El piano es el mar, y su voz, la barca que nos lleva. Cada canción es una isla distinta, exuberante e inexplorada. De una belleza profunda y generosa que hace llorar de agradecimiento. El piano es su mar, pero cuando llega su canción, la canción escrita por ella, canta a capela y de repente volamos con ella por encima de las olas, por encima de los miedos y de los pájaros negros.
Hacía años que no sentía tanta emoción a flor de piel en un concierto. Tanta admiración por su voz, ¿cómo es posible ese talento? ¿Cómo lo hace? Y tanta admiración, también, por regalar a su público de una forma tan bonita y generosa estos poemas de las poetas de la generación del 27. Elisabeth Mulder, Concha Méndez, Margarita Ferreras. Pilar de Valderrama, Carmen Conde, Josefina Romo. Mujeres casi siempre olvidadas o directamente desconocidas que escribieron una poesía digna de estar en todas las antologías de sus compañeros de generación varones. A la segunda canción pensé: yo tengo que hacer algo con esto. Algo en la librería, una sección con libros de estas mujeres, y, por supuesto, con el CD de este concierto, con las poetas que han renacido en la voz espectacular de Sheila Blanco.
Y aquí está. Un altarcito para las poetas del 27. Un homenaje a un concierto que me las ha redescubierto. Un gracias emocionado a una cantante que nos lleva en su barca a islas de belleza.
Qué buena iniciativa, y genial que vendáis el disco también. Precioso homenaje :)
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