La palabra escuela viene del griego scholé, que significa "ocio". Sí, ocio, todo aquello que hoy en día asociamos con cosas que se hacen fuera de la escuela para, en cierto modo, compensar a los alumnos por sus esfuerzos en ella. Sin embargo, los griegos pensaban que "las horas de estudio son tiempo de recreo para uno mismo, frente al trabajo, que te pone al servicio de un amo o del dinero". Recuperar la educación como recreo, como ocio, ¿y si hiciéramos caso a los griegos?
Un investigador violento y perspicaz que no abandona su búsqueda pese a las presiones. Secretos turbios que después desearía no haber descubierto. Un desenlace perturbador en el que la identidad del asesino se confunde con la propia. No, no es lo último de Jo Nesbo, es la historia de Edipo Rey, quizá el primer noir de la historia de la literatura.
"El peor enemigo de los prósperos es la envidia (en latín, "mirar mal"), pues consiste en la tristeza por los bienes que no nos pertenecen, que siempre son la gran mayoría". Ya lo decía Epicteto. Y legiones de políticos llevan un par de milenios olvidándose de esta advertencia del sabio griego en cuanto llegan al poder.
Al leer este libro, pienso que, hoy en día, Marco Aurelio tendría miles de seguidores en Facebook. Sus reflexiones cortas sobre aspectos universales de la condición humana, al igual que las de muchos escritores de la Antigüedad, siguen plenamente vigentes para muchos. Son millones los que disfrutan escribiendo, leyendo y opinando sobre la libertad, el amor, la política, la historia, el futuro o el trabajo. Son los Marco Aurelios desconocidos de nuestras redes sociales. Con ellos aprendemos a pensar, a discutir y a sentirnos interpelados por mentes que no siempre se parecen a la nuestra. Fulanito de Lucena opina sobre la barbaridad que supone la pasión taurina y ya tenemos debate para el aperitivo de la cena de Nochevieja. Menganito de Hondarribia denuncia la falta de recursos educativos para los niños con altas capacidades y todos los profesores y las madres y los padres con hijos tendrán algo que decir (y defender) al respecto. Antes, los artículos de pensamiento estaban en columnas de periódicos. De hecho, aunque cada vez menos gente lea ya la prensa, siguen estando. Y de ahí, precisamente, vienen los textos de Irene Vallejo que componen este libro: columnas de prensa que comentan temas actuales desde la perspectiva de la tradición greco-latina. Alguien habló de nosotros hace varios miles de años, alguien mucho más parecido a nosotros de lo que podemos imaginar, y todavía estamos a tiempo de escucharlo. O leerlo, a través de la mirada calmada, delicada y precisa de Irene Vallejo.
Este es un libro para leer a sorbos cortos, como el té. Lo abro al azar una tarde tranquila en la librería y me dejo llevar al pasado a través del presente: a Edipo a través de la novela negra o a Epicteto por los vericuetos de la envidia. Es una delicatessen para gourmets del pensamiento finamente hilado y, a la vez, una fuente riquísima de material para enseñar a alumnos de secundaria a conversar de la mano de Cicerón y a pensar argumentando. Y también, es un sutil antídoto contra la ignorancia y los muros que esta levanta en todas partes del mundo, muros que no salvan a nadie y sólo protegen del conocimiento.
Irene Vallejo |
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