Sevilla, mes de julio, ola de calor. El asfalto abrasado se pega a las zapatillas de los agentes mientras un asesino se dedica a matar a mujeres embarazadas. ¿Venganza personal? ¿Locura transitoria? ¿O un fanático que no soporta la idea de que las mujeres puedan ser madres como quieran?
Con capítulos cortitos y directos como puñetazos empieza esta novela impecable de Susana Martín Gijón que plantea temas importantes y muy actuales en torno a la maternidad, y que me ha tenido sentado al borde del sofá cuatro días de calor castigador que apenas he notado.
¿Cómo puede una elegir entre el sueño de ser madre y el de una vida junto a la mujer de la que está enamorada? ¿Cómo alguien puede ver con malos ojos que una mujer quiera ser madre sin necesidad de un hombre a su lado? ¿Cómo la inseminación artificial puede seguir siendo en el siglo XXI "uno de esos temas de mujeres de los que es mejor no hablar"?
La investigación policial dirigida por la inspectora Camino Vargas (jefa accidental, cabezota, disfrutona, brusca y arrolladora) va sorteando estas preguntas en un circuito de pistas falsas en el que también se cuelan la ideología y la política. El aborto y la maternidad elegida en solitario son opciones todavía intolerables para muchos hombres, entre otros motivos porque dan un poder a las mujeres que ellos nunca tendrán. Y todo en una Sevilla que bulle de calor y de actividades nocturnas y sugerentes, que revolotean tentadoras alrededor de los agentes como ideas y promesas que no se atreven a posarse.
El verano es ligereza. Y esta novela es justo lo que cualquier amante de la novela policiaca necesita: una buena historia que acelere las horas y te dispare los niveles de adrenalina.
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