Es un clásico de la literatura escrita en catalán del siglo XX. Como telón de fondo, la Barcelona que recorre los años previos a la Segunda República hasta los años posteriores a la Guerra Civil. Muy apropiado para leer estos días en los que el país está marcado por la tragedia barcelonesa.
Esta novela de una sencillez inesperada empieza generando recelos. La narradora es la protagonista, Natalia, una muchacha sencilla cuya inexperiencia vital y la confianza en todos la hace aceptar un noviazgo y un matrimonio marcados por la violencia y la sumisión. Uno tiene que rebelarse ante historias de principios de siglo que, por su costumbrismo, están cargadas de los antivalores que ahora todos rechazamos.
Pero la novela de Rodoreda es más que un simple catálogo de anécdotas costumbristas que va narrando inocentemente un ama de casa. Con la profundidad de las imágenes que se van desgranando página a página, el lector va acertando a distinguir algo de la personalidad de sus personajes, especialmente de la narradora. Machismo, sumisión, vida cotidiana, revolución, guerra, pobreza, sufrimiento, desesperación y muerte son algunos de los elementos que van tejiendo un texto que termina siendo redondo.
El lenguaje, que de tan sencillo recuerda la oralidad de quien le cuenta la historia de su vida a una vecina, se va agarrando a la lectura y se convierte por su fuerza narrativa en un personaje más de la novela, con los titubeos, las repeticiones, las metáforas y las imágenes tan líricas empleadas por la narradora.
Firmada en 1960, esta novela puede pillarnos lejísimos en el tiempo, la historia que cuenta puede haberse quedado en un rincón de la memoria que ahora pocos queremos recordar, puede hacernos rememorar tragedias antiguas que ha vivido este país, tragedias que nada tienen que ver con las tragedias actuales pero que quizás también estuvieran marcadas por la sombra del radicalismo. Todo esto es posible, pero como clásico que es, es necesario que nos asomemos a sus páginas para entender, en primera persona, un momento de la historia de nuestro país que todos tenemos la enorme tentación de olvidar.
Muy acertada reseña, como siempre... , dan ganas de releerlo (o de leerlo por primera vez...)
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Jaime!
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