Desde el privilegio que supone estar ante decenas de chicos adolescentes varias horas al día cada día, me pregunto muy a menudo cómo puedo hacer para conseguir que se conviertan en mejores personas: seres con pensamiento crítico, ideas propias y opiniones con un punto de partida profundo, de amplias miras y respetuoso con el mundo. Es casi más importante para mí servir como ejemplo de todas estas cosas que como mera transmisora de unos conocimientos que, hoy en día, están al alcance de un click.
Personalmente, me posiciono desde la justicia y el feminismo. Mis alumnos saben que me rijo por ideas de igualdad entre todas las personas. Y desde esa convicción doy mis clases. Y los trato con el mayor respeto del mundo, deseando interiormente que también ellos busquen ese ideal de igualdad y respeto en su día a día y para sí mismos y su entorno.
Parece que Chimamanda Ngozi Adichie también se rige por este principio fundamental, el del feminismo. Lo hemos visto en sus novelas y sus manifiestos feministas y nos congratulamos con la publicación en castellano de este pequeño librito, del estilo de Todos deberíamos ser feministas, en el que la autora nigeriana enumera quince sugerencias para educar en el feminismo. La excusa del libro es la petición de una amiga de que le enseñe a educar desde el feminismo a su hija recién nacida. En la introducción del libro la propia Chimamanda dice que ella misma intentará seguir estos consejos en la crianza de su hija.
Chimamanda Ngozi Adichie |
Todos deberíamos ser feministas y todos deberíamos educar en el feminismo. No hacer distingos de género ni en los trabajos, ni en las aficiones, en los modos de vestir ni en las tareas a realizar. En palabras de Adichie, "saber cocinar no es un conocimiento preinstalado en la vagina". Además, para educar en el feminismo hay que evitar los feminismos light que siguen manteniendo un sometimiento velado al patriarcado. Educar en el feminismo significa educar en la plenitud, en el reparto de responsabilidades entre mujeres y varones, en el fomento de la lectura, en el cuestionamiento del lenguaje, a través del cual se nos escapan ideas y prejuicios aprendidos y heredados. Educar en el feminismo es desechar la vergüenza a la sexualidad o al desnudo instalada en muchas mujeres desde generaciones, y no legársela a nuestros hijos. Educar en el feminismo es aprender que feminismo y feminidad no se excluyen y transmitírselo así a los que vienen. Educar en el feminismo es, en definitiva, educar en el respeto, en la igualdad y en el sentido común.
Con un lenguaje fresco, directo y cargado de anécdotas personales, Chimamanda le da a su amiga Ijeawele y a todos los padres del mundo las mejores sugerencias para criar y colocar en la sociedad a ciudadanos plenos, libres, amables y con una marcada conciencia de que a pesar de que las diferencias existen, hay que tender siempre al acercamiento. Este librito, con una marcada ambientación nigeriana, tiene la extraordinaria cualidad de trasmitir un mensaje universal.
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