lunes, 3 de agosto de 2020

POLO DE LIMÓN

¿Hace cuánto tiempo que no te comes un polo de limón? ¿Que no mordisqueas despacio sus placas de hielo y te recorre por el espinazo un relámpago de frescor? ¿Que no pasas las vacaciones de verano sin mirar el reloj ni el calendario, derrochando el tiempo como si no fueras un mortal asalariado? ¿Hace cuánto tiempo que no estás lo suficientemente vivo como para disfrutar de no hacer nada? ¿Que no pasas los días sin teatralizarlos en Instagram o escupirlos en Twitter? ¿Que no te sientes tan aquí y ahora como en aquellos veranos eternos de la infancia?

Si hace tanto tiempo que ya apenas lo recuerdas, no te preocupes. Aquí está la cura. Este libro está pensado para leerlo a lametazos, a la sombra de una palmera mientras el rumor de las olas y de los grillos te mece en el dulce sopor del verano. Y si no tienes ni palmera ni olas ni grillos, no te preocupes. Tú pon el calor, que Íñigo Domínguez te pone el resto.

Me encanta el tono de Íñigo Domínguez en estos artículos, ese aire de burla tierna en cada reflexión. El humor campechano y esa bonhomía con la que admite, con mirada de niño, que a sus cuarenta años escasos no puede evitar contar sus batallitas como cualquier abuelo cebolleta. Por momentos, me recuerda un poco a las crónicas viajeras de Ander Izagirre o de Enric González, y a la jocosidad de Sergio del Molino. La ironía parece siempre a punto de despuntar en una breve carcajada, casi resoplido, y cómo mola ir por el mundo con esa actitud tan disfrutona. No sé quién es Íñigo Domínguez, aparte de un periodista enamorado de Italia que escribe cosas sobre la mafia. Pero me lo imagino ya inspirado antes del primer café, quitándose las ideas de encima como otros nos quitamos las legañas.

Íñigo Domínguez
Ocurre pocas veces, y siempre es una pequeña epifanía: encontrar un escritor que te cuenta esas cosas que apenas llegabas a intuir mucho mejor de lo que tú las hubieras podido expresar nunca de haberlas tenido presentes. Y sobre todo, el tono. Ese tono ágil e irónico que parece dar saltitos en una esquina del ring subiendo y bajando los brazos, diciendo vamos, ven aquí, diciendo no tengas miedo, va, si esto es un juego. Y es que es verdad. Su escritura es un juego. Un juego al que voy a querer jugar muy a menudo a partir de ahora.





3 comentarios:

  1. Gracias, no sabía que Íñigo Domínguez había sacado un nuevo libro :) Sus crónicas en El País son una maravilla, y sigo también sus colaboraciones en la SER, que son geniales. Mucho humor y elegancia. ¡Saludos!

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  2. Nosotros lo descubrimos con este libro y la verdad es que es para leer y releer. Por la ligereza y esa filosofía juguetona y elegante que desprende. ¡Abrazo!

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  3. Pues os recomiendo "Mwditerráneo descapotable", de hace unos años. Es genial :) ¡Un abrazo!

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