lunes, 4 de enero de 2021

MANIFIESTO POR LA LECTURA

Hay tantos motivos para leer como motivos para no hacerlo. Ser librero es abrazar con devoción los primeros y aprender a respetar los segundos. A respetar y a no cejar nunca en el empeño de seducir sibilinamente a los que no leen con nuestro entusiasmo, alimentado día tras día con nuevas lecturas que nos abren las puertas de vidas siempre insospechadas. Hay muchas formas de seducción posibles. Y este manifiesto por la lectura es de las más irresistibles que han caído en mis manos en mucho tiempo. 

Irene Vallejo tiene una forma elegante y pausada de estar en el mundo. Transmite entusiasmo con una facilidad encantadora y no tiene que esforzarse mucho para atraer a cualquiera a la magia de sus palabras. No sé lo que es, en realidad. No sé qué extraña mezcla de fragilidad y pasión, de sencillez y resistencia, consigue este extraño sortilegio. Pero cuando uno la escucha se siente reconfortado y admirado. Y convencido de que las palabras, sobre todo si las pronuncia ella, no pueden ser sino un "hechizo cargado de futuro". 

La poesía y la belleza son los mimbres con los que está hecho este manifiesto por la lectura, por una forma de vivir que con cada libro cambia y se enriquece: la única forma que los lectores conocemos e imaginamos. En los libros aprendemos que lo imposible debe ser soñado para convertirse en realidad. Sin sueños no seríamos capaces de amar, de aspirar a algo mejor, de superarnos, de tratar de alcanzar algún tipo de felicidad. Sin sueños sólo aspiraríamos a lo posible y nuestra vida estaría cerrada a cal y canto por la estrechez de la realidad. Sin sueños no podríamos vivir como vivimos. Y no se me ocurre medio guardián ni mejor medio de transporte para los sueños que los libros. 

"Los libros son albergues de la memoria, espejos donde mirarnos para poder parecernos más a lo que deseamos ser. Estos frágiles universos son nuestra fortaleza". Hay tantos motivos para leer como motivos para no hacerlo. Pero leyendo a Irene Vallejo, uno rápidamente se olvida de los segundos y llega a preguntarse, con genuino asombro, si en realidad alguna vez existieron. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario