidad apoyada por millones de personas. Hoy estamos en una deriva mundial que da miedo, conociendo lo que pasó no hace tanto.

En 1886 nace Adèle Bloch-Bauer, una niña con una gran curiosidad en una familia de la burguesía vienesa. Su hermano apoyaba que Adèle pudiera estudiar, pero desgraciadamente murió siendo adolescente y en su familia, como en la mayoría de su época, no estaba bien visto que las mujeres estudiaran. Para escapar de las prohibiciones familiares, se casó muy joven con la condición de poder viajar a París y a aquellos lugares donde pudiera relacionarse con el arte.

Adèle era bella, rica, de ascendencia judía y muy brillante. Gracias a su interés por las vanguardias pictóricas conoció a Klimt, un pintor nada convencional, discutido y controvertido. Ejerció un gran magnetismo en una Adèle aún muy joven, y le pidió que posara para él en varias ocasiones. Tardó tres años en terminar el cuadro que la hizo famosa, en el que utilizó oro y plata, financiado por Ferdinand, su marido, que se convirtió en el mecenas del pintor.

Paralelamente, a partir de 1938 asistimos a los avatares de María, la sobrina predilecta de Adèle, heredera de ese cuadro maravilloso que alcanzó el segundo mayor precio que se ha pagado por un cuadro en la historia, 135 millones de dólares. En aquel año fue confiscado por los nazis y, muchos años más tarde, María, asesorada por un abogado amigo, consiguió ya como ciudadana estadounidense recuperarlo. 

Esta novela nos traslada primero a esa Viena maravillosa que tan bien describió Stefan Zweig, con sus tertulias en el Café Central y esa constante ebullición cultural, y luego nos va llevando por los entresijos de unos años difíciles, desde el lujo de la burguesía vienesa hasta ese terrible fracaso del fascismo.

Una historia apasionante y cautivadora que nos trae los ecos de los titulares actuales. ¿No hemos aprendido nada en tantos años transcurridos? Siento que estamos en un momento de retroceso inquietante, con tantos derechos perdidos por los más vulnerables, dominado por la falta de solidaridad de los gobiernos que fracasan a la hora de representar los intereses de la mayoría.



No hay comentarios:

Publicar un comentario