Acabo de terminar este libro, la última narración de Mia Couto, el más internacional de los escritores mozambiqueños, una fábula misteriosa y fascinante en la que relata la situación de las mujeres en Kulumani, una aldea africana. Desde diferentes miradas, tres han sido mis lecturas: la primera, personal, ávida de conocimiento, de sabiduría, de curiosidad por todo lo que acontece a mis semejantes; la segunda, profesional, en mi calidad de librera; la tercera, la del feminismo, a través de la que investigo y analizo la evolución e involución que por desgracia va acompañando a la conquista de los derechos humanos que las mujeres todavía no han logrado en gran parte del mundo.
La novela de Mia Couto me ha dejado un poso amargo a pesar de la belleza de su literatura debido a esa realidad que nos trasmite, la brutalidad que emana mayoritariamente de la ignorancia, de la violencia de tantos hombres que siguen creyéndose dueños de las vidas de las mujeres para ensañarse, abusando de forma cruel y machista. ¿Algún día acabará esta lacra? Bestialidades como la de coser la vagina de sus mujeres cuando se tienen que ausentar, provocando infecciones que las llevan a la muerte, o abusando de sus hijas como si eso fuera un derecho de paternidad... Es la historia cotidiana, todos los días en todos los países del mundo, en unos más que en otros, la violencia que no cesa contra las mujeres, asesinatos, violaciones, maltratos... ¿Cuándo las mujeres serán conscientes del poder que tienen para exclamar ¡BASTA YA!? Siento dolor al pensar que desde mi adolescencia (y han pasado ya más de 50 años) llevo en mi alma la lucha por la defensa de los Derechos Humanos y constatar que, aunque se han conseguido avances, queda tanto camino por recorrer.
Mia Couto, poeta y uno de los más conocidos escritores mozambiqueños, ha sido traducido a seis idiomas. Estudió medicina y biología y dirigió la revista Tempo, el Diario de Noticias de Maputo y la Agencia de Información de Mozambique. Ha sido galardonado con premios por el conjunto de su obra como el Virgilio Ferreira en 1999 (equivalente a nuestro premio Cervantes), el Premio Camoes en 2013, y en 2014 el Internacional Neustadt de Literatura, premio bienal patrocinado por la Universidad de Oklahoma (USA) y la revista World Literature Today.
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