jueves, 26 de enero de 2017

LA CASA DE LOS ERIZOS

Hace tanto frío que los erizos tienen que marcharse. Ya apenas sienten sus puntiagudas narices y "sus estornudos se congelan antes de explotar". Les da mucha pena abandonar su hogar y a sus vecinos pero la nieve es implacable con sus pequeños cuerpecillos. El señor y la señora erizo con sus nueve hijos recorren bosques y prados buscando un hogar pero en ningún sitio hallan refugio. Ni en la madriguera del topo, oscura y asfixiante, ni en el nido de la cigüeña, inalcanzable para sus diminutas patitas. Hasta que un día tropiezan con una construcción metálica abandonada con una extraña chimenea horizontal. Está un poco destartalada pero con una alfombra por aquí, unas cortinas por allá y un poco de orden general, en un plis plas la transforman en un hogar de verdad. Un hogar donde pasar calientes el invierno.

Al poco, el señor erizo se entera de que hay otras casas como la suya habitadas por humanos y decide ir a buscarlas para ver si son tal y como se las pinta el señor caracol, que dice haber vivido sobre una durante un tiempo. Al encontrarlas se da cuenta de que de sus chimeneas sale más humo del acostumbrado. Tal vez estén preparando un delicioso banquete. Qué envidia de casas rodantes, piensa el erizo. Ojalá su casa se pudiera mover así. Y mientras piensa en los lugares que podría visitar con una casa como aquellas, oye un terrible estruendo y el mundo desaparece. 

Cuando puede volver a abrir los ojos, ve horrorizado cómo de las chimeneas sale fuego en vez de humo y cómo ese fuego provoca chillidos, incendios, caos y destrucción. El señor erizo huye despavorido de esos locos humanos que utilizan sus casas para destruir otras casas, en lugar de para ser felices. Todavía tiembla del susto cuando llega a su nuevo hogar, aquella casa abandonada con su chimenea apagada para siempre, y suspira por fin, tranquilo, al encontrar a la señora erizo leyéndoles un cuento a sus nueve hijos. Cuando estos le preguntan si ha encontrado las casas rodantes de los humanos, el señor erizo les responde: sí, parecen muy listos, pero crean maravillas que luego no saben usar. 




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